20

4.1K 261 10
                                    

Malena

Pasé una mano por mi pelo y me crucé de piernas tipo indio. Giré mi cabeza y vi a Valentin acostado junto a mí, mientras observaba el cielo y se perdía en la noche estrellada.

Miré para el suelo pensando un poco todo lo que me estaba pasando, el lunes ya tenía que volver al colegio porque sino no me daban las faltas hasta que termine el año.

Se acerca Bariloche y yo en lo único que puedo pensar es en las pocas ganas que tengo de ir. Cuando empezaron a pagar el viaje estaba en tercer año, era todo más distinto.

Empezas a salir a jodas con alcohol y drogas, parece todo muy divertido, y lo es. Pero creo que en estas vacaciones de invierno mi forma de ver la vida cambió un poco. Es decir, siempre la vi igual de fea e injusta, pero nunca pensé que no me entusiasmaría salir un rato a ranchear con amigos.

Me apagué, hace mucho lo hice, pero todavía yacía esa mínima luz en mí que hacía que todo mi ser se ilumine.

Todavía sigo sin saber quien fue el culpable de que esto pasara, seguramente yo. Tenía tantos asuntos para resolver en mi cabeza que no sabía como solucionarlos, ni siquiera sabía que era lo que tanto me afectaba.

Detesto no entenderme, no poder tomar las riendas de mi vida sin que mis malos pensamientos se apoderen de todo, y se interpongan en mi camino para cada decisión que quisiera tomar, era horrible.

Fue una etapa por la que ya había pasado, pude salir, aunque sigo sin saber como. Está vez me sentía peor, más sola que nunca. Aún sabiendo que al lado tenía una persona como Valentin, que a pesar de no conocerlo hace tanto tiempo, logró darme una confianza distinta a la de los demás.

A veces me llevaba a pensar que solo me quiere garchar, o que soy parte de un jueguito suyo. Pero después pasan situaciones tales como las que estoy viviendo ahora, y me hacen entender que no todos los hombres son iguales de forros que los que había conocido.

Lo miré otra vez, sabía que entre medio de mis líos podía hacerlo mierda, no se lo merecía, realmente tenía un gran corazón.

Suspiré teniendo un nuevo problema interno, lo que hizo que el castaño girase su cabeza para verme, hizo una media sonrisa que me relajó hasta la última parte de mi alma, cuando sonreía sentía que todo se podía solucionar.

Extendió su mano, la tomé y al instante me acosté a su lado. Teníamos los dedos entrelazados, mientras nos mirábamos transmitiéndonos hasta el último sentimiento que podríamos llegar a tener el uno por el otro.

Con mi otra mano, la llevé a mi frente para frotarla fuerte intentado desprender todos los pensamientos feos, para poderme focalizarme y disfrutar el momento, sino sabría que después me arrepentiría de no haberlo hecho.

-¿Que pensas tanto?- Cuestionó mirándome y sacando la mano de mi frente. Tomó una de mis mejillas y giró mi rostro para volver a chocar miradas.

La tranquilidad que había en el ambiente, y la paz que me transmitía Valentin con esos ojazos celestes, me hacían creer que todavía tenía un mínimo de suerte, y no todo estaba tan perdido como lo imaginaba.

Me hundí de hombros tras no saber que responder, creo que no todo se puede expresar siempre con palabras.

Asintió aunque sabía que en el fondo no me creía en lo absoluto.

Escuché unos pasos en las escaleras que llegaban a donde estábamos. Se abrió la puerta que permitía el acceso a la terraza, y detrás de ella salió Tobias, mi hermano.

-Mmm, a comer- Habló mirando la situación en la que estábamos con el castaño, asentí mientras se me venían 1001 flashback cuando éramos chiquitos con mi hermano, nos llevábamos tan bien y éramos muy unidos. No sé que nos paso, supongo que la vida, ¿no?

Vi al castaño como ponía sus mejillas un poco rojas y se escondía en mi cuello. Sentía su respiración y perfume tan cerca que hacía que todas mis hormonas se revolvieran.

-¿Queres ir?- Pregunté intentando que me miré, no hubo caso, ya que parecía no querer salir nunca de su escondite.

Era una cena familiar de la cual no le había avisado, estaban todos, incluso los molestos de mis primos que no sabían hacer chistes de otra cosa que no sea su carrera, nadie entiende tu humor académico Francisco cerrá el acote.

Era entendible si no quería bajar, ni siquiera mis papás lo conocían, no sabía ni como presentarlo.

"Hola este es mi amiguito Valen que está re lindo pero lo mantengo en secreto porque soy una cagona de mierda" pensé mientras actuaba una especie de presentación ante la mesa en mi cerebro.

-Como quieras- Respondió mientras se tiraba a un lado nuevamente. Lo miré otra vez, tenía un perfil tan lindo, el pelo todo revuelto, y esos faroles azules que brillaban aún más bajo la luz de la luna.

Me senté pensando un poco que hacer, y cuando oí mi panza gruñir, entendí que ella misma había tomado una decisión por los dos.

Me paré y le extendí mi mano para ayudarlo a levantarse. Una vez de pie, nos dirigimos a la puerta para empezar a bajar las escaleras en medio de chistes sin sentido alguno.

Paramos nuestras risas cuando llegamos al final de los escalones, logrando que todas las miradas se fijen en nosotros, todos se callaron. El silencio inundó la sala hasta que el novio de mi hermano, Lucas, habló intentando relajar el ambiente.

-Buenas- se acercó a saludarnos. Poco a poco empezaron a venir todos. Giré mi cabeza disimuladamente, viendo que Valentin estaba más rojo de lo habitual. Ahogué una risa con mi mano viendo como el castaño ladeaba su vista hacia mí, callándome instantáneamente con la mirada.

Una vez que todos nos saludamos entre todos, nos sentamos en la mesa y empezó la cena familiar tan poco esperada por mi parte.

Valentin aprecia llevarse mejor con mi familia que yo misma, mis tías chismosas y mis tíos que con suerte me sabía los nombres, lo adaroban. Es que igual, que ser humano que tenga un poco de coherencia mental le caería mal el ojiazul este.

Puso una de sus manos en mi pierna mientras seguía comiendo y charlaba con todos los presentes. Sonreí un poco sintiéndome más segura, desconozco tanto a todos los que estaban sentados alrededor mío, que hasta a veces sentía que me juzgaban.

Valentin nuevamente, lograba darme la paz mental que tanto necesitaba.

Abstraído; WosWhere stories live. Discover now