S e i s

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Con todos los ficheros de casos nos fuimos de nuevo a la comisaría y tanto Ruzek como Antonio como Jay y como yo estábamos leyendo los malditos informes mientras Olinsky y Atwater se dedicaban a buscar a la familia de la víctima para interrogarles. Tras un último suspiro dejé caer mi cabeza sobre la mesa –Los abogados son excesivamente aburridos, todos los casos menos uno están cerrados... ¿Buscamos casos abiertos o cerrados? –pregunté abatida –Primero los cerrados y si no nos lleva a nada... Los abiertos –me informó Ruzek, asentí comenzando a separar los papeles por cerrados y dentro de ellos los que estaban ganados o perdidos y le enseñé aquella clasificación.

Al cabo de un rato tenía todos los papeles organizados y me dispuse a leerlos más detenidamente -¿Cuántos casos abiertos tenéis? –pregunté llamando la atención de los tres –Dos o tres, ¿por qué? –preguntó Jay y yo tendí la mano para que me los dieran –Creo que todos los casos abiertos tienen un punto en común una industria de neumáticos... -dije leyendo bien todos los casos y pasando una carpeta a cada uno para que las revisaran con más detenimiento y al cabo de unos minutos asintieron –Voight –llamé a su puerta un par de veces.

–Hemos encontrado una conexión entre los casos del abogado que estaban en marcha, estas industrias –dije señalando una tarjeta de la industria que había encontrado entre los papeles. Voight leyó los papeles y asintió sonriendo –Buen trabajo Robbins –me felicitó y yo negué –El equipo es el que trabaja bien –asentí con mis palabras –Ven un momento a mi despacho –me informó, ¿tan rápido la había cagado? Suspiré y le seguí - ¿Qué ocurre? –pregunté cerrando la puerta tras de mí –No me ha dado tiempo a decirte la norma principal de esta unidