Mi hermana es una psicópata ©

22. ¿Qué has hecho?

Maddie

No quería hacerle daño... pero no podía evitarlo.

Ella me controlaba... ella tenía el poder sobre mí.

El espectro quería a Anna, pero se estaba llevando mi alma consigo.

Anna estaba roja y con opacas tonalidades de púrpura en su cuello y labios, debido a que no podía respirar, mis manos ahorcándola se lo impedían.

- ¡Maddie! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Suéltala! –gritaba mi madre, pero Ashley no parecía querer escuchar... y una parte de mí tampoco quería que lo hiciera– ¡La vas a matar! –sentí como Candace empujaba mi cuerpo lejos del de mi hermana.

Mi vista se empezó a poner borrosa, mi cabeza daba vueltas y el mareo se intensificó. No lograba ver bien, pero estaba segura de que el espectro veía a la perfección.

- ¡Monstruo! ¡Eres un monstruo! ¡¿Quién te crees que eres?! –las palabras de mi madre escocían, dolían y rasgaban mi corazón... pero hace años aprendí a ignorar el dolor y su rechazo no me afectó.

Candace se tiró al suelo tomando a Anna de las mejillas y observó su cuello color violeta lleno de rasguños propiciados por mí.

Anna no reaccionaba y sus ojos estaban cerrados, espesas pestañas caían de sus parpados sobre sus pómulos. Su piel pálida parecía harina en comparación con el morado de sus labios. Los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas, preocupación y miedo.

- ¡¿Qué has hecho?! ¡¿Qué has hecho?! –su actitud me estaba hartando– ¡¿No te bastó con quitarme a mi Ashley?! ¡¿Tenías que quitarme a mi Annie también?! ¡Eres un monstruo!– las pupilas de Candace se dilataron y el negro de su iris casi ocupó sus ojos por completo.

Me miró con terror y con algo que derrumbó la barrera que había construido para soportar el sufrimiento... me miró con odio.

-Mami... –me interrumpió.

- ¡No me llames así! ¡No soy tu madre! ¡Eres una asesina! ¡Estás loca! ¡Eres un monstruo!

- ¡YO NO MATÉ A ASHLEY! –parecía no oírme. Acunó el cuerpo de Anna en su regazo mientras susurraba cosas como:

''Mami está aquí'', ''quédate con mami'', ''quédate conmigo''.

Ashley hizo mi cuerpo erguirse y caminar lentamente por detrás de mi mamá hacia la cocina.

-''Terminaremos lo que empezamos''. –dijo la voz del espectro en mi cabeza.

-''Pero ya está hecho''. –dije pensando en el pálido cuerpo de Anna.

-''No pueden quedar testigos''. –dicho esto todo cobró sentido.

Mi cuerpo caminó hacia la alacena, una vez estuvo dentro de la cocina, y mi mano firme tomó uno de los amolados cuchillos carniceros.

Caminé devuelta a la sala, abriendo la puerta de la cocina lentamente. Ésta produjo un chirrido escalofriante que hizo poner mi piel de gallina.

Me adentré en la sala y al enfocar mi vista noté que mi madre ya no estaba abrazando a Anna. Mi hermana seguía inerte sobre el suelo, su cuerpo estaba más pálido y continuaba perdiendo color.

Candace no se encontraba en mi campo de visión.

¿Dónde estás mamá?

Mi cuerpo se movió sigilosamente por la oscura estancia y como si tuviera oídos biónicos la escuché... hablaba por teléfono.

-''Está hablando con la policía... vendrán y querrán llevarte con ellos... te van a encerrar''.

-''No quiero que eso suceda''.