3. Charco de sangre

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Maddie

Suspiré frustrada y nerviosa. Anna estaba actuando más extraño de lo normal y eso me estaba preocupando. Y asustando.

La forma en la que me miró, cómo me habló. Esa sonrisa siniestra...

Bueno, creo que estoy siendo paranoica, la película debe estarme afectando.... sí, eso debe ser.

Ahuyenté esos pensamientos de mi cabeza -últimamente estoy pensando demasiado- y me dirigí a los gabinetes, ubicados debajo del lavado, tomé una funda plástica y me arrodillé delante del desastre de vidrios esparcidos por el suelo.

Empecé la labor de recoger los pedazos de vidrio mojados con cuidado de no cortarme, pero lamentablemente no tuve el suficiente cuidado, ya que en un momento de torpeza -suelo tenerlos muy seguido- resbalé con el agua derramada, todo por querer cambiar de tal incómoda posición, mi costado derecho cayó sobre los trozos de vidrio, siendo mi brazo derecho el amortiguador de la caída y recibiendo heridas punzantes de primer grado.

Pude ver la sangre mezclarse con el agua antes de salir corriendo de la cocina.

La sangre caía como cascada desde mi brazo hasta el suelo durante todo el camino hasta el baño en el segundo piso.

Tal vez esté exagerando, pero así se sentía.

Cerré la puerta detrás de mí, sintiendo mis mejillas mojadas. No me había dado cuenta de que estaba llorando. Cerré los ojos con fuerza y un minuto después los abrí para mirar con detenimiento mi brazo.

Se veía horrible. Tenía incrustado pedazos y fibra de vidrio por todos lados. También tenía diferentes tonalidades de morado y rojo, haciéndole verse mallugado y no dejaba de arder. Aparte de que dolía como el infierno.

Abrí el grifo del lavado para limpiar con el agua la sangre derramada por todo mi brazo.

Miré al suelo un momento y vi que había un charco de sangre que se expandía y manchaba mis zapatos. Estaba más que segura que esa no era mi sangre.

El pánico se hizo presente en mi cuerpo acompañado del miedo, paralizándome.

¿De dónde rayos salió esa sangre?

Me había olvidado por un momento de mi brazo sangrante, pero no del todo.

Recargué mi cuerpo en la pared al lado de la puerta y de repente escuché gritos de horror por toda la casa.

¿Quién estaba allá abajo y estaba siendo torturado? Tuvo que habérsele desgarrado la garganta como mínimo.

Me sentía indefensa y débil. Mi corazón martillaba en mi pecho amenazando con querer salir y escapar de allí lo antes posible, y yo quería hacerlo también, pero me detenía el hecho de estar casi haciéndome arriba del miedo.

Se cortó la luz eléctrica en un abrir y cerrar de ojos.

La casa no está tan sola como pensaba.

Está de noche y a penumbras.

Había estruendosos gritos de tortura, de no sé quién, que hacían eco por toda la casa.

Y esa sangre misteriosa que salió de no sé dónde.

¡Es la escena perfecta de una película de horror cuando el personaje menos esperado muere!

¡No quiero morir!... y por alguna extraña razón siento que eso es justo lo que pasará.

Mi respiración se aceleró haciendo a mi pecho subir y bajar irregularmente.

Cierro mis ojos un momento para tomar una respiración profunda e intentar calmarme.

Intento fallidamente sacar los pedazos de vidrio que están dañando la sensible piel de mi brazo, cuando escucho los gritos cesar y pasos lentos pero firmes provenientes del pasillo del otro lado de la puerta.

Retengo la respiración y cierro los ojos esperando lo peor, sin saber muy bien por qué.

Los pasos se detienen y siento la puerta abrirse al lado de mí, mordí mi labio inferior con fuerza para no largarme a llorar mientras trataba de convencerme a mi misma de que todo esto era una simple pesadilla.

Pero lamentablemente no lo era...



Mi hermana es una psicópata ©Where stories live. Discover now