C u a r e n t a y c u a t r o

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Me encontraba entrando en el Chicago Med para que Will me diese el alta, de una maldita vez y justo cuando iba a preguntarle a Maggie por él vi como Connor estaba besando a otra chica. No pude evitar reír porque estaba claro que habíamos sido una tirita el uno para el otro. Algo en lo que entretenernos mientras sanábamos todas las heridas. Él me vio y pareció despedirse de la chica y se acercó a mí con una sonrisa algo culpable en los labios. Cuando estaba cerca rompí a reír negando – Estaba claro que no estábamos hechos el uno para el otro – dije a modo de broma – Siento que te hayas tenido que enterar así, pero... – se quedó callado unos segundos y yo negué – No hay buen momento para mandar un mensaje diciendo "Oye, he empezado a salir con otra persona" – hice las comillas con diversión poniendo una voz grave.

Él me miró unos segundos y parecía no tener valor para preguntarme – Sí, yo también estoy con alguien más y tampoco sabía si debía decírtelo o no... Tampoco llegamos a definir lo nuestro y, bueno, da igual, espero que todo te vaya bien – aseguré antes de empezar a liarme de más con las palabras. Él me sonrió – Lo mismo digo, ¿qué haces aquí? Escuché que acabaste muy mal hace unos días, pero te veo bastante bien – comentó mirando las heridas que tenía en la cara y moratones que ya se estaban empezando a curar. Solté un suspiro – Sí, este maldito trabajo me va a acabar matando – me quejé y luego negué – Venía para ver si Will me daba el alta de una vez, ¿sabes dónde puede estar? – pregunté mirando a mi alrededor.

Justo iba a hablar Connor cuando noté a alguien detrás de mí y no me dio tiempo a reaccionar de otra manera que pegando un bote y preparándome para reaccionar si lo debía. Al ver a Will suspiré – Will, para la próxima que se te ocurra darle un susto a un policía piénsatelo dos veces – me quejé provocando que los dos se rieran – Bueno venga, dame el alta ya, por favor, voy a acabar cambiando todos los muebles de mi casa de sitio – imploré dispuesta a arrodillarme en el suelo – ¿Qué? ¿Te has dedicado a mover todos los muebles con una costilla rota? – preguntó poniendo un gesto que no le conocía, vaya, la había cagado – Esto... No... – intenté sonar convincente, pero Will y Connor seguían con el ceño fruncido – Te prometo que cuando me dolía paraba, vamos, dame el alta – supliqué y él suspiró.

Me hizo un gesto para que le siguiera y lo hice obediente para no cabrearle más de lo que ya parecía – Meredith como me entere de que has salido fuera de la comisaría te juro que te meto en una cama hasta que suelden las costillas, sabes que no puedo hacer nada para que lo hagan más rápido y sé que no es tu culpa, pero... Prométeme que vas a estar en inteligencia trabajando desde ahí – pidió antes de darme el papel y yo debía de estar sonriendo como una niña pequeña porque él empezó a reírse – Te prometo que me estaré quietecita en la silla de Mouse – aseguré sonriendo.

Entré en inteligencia y todo el mundo me miró con los brazos cruzados – Tengo el alta chicos, tengo el alta – la enseñé y Ruzek me la quitó de golpe, solté un bufido – No entiendo por qué se duda tantísimo de mi persona – me quejé sentándome en la silla de Mouse – Te voy a dejar porque te he echado de menos – me dijo el chico y yo le guiñé un ojo divertida. Di un par de vueltas en la silla hasta que Hank entró – Robbins, mi despacho, ya – dijo serio, tragué saliva y le quité el papel a Ruz. Miré a Antonio unos segundos y él me animó con un gesto de cabeza, suspiré y fui hacia el despacho – Dime Hank – dije cerrando la puerta – Siento que acabases tan mal en la cárcel... Me siento un poco culpable por haberte metido ahí dentro, pero quería que supieras que la condena de las presas ha aumentado en 10 años y que el doctor está encerrado y no va a salir en mucho tiempo – aseguró y yo suspiré – Te repito a ti lo mismo que le dije a Halstead, no es culpa tuya ni de él... Es culpa del doctor y si está encerrado maravilloso – dije sonriéndole, le acaricié el brazo con suavidad y me levanté para salir.

Justo cuando iba a coger el pomo de la puerta él carraspeó, me di la vuelta – No vas a salir de aquí hasta que Will nos diga que puedes, ¿sí? Te quedas de analista – asentí y me fui a la silla de Mouse, él se había sentado muy amablemente en la silla y yo le acaricié el pelo con suavidad antes de sentarme – ¿Cómo han ido las cosas por aquí estos días? – pregunté sentándome con algo de dificultad, sí era cierto que las costillas me seguían doliendo un poco. Mouse lo notó y se levantó para darme un vaso de agua – No te voy a decir que deberías irte a casa a descansar, pero... Estate quieta hoy, ¿vale? – esperó mi asentimiento de cabeza para entregarme el vaso de agua. Consiguió provocarme ternura el muy imbécil, le guiñé un ojo y esperé a que me dieran algo que hacer leyendo informes sobre el caso.

Tras leérmelo todo llegué a una sola conclusión – No tenéis absolutamente nada – dije en voz alta recibiendo una mirada de odio por parte de Ruzek, Jay y Atwater, alcé las manos – Perdonadme, pero es la verdad, habéis hablado con gente y os han dicho cosas contradictorias, las cámaras de tráfico no apuntan al lugar del crimen por casualidades de la vida, no tenía familia, nadie que denunciase su desaparición... ¿No os parece que os están tomando el pelo en las narices? – pregunté al aire sin darme cuenta de que Hank estaba detrás. Pegué un bote al notarle – Tiene razón, nos están mareando... Vamos a volver a hacer preguntas a las mismas personas, en cuanto uno solo de un testimonio distinto al de la otra vez, os lo traéis para acá – Hank fue directo y todos se empezaron a preparar.

Apoyé un codo en la mesa y la cabeza en la palma de mi mano observándoles, notaba la mirada inquisidora de Hank en mi nuca y me giré – ¿Qué pasa? – pregunté frunciendo el ceño – Que se me hace raro que no intentes levantarte para ir a trabajar – dijo divertido y Mouse soltó una carcajada provocando que le diese un codazo. Cuando escuché el "Auch" sonreí victoriosa – Voy a hacerle caso a Will, no tenéis que vigilarme todos como si fuera una niña pequeña, de verdad – aseguré en voz alta levantándome para ir al baño un momento. Antes de entrar al baño alguien tiró de mí hacia los vestuarios y cerró la puerta antes de apoyarme en ella – Nos van a pillar – reí contra sus labios besándole con ansias – Hace mucho que no te veo – susurró mirándome – Hemos dormido juntos – le volví a besar con lentitud y sentí pasos cerca – Viene gente – le di un beso rápido y me dirigí a mi taquilla para disimular que cogía algo y Antonio hizo lo propio. 

Policía de Chicago (Antonio Dawson)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang