25. Psicópata

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Anna

''La muerte es tan segura que te da una vida de ventaja''.

Analicé la frase, leyéndola una y otra vez, pero nada productivo llegaba a mi mente, nada positivo.

Me aburrí y me fui.

Mi casa aún estaba rodeada de esas cintas amarillas con grandes letras negras que dicen: ''Prohibido el paso, zona restringida''.

Obviamente, luego de los sucesos de esa noche y las declaraciones, no hay nada que pueda incriminarme de ninguna manera remota. Sin embargo, no estaba satisfecha, no tenía paz y aunque está lejos de mi alcance, es lo único que deseo.

Pero, ¿cómo consigo obtener paz si cargo conmigo una culpa tan grande?

Entré a la casa, observé la sala y el pasillo que lleva a la cocina -territorio marcado como ''escena del crimen''- y sentí mis ojos cristalizarse. Pestañeé varias veces para alejar el ardor.

Me sentía tan vacía, tan sola.

Subí las escaleras lentamente y sin prisa alguna. Cuando llegué al segundo piso miré con detenimiento las puertas del pasillo. Caminé hasta mi objetivo: la habitación de Maddie.

Al entrar pude sentir su esencia al instante. Era tan pura y delicada. Con su estilo de chica aplicada pero demasiado sociable y confianzuda; muy intelectual y madura, pero tan ingenua a veces; con estanterías llenas de libros y complejo de novelista experta, pero de la vida real no tenía ni la menor idea. Su aroma estaba impregnado en el aire, una combinación de cítricos y miel, una fragancia sutil y algo empalagosa. Tan ella, tan Maddie.

La extraño tanto.

Un sollozo se escapó de mis labios y nuevamente las lágrimas amenazaron con salir. Me sentía tan enojada y molesta conmigo misma.

-Todo es tu culpa.

-Lo sé.

Caminé a través de su cuarto y me detuve en su closet, lo abrí y toda su ropa y zapatos estaban en su respectivo lugar.

Ella era tan ordenada.

Giré sobre mis talones y caminé hasta la esquina de la habitación, donde se encontraba su pequeño escritorio. Tenía muchos papeles y artículos de oficina.

¿Para qué necesitaba todo eso?

Seguí observando folders y manuscritos hasta que algo llamó mi atención en particular: su diario.

Lo tomé y contemplé por unos momentos antes de abrirlo. Es extraño, pero sentía que, si lo conservaba, era como tenerla aún conmigo.

Lo abrí en una página al azar y lo que leí me sorprendió... bastante:

''Tragedia''

19 de junio, 2012.

Reservada. Esa es la única palabra capaz de describir a mi hermana mayor. Siempre está sola, aunque tengo la sutil sensación de que en realidad no le gusta estarlo, pero esa sensación se va cuando recuerdo que a ella no le gusta estar conmigo. De hecho, dice detestarme, pero sinceramente creo que miente. A ella no le gusta -por una extraña razón- que entre a su habitación, -siempre he creído que oculta algo-. Tampoco le gusta jugar conmigo y mucho menos acompañarnos a mí y a nuestra prima, Ashley, a hacer, lo que sea que hagamos.

Pero vamos a comenzar con las razones por las cuales le temo a mi hermana:

Indicios: pequeñas cosas y detalles que nos llevan a un gran descubrimiento.

Mi hermana es una psicópata ©Where stories live. Discover now