2. Pídeme la bendición, hermanita

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Maddie

En momentos como estos me sentía tonta por pensar que Anna odiaba a Ashley. Pero ¿Cómo no pensar eso cuando se interesa más por cuántas heridas tiene que por si se mejorará pronto?

Anna está loca.

Sacudí mi cabeza levemente para ahuyentar esos pensamientos.

Me senté en el sillón de la sala de estar y encendí la televisión. Luego de minutos de búsqueda encontré una película interesante y me dediqué a verla ya que no tenía nada mejor qué hacer, pero me arrepentí de haberlo hecho.

Trataba de una niña que en realidad no era una niña, sino, más bien, una mujer con una rara enfermedad y que es una loca desquiciada, a la cual la adopta una inocente familia y la psicópata trata de matar a cuantos miembros de esta que puede. Era horrible, estaba muy asustada. Tanto que daba un respingo por cada movimiento del susto. La película se llama "La huérfana".

¡Oh, no! Ahora va por el esposo...

- ¡Ahh! –grité y apagué la televisión justo cuando la loca esa saltaba sobre el pobre hombre y lo apuñalaba repetidas veces en el pecho. La sangre chorreaba por todos lados. Fue la escena más tétrica que haya visto jamás. Me levanté del sillón, con la respiración irregular y temblando aún por el miedo, fui a la cocina por una jarra de agua para calmarme.

Abrí el electrodoméstico y llené la jarra de cristal con agua templada. Justo al cerrar la puerta apareció la figura más horrible, la protagonista de mis pesadillas, el engendro del mal encarnado, el... bueno, ustedes entendieron. El susto fue tan grande que la jarra se cayó de mis manos rompiéndose en muchos pedazos. Mi querida hermana sonreía.

¿No se daba cuenta de que casi me da un infarto?

- Número uno: Aún estás pálida, — ¿Se estaba burlando de mí? — número dos: No puedo creer que me vea tan mal como para que exageres... — ahora se veía "ofendida"—... y número tres: no voy a levantar los vidrios rotos. Conoces las reglas: tú lo tiras, tú lo limpias... — me sonrió con malicia — Esa era la jarra favorita de mamá, ¿no es así? — asentí levemente. – Bueno yo voy a salir y tú no le dirás nada a mamá, o si no le diré lo de su preciada jarra.

- ¿A dónde vas? —pregunté aceptando su "trato".

-Eso no te importa... Ahora, pídeme la bendición, hermanita. — Dijo sonriendo como el gato de Alicia en el país de las maravillas. Ese gato me da miedo. Y la sonrisa viniendo de ella me asustó más.

- Dame la bendición, hermanota. – Dije con voz algo temblorosa.

Hoy Anna estaba más rara que nunca.

- Dios te bendiga, Maddie. – dicho esto salió dejándome en puro desconcierto y curiosidad por lo que sea que vaya a hacer.

Y averiguarlo me asusta.
Anna me asusta.

~*~


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Mi hermana es una psicópata ©Where stories live. Discover now