T r e i n t a

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Parecía que el tiempo se había parado y yo no podía hacer nada más que comunicarme con Trudy, que estaba llevando la investigación desde fuera – A ver si puedes saber qué narices ha intentado soltar en el ambiente, esto se está poniendo feo – fue lo último que le dije antes de notar como empezaba a salir humo por todos lados de nuevo – Parece que viene de la ventilación Matt – le dije antes de empezar a ayudar a la gente a movilizarse, volví a coger el teléfono para llamar a Trudy – No sé dónde narices están Voight y el resto pero necesitamos salir de aquí ya, hay otro incendio en algún lugar y está todo lleno de humo – fue lo único que dije antes de que la cobertura se perdiese y se escuchase un golpe seco, el techo se había desplomado.

Todo estaba lleno de polvo, humo y de gente gritando. A mí me costaba horrores respirar, pero no podía quedarme quieta – Por favor, soy policía, que los niños y las mujeres que puedan andar entren en esta sala, por favor – pedí gritando, la gente empezó a movilizarse y quedamos en la sala de urgencias la gente que había quedado debajo del techo – Vale, la gente que está en tratamiento está en esa sala, los que están relativamente bien en esa otra, he puesto pegatinas en las puertas, la amarilla es la que he destinado para estas personas, aquí no podemos seguir – les informé a todos y Matt y Kelly apoyaron mi moción – Nos tenéis a vuestra disposición, sé que sois solo 2 médicos y unas pocas enfermeras, ellos tienen el título de primeros auxilios y yo... Sé acatar órdenes – dije encogiéndome de hombros mirando a Will y a Connor intermitentemente.

En este mismo momento me encuentro sujetando un trozo de piedra mientras Will intenta sacar la pierna de una chica de debajo – No sé cuánto más voy a aguantar, esto pesa mucho – me quejé metiéndole prisa – Lo sé, lo estoy intentando, pero si la saco sin hacerle un torniquete se va a desangrar y no valdrá para nada, intenta aguantar un poco más – me pidió y yo asentí – ¿Cómo vais por aquí? – preguntó Connor y me debió de ver la cara porque se agachó para ejercer presión en mis codos y ayudarme a liberarme ligeramente del peso – Gracias – susurré apoyando la cabeza en su hombro unos segundos – Vale Connor, ayúdame a sacarla de aquí abajo y a llevarla a una camilla – Will y Connor tiraron de ella y cuando la vi montada en la camilla solté la maldita piedra. Mi móvil empezó a vibrar – Vaya, ha vuelto la cobertura – musité antes de cogerlo.

-Meredith, vamos a empezar a derivar a los heridos a otro hospital, la cepa que ha soltado ese individuo no era peligrosa, el virus no estaba activado así que, ¿puedes empezar a movilizar a la gente desde dentro? – preguntó – Sí, empezarán a salir los más graves que haya una ambulancia esperando fuera y luego saldrán los demás – dije antes de empezar a movilizarme. Al cabo de media hora estaba en el capó de un coche sentada, descansando las piernas unos segundos. Mi móvil empezó a vibrar – Meredith te necesitamos – me dijo Voight y yo dejé escapar un suspiro – ¿Qué ocurre? No me han mirado las heridas ni nada, pero si es urgente iré – dije poniéndome de pie – Han secuestrado a Jay, han pedido a una mujer para que entre ahí y le lleve unos papeles – empezó a explicarme - ¿Qué han secuestrado a Jay? – pregunté comenzando a andar hacia un coche patrulla – Llévame a inteligencia por favor – pedí con rapidez.

