24. Culpa

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Anna

Oh hermosos ojos azules, puertas del alma, que ahora están apagados, ¿por qué dejaron que se fuera? El alma se ha ido y ustedes están muertos.

Aferré el cuerpo de mi hermana con más fuerza al mío, lo apachurré lo más que pude. Las lágrimas no paraban, no tenían intención alguna de hacerlo, y mis nervios empeoraban.

Ella era inocente, no merecía todo esto, no merecía morir.

¡Oh hermosos ojos azules mírenme otra vez con ese precioso brillo!

¡Oh hermosos ojos azules como zafiros con se precioso brillo de inocencia y esperanza!

La histeria comenzó abandonar mi cuerpo, pero prontamente volvió cuando la policía y paramédicos comenzaron a rodear la casa. La insistente y ruidosa bocina que anunciaba su llegada me puso de los nervios.

Derribaron la puerta y pronto la casa estaba llena de ellos, entraron en la cocina, otros subieron al segundo piso, pero realmente no podía importarme menos, lo que me alteró fue el que quisieran quitarme a Maddie, querían llevársela, pero yo no quería que la alejaran de mí; empecé a gritar y a decirles que no se la llevaran.

Ella solo está durmiendo... lo malo es que no despertará.

Unos médicos la subieron a una camilla y la arrastraron hasta sacarla de la casa, uno de ellos me ayudó a ponerme en pie y una vez parada me acerqué a la puerta. La policía revisaba todo mi hogar y otros médicos sacaron a mi madre en una camilla al igual que a Maddie.

Corrí hasta ellos y al ver el cuerpo desgarrado y mallugado de mi madre lloré y grité más fuerte.

Después de que mi padre nos abandonara y solo quedáramos ella y yo, ella fue desde entonces lo más importante para mí, lo único por lo cual valía la pena despertar cada mañana, ver su sonrisa, sentir sus abrazos, anhelar y apreciar sus amorosas palabras... la amé como a nadie, pero ahora ya no está y tampoco volverá.

Llevé mis manos a mi cabello y tiré de él, estoy muy segura que estaba más roja que un tomate, las lágrimas escocían mis ojos y mis mejillas ardientes. Sentía que iba a enloquecer, todo está pasando demasiado rápido... mi pecho se contraía y hacia doler hasta mis costillas, parecía que hasta mi cabeza iba a explotar. Me aferré a la camilla y no dejé que avanzara.

Al verla toda ensangrentada y con moretones en su rostro sollocé más fuerte.

El sentimiento que empieza a abarcarme a continuación y me recorre de pies a cabeza es vacío. Me siento tan vacía por dentro que parece que mi vida ahora no tiene sentido, no hay motivo por el cual deba seguir viviendo, arruiné mi vida.

Ahora estoy sola, verdaderamente sola en este mundo indolente, lleno de personas desalmadas e ignorantes, tan crueles y despiadadas como nunca antes. Odio pensar que soy una de ellas.

Estoy sola y lo merezco. Lo merezco por haber lastimado y provocado tanto dolor a todas las personas que en serio me importaban por un absurdo capricho. No me importaron los limites por eso no medí las consecuencias de mis actos, perdí a mi familia y ahora me siento perdida, desorientada e impotente.

Un enfermero me aleja de mi madre para que los médicos la pudieran sacar de la casa, entonces al seguirlos con la mirada hacia la calle veo como un auto cromado está estacionado justo en frente. Tan segura como de que ese auto no es una patrulla de la policía me dedico a buscar al dueño del auto con la mirada. No tardé mucho en encontrarlo, un joven alto y moreno con la mirada en las ambulancias captura mi atención. Lo había visto antes... ¡es el chico con quien Maddie salió hoy!

Él miraba atento todo el caos desde el otro lado de la acera, al sentir mi fría mirada sobre él giró su rostro hacia mi dirección y conectó sus ojos con los míos.

Preocupación y miedo se leía claramente en su expresión. Estaba agonizando.

Sus ojos me gritaban por una explicación, solo pude negar con la cabeza en respuesta. Puedo jurar que vi sus ojos cristalizarse, lágrimas amenazando con salir; los cerró con fuerza y vi como su cara se tornaba de un rojo intenso. Llevó sus manos a su rostro mostrándose abatido y frustrado.

Un oficial se acercó a mí con una libreta en su mano y me interrogó. Me negué a contestar más de lo que creí necesario, pero la extorsión no fue utilizada, ya que creía que seguía en un estado de shock por lo ocurrido.

Todavía no lograba entender por qué Maddie le hablaba a la nada y gritaba y rogaba piedad a nuestra prima muerta, supongo que su muerte es algo que nunca pudo superar. Lamento tanto que su último aliento lo usara para gritar el anhelo de que la asesinara, pero ella misma acabo con su vida.

-Sí, pero fue tú culpa.

-Lamentablemente.

No me arrepiento de matar a Ashley, pero sí de no haber valorado lo que ya tenía: a la mejor madre del mundo y a la más maravillosa de las hermanas del mundo. Por eso, sus muertes las cargaré conmigo en mi podrida conciencia el resto de mi vida.

¡Si solo me hubiera contenido!

¡Si no la hubiera ignorado y rechazado!

¡Si no la hubiera lastimado nada de esto habría pasado!

Pero no puedo cambiar el pasado, no puedo cambiar lo que hice, lo que soy, quien soy. Porque soy un monstruo, un gran peligro para quienes están a mí alrededor y la sed de sangre es algo que me aterra sentir.

~*~

Dos semanas después...

Luego de lo ocurrido entendí lo mal que me encontraba y decidí buscar ayuda. Maddie tenía razón, estoy loca y no pienso suicidarme, quiero ayuda... ya no quiero continuar así

Decidí visitar un psicólogo, solo espero que esto funcione.

***

¡Muchas gracias por sus votos y comentarios! :)


Mi hermana es una psicópata ©Where stories live. Discover now