15. Libre

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Dos años después...

Maddie

- ¿Cómo te llamas? – me preguntó la doctora frente a mí.

Era alta, con la piel pálida y tenía una hermosa sonrisa en sus finos labios rosa claro. Su cabello rojizo caía sobre sus hombros perfectamente planchados y la hacían ver más profesional y elegante. Tenía un portapapeles en su mano izquierda y en la derecha una lapicera azul, la cual sostenía con mucha seguridad mientras anotaba todas mis respuestas en el blanco papel.

-Madison Montgomery. – respondí firme, fuerte y claro.

Estaba en una muy ordenada oficina que tenía un sutil aroma a limón. Había un librero de estilo gótico en el lado izquierdo de la habitación, un gran ventanal al fondo, todos los detalles en madera y una maseta con una linda planta de un verde brillante al lado de la puerta, al lado opuesto de donde esta se abre.

Estaba lista para irme. Volvería a mi hogar. Después de dos largos años en el psiquiátrico tomando tratamientos y medicinas "especiales ", al igual que terapias y análisis en mi cabeza y cuerpo, para asegurarse de que no había ninguna respuesta negativa en mi organismo al recibir la droga que me tranquilizaba cuando tenía convulsiones o ataques de epilepsia.

Según los doctores he tenido una gran y sorprendente recuperación, dicen que puedo volver con mi familia sin ningún tipo de condición, ya que, no soy un "peligro" ni para mí misma ni para los demás.

- ¿Cuántos años tienes? — volvió a preguntar alegremente la doctora que estaba sentada en su gran escritorio caoba que tenía una organización perfecta. No había nada fuera de lugar.

- Tengo quince años. — respondí con la voz repentinamente ronca.

Tal vez se estén preguntando: ¿Dónde está Ashley?

Pues ella está aquí, desde aquel día sus ojos y su fantasmal presencia me siguen a donde quiera que voy, por todos lados. Pero eso es algo con lo que he aprendido a vivir.

Ella estaba recostada muy relajadamente en el marco de la puerta con una enorme sonrisa en su rostro. La ignoré olímpicamente otra vez.

Su presencia ya no me atormentaba tanto como antes... y ella está consciente de eso, lo sabe perfectamente.

- ¿Tienes familia?... Si es así, ¿Quiénes son? – la doctora preguntó siguiendo con el interrogatorio. Gracias a Dios que, desde hace una semana, tiempo en el que me han estado estudiando a fondo mi conducta y manejo de emociones, ya no tengo que usar bata de hospital ni camisa de fuerza. Me entregaron ropa que mi madre compró, siendo consciente de que había crecido en todo este tiempo, para que me sintiera más cómoda.

Y hablando de la mujer que me dio la vida... me permitieron verla la semana pasada, cuando iniciarían los estudios, y sé que se encuentra del otro lado del consultorio con Anna esperándome.

Hoy volvería a ver a Anna después de dos años ya qué ella no vino durante los estudios, dijo que tenía cosas que hacer. Hoy volvería a casa, hoy sería libre otra vez.

-Sí, mi madre, Candace y mi hermana, Anna.

- ¿Cómo te sientes? — se inclinó levemente hacia mí, penetrando sus hermosos ojos azules, ocultados detrás de unos enormes lentes de pasta, en los míos.

-Me siento muy bien. Como una nueva persona. — sonreí. En serio me sentía bien.

-Eso me alegra muchísimo escuchar eso. — admitió relajando su rígida postura. Se recostó nuevamente en el respaldo de su acolchada silla giratoria.

-A mí también. – confesé.

Ashley se alejó de la puerta y caminó lentamente hasta quedar a un lado de mí. Sentí mi piel erizarse de inmediato.

-Muy bien, creo que eso es todo. Puedes irte Madison.

-Por favor, llámeme Maddie – dije levantándome y estrechando su mano con la mía.

-De acuerdo, Maddie. ¿Estás lista? – preguntó caminando hacia la puerta y abriéndola para mí.

-Sí, lo estoy. – dije y rápidamente atravesé la puerta.

Inmediatamente mi madre se levantó de su asiento en la sala de espera del consultorio y corrió hasta mí y me abrazó fuertemente. Le correspondí el abrazo sin pensarlo dos veces.

-No sabes lo feliz que estoy de verte, mi amor. – dijo deshaciendo el abrazo y mirándome con ojos llenos de amor y de lágrimas.

- Igual yo, mamá. – dije y en el momento en que mi boca emitió palabras, como si hubiera despertado de un trance, Anna se levantó de su asiento, dio un paso en mi dirección notándose no muy segura de sus actos y se quedó mirándome sin decir nada por unos segundos que fueron eternos a mi parecer.

-Maddie... — susurró con voz temblorosa — ¿Cómo estás? — preguntó haciendo un intento de sonrisa que terminó siendo una mueca extraña.

"Planeando tu muerte"– pensé.

-Mejor que nunca, Annie. — dije para luego abrazarla con todas mis fuerzas.

Así es señoras y señores, llegó el principio del fin.

*

¡Muchas gracias por sus votos y comentarios! :')

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Mi hermana es una psicópata ©Where stories live. Discover now