En cuanto llegué todos me miraron con cara asombrada – Sí, estoy hecha un desastre, pero lo de Jay corre más prisa que yo, ¿no? – pregunté dando una palmada – Meredith dúchate y cámbiate que vas a entrar tú – me ordeno Voight, asentí y me metí en la ducha con rapidez. Cuando salí parecía otra persona, me había traído algo de ropa. Cuando estaba cogiendo mi arma Antonio entró – Voight me lo ha contado, ¿estás segura de que puedes hacer esto? – preguntó mirándome y me encogí de hombros – Si sirve para algo con todo el lío de hoy se me ha olvidado la existencia de la carta – dije divertida, le puse la mano en el brazo – Gracias por preocuparte, vamos a por Jay – él asintió no muy convencido. Me quedé atrás unos segundos y marqué el número de Lindsey – Lindsey, soy Meredith, antes de que cuelgues espera, Jay está en apuros y creo que deberías saberlo, aún puedes volver – susurré colgando el teléfono.

Tenía los archivos en la mano y estaba a punto de entrar cuando llegó Lindsey – Por favor, deja que sea yo – me pidió, me giré hacia Voight y él se encogió de hombros – Como le pase algo te pegaré una paliza – murmuré dándole la carpeta a ella. Me volví con el resto para prepararme – Toma tu chaleco y tu arma – me entregó Adam y me ayudó a ponérmelo, no tenía muchas energías para moverme, pero la preocupación por Jay había ganado terreno. Mi teléfono empezó a vibrar, era Connor – Ahora no puedo hablar, estoy bien, ¿vale? – dije antes de escuchar su respuesta colgando el teléfono. Todos estábamos bastante tensos y cuando entramos al lugar escuchamos dos tiros – Mierda – susurré esperando que no fuese ninguno hacia Jay o hacia Erin.

Cuando abrimos las puertas nos encontramos todos apuntando a Erin y a Jay, todos bajamos las armas de manera automática, Jay estaba para el arrastre el pobre y Erin estaba llena de sangre – ¿Estás bien? – le pregunté primero a Erin y luego abracé a Jay – No se te puede dejar solo ni un ratito, ¿eh? – bromeé dándole un toque en el hombro antes de separarme de él. Se fue a sentar a la ambulancia y Hank se me acercó – ¿Cómo estás? El equipo no sabe lo que te ha pasado porque no les quería preocupar de más – me susurró y yo asentí – Me habías mandado a casa igualmente, así que... - me encogí de hombros y él me miró – Ya lo sé, ¿qué te pasaba? – se cruzó de brazos y yo dejé escapar un suspiro – Que finalmente el abogado de mierda ha conseguido sacarle de la cárcel – dije dándole la carta. Su cara cambió de unos segundos a otros, parecía un poema.

Me devolvió la carta y me miró – Tú tranquila, esto se va a solucionar – aseguró y yo negué – No, Hank, no hagáis nada, por favor, con tal de no verle otra vez en mi vida me vale... No hagas nada por favor – le volví a suplicar cuando se alejaba. Cuando volvimos a la comisaría Adam se acercó – Ya nos han contado tu super mañana, ¿estás bien? ¿Quieres que te acerque a casa?– me preguntó sonriendo yo asentí – Tengo todo el cuerpo como si me hubiesen dado una paliza, pero nada que esta noche durmiendo no vaya a solucionar – dije notando como mi teléfono empezaba a vibrar, vi la pantalla y era mi hermano – Mierda, espera Adam que me voy contigo – dije antes de alejarme para coger el teléfono - ¿Qué le pasa a Mike qué? – pregunté confusa – Llévale al hospital, pero al área de pediatría, no vayas a urgencias y ya está Jack, la fiebre le bajará, no te preocupes... Nos vemos allí – dije colgando y yendo a por mis cosas – Tengo que ir al chicago med más o menos rápido, ¿me llevas? – Adam asintió y nos dirigimos al coche – ¿Qué le pasa al niño? – preguntó y yo suspiré – Por lo visto tiene mucha fiebre y no consigue que se le baje, se ha asustado, ha cortocircuitado y me ha llamado después – le expliqué conforme nos bajábamos del coche – No hace falta que te quedes conmigo – murmuré y él negó – Si hace falta, ya has estado hoy tú sola mucho rato y sin nuestro apoyo – pasó un brazo por mis hombros y caminamos hacia el interior. 

Policía de Chicago (Antonio Dawson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora