Capítulo 26

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Hipo.

—Astrid, no tienes que hacerlo yo entenderé si...—me interrumpió y negó.

—No—rio levemente pero con unas cuantas lágrimas formándose en sus ojos—Ya no puedo seguirte diciendo las cosas a medias, ya no puedo seguirte escondiendo estás cosas, por qué aunque Merida no hable, que lo dudo después de la pelea—susurro lo último—Otras personas lo harán y no quiero que te enteres por otras personas—sollozo y yo la abracé.

—¿Segura que me lo quieres contar?—susurre en su oído y ella asintió—Bien, te voy a curar el brazo y vamos a mi casa ¿Bien?—ella asintió de nuevo.

Después de curar sus heridas la lleve a mi casa, todo el camino estuvimos en silencio solo recibió una llamada donde le explicó a su hermano que iba a mi casa. Después de eso ninguno de los dos hablamos hasta llegar a mi casa.

—¿Quieres algo de tomar?—le pregunté cuando estábamos en mi habitación, mis padres no están en casa, van a trabajar hasta tarde así que no hay problema.

—No gracias—nego cabizbaja y yo tome su mejilla para que me mirara a los ojos—Te quiero mucho ¿Lo sabés?—me dijo con los ojos cristalizados y yo la abracé.

—Yo también te quiero mucho hermosa—bese su mejilla y ella sonrió levemente.

—Yo vine a vivir aquí por trabajo de mis papás—ella suspiró buscando las palabras correctas—¿Conoces la marca Frost?—me pregunto y yo asentí.

—La marca de ropa—ella sacó algo de su mochila y me lo extendio era su permiso para conducir.

Astrid Hofferson Frost.

—¿E-eres la hija de...?—pregunte sorprendido y ella asintió.

—De Aaron y Liv Frost—suspiro—Escucha no lo conté en un principio por qué la gente que se acercaba a mi en mi antigua escuela era debido a mi apellido y a que soy hija de los Frost. Cuando me enteré que mi ex me engañaba me enteré de otras cosas...—y así comenzó su relato sobre como la habían utilizado para que ayudará en la gala de caridad, lo que dijo en su discurso, Lu que era la única que la apoyaba y también de lo que se enteró después la empresa de su ex yéndose a la ruina, las chicas que se quieren vengar de ella Carla y Camicazi, qué Mérida es prima de Camicazi y ella le contó todo.

Todo me lo contó y al final de todo yo me sentía sorprendido.

—¿Puedes decirme algo?—me pregunto nerviosa.

—Lo siento es qué lo estoy...—hice una pausa aún pensando en todo.

—Perdon por no haberlo contado antes, tenia miedo no quería volver a ser utilizada por mi apellido—sollozo—¡Dioses!—exclamo deseperada—Gritame al menos.

—No te voy a gritar, enserio lo siento pero son muchas cosas.

—Lo sé—suspiro—¿Estás molesto?

—Si—dije serio y ella bajo la cabeza

—Debi decírtelo antes, perdón—siguio llorando.

—Pero no contigo hermosa—le dije acariciando su mejilla y ella me vio confundida—Astrid tú me dejaste en claro desde que nos conocimos que tenías cosas que guardabas para ti, cosas que no querías contar por qué tenías un motivo para no hacerlo, no tengo por qué enojarme. Estoy molesto por lo hijo de puta que fue tu ex, por lo horribles que fueron tus antiguas incluso tus ex suegros que fueron los que lo obligaron a estar contigo para que salvarás su empresa.

La chica millonaria.Where stories live. Discover now