Capitulo 9.

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Astrid.

Me desperté muy temprano por las lamidas de Tormenta, revise la hora un mi teléfono y vi que eran las 7:30 am.

—Que bueno que ya estás despierta—entro mi hermano a la habitación.

—¿Por qué estás despierto?—pregunte haciéndome a un lado para que el se recostara junto a mi.

—La alarma—dijo con un puchero—Olvide quitarla.

—Yo no lo olvide—dije frustrada—Pero ya tengo despertador personal—señale a Tormenta.

—Aun así, debíamos levantarnos temprano, la mudanza ya va a llegar a la casa y tenemos que estar allá para que suban los muebles.

Contrario al hecho de que ya debíamos despertar nos recostamos de nuevo y cerramos los ojos lentamente.

—¡Despierten flojos!—salto Valerio a la cama.

—¡Valerio!—reclamamos al unísono mi hermano y yo.

—Mis tíos me pidieron venir a despertarlos.

Sin otra opción nos levantamos, mi hermano se fue a su habitación a vestirse yo me di una ducha para despertar y me vestí con un pans negro, una playera suelta blanca y me amarre el cabello en una coleta alta, Valerio se fue a la escuela y nosotros bajamos con mis papás y mis tíos.

Desayunamos rápidamente y regresamos a nuestras habitaciones por nuestras maletas, no acomodamos nada en los clósets por qué sabíamos que no estaríamos muchos días con mis tíos, así que todo estaba en nuestras maletas.

Nuestros padres mandaron por las cosas que teníamos en nuestra antigua casa y se suponía que llegarían a la nueva casa.

Agradecimos a mis tíos por dejarnos quedar unos días y mis padres quedaron con ellos que los visitariamos para hacer algo todos.

Nos subimos a la camioneta y emprendimos nuestro camino a nuestra nueva casa, estoy ansiosa por conocerla.

Le mandé mensaje a Hipo diciéndole que su cuestionario se recorrería para mañana y me dijo que no había problema, no quise hablar mucho con él pues se que está en clase.

Llegamos a la nueva casa y era hermosa y bastante grande, no como la de Inglaterra pero esta estaba perfecta.

—¿Les gusta?—pregunto mi mamá emocionada mientras bajábamos de la camioneta, mi hermano y yo asentimos y sonreímos.

Vimos salir de ahí a algunos trabajadores que estaban con nosotros antes en Inglaterra, eran de mucha confianza.

Jack y yo pensamos lo mismo y corrimos a nuestra nana, ella nos cuido desde que teníamos 3 años y le tenemos mucho cariño.

—Mis niños—dijo mientras nos abrazaba.

—Nana—sonrei—Crei que te quedarías en Inglaterra.

—No preciosa—sonrio—No voy a dejar a mis niños no aún.

Todos entramos a la casa mientras veíamos que metían algunos muebles, realmente no eran tantos pues la casa ya estaba amueblada, también metían cajas de las cosas que dejamos allá.

La sala era enorme era de color gris y la mesa que se encontraba en medio era gris, había una pantalla plasma, una chimenea.

Las paredes de la casa son de color gris.

La chica millonaria.Where stories live. Discover now