16. ''Anna debe sufrir'', ''Anna debe morir''

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Maddie

Mamá aparcó el auto frente a nuestra casa y segundos después salió de él casi al mismo tiempo en que Anna lo hacía.

No estoy lista para entrar ahí aún.

Ambas empezaron a alejarse del auto, pero al darse cuenta de que yo ni siquiera había salido de él, detuvieron el paso, giraron sobre sus talones y me miraron a través del cristal a medio bajar de mi asiento.

-Maddie, cielo... ¿no vienes? - me preguntó mamá con voz suave y melodiosa.

Asentí levemente. Quité el seguro de la puerta para luego salir del auto y cerrarla detrás de mí.

Llegué hasta donde ellas se encontraban y juntas caminamos a través del jardín hasta la entrada de nuestra enorme y sutilmente remodelada casa.

Ya en la puerta de entrada mamá entró la llave en el cerrojo, lo giró y la abrió completamente para dejarnos entrar a Anna y a mí primero.

Al llegar a la sala de estar sentí como una oleada de recuerdos de esa noche me golpeaba y aturdía. Me sentí mareada por un minuto y tuve que contener la respiración. Anna se paró a un lado de mí y mi cuerpo empezó a temblar, mis piernas me fallaban, pero supe disimularlo. Mi piel se erizó al igual que el vello de mi nuca.

Ella está aquí.

Efectivamente. Ashley se paseó lentamente observando la situación divertida. Sonreía con todos sus blancos y brillantes dientes que se creían perlas pulidas.

Mi cuerpo recibió una sacudida.

Ashley tiene ese efecto en mí. Con solo sentir su fantasmal presencia mi cuerpo tiembla como si la embocara.

- ¿Lo recuerdas, Madison? – me preguntó Ashley mirándome fijamente a los ojos. Me paralicé al escuchar su voz. No podía moverme, mis músculos se tensaron y se contraían entre ellos. Podía jurar que mi piel se puso pálida.

Claro que recordaba y ella lo sabía.

"Los gritos", "la sangre", "los golpes"... "la muerte".

-Maddie, Maddie...- sacudí mi cabeza para ahuyentar todos esos flashes y posé mis ojos en el cuerpo de mi madre que se acercaba a mí con el ceño fruncido reflejando preocupación con ese simple gesto. - ¿Ocurre algo, cariño?... estás pálida. – dijo ahuecando mi mejilla con su suave y pequeña mano.

-No... solo estoy algo cansada, eso es todo. –le dediqué una pequeña sonrisa para no preocuparla. Frunció más el ceño. Sus finas cejas se juntaron arrugando el centro de su frente.

- ¿Estás segura? –asentí, pero de todas maneras le contesté.

-Sí. Quiero ir a mi cuarto.

-De acuerdo... -dijo rindiéndose. No le diría que estaba charlando mentalmente con mi prima muerta. No quería volver al psiquiátrico. – si necesitas algo solo llámame. ¿Sí? – sus ojos color miel me miraron risueños y con mucho, mucho anhelo.

- Sí, mamá. –dije y dándole una última mirada a Anna, quien nunca se movió de mi lado y mantuvo su boca cerrada, subí a mi habitación.

Una vez adentro me dejé caer sobre el acolchado y poco a poco mis parpados comenzaron a juntarse. Minutos después quedé profundamente dormida y perdida en una tormenta de tortuosos recuerdos.

Flashback:

"Me miró con odio y algo en sus oscuros ojos se incendió, retrocedí otro paso sin apartar mi mirada de la suya. Podría jurar que quería asesinarme.

Mi hermana es una psicópata ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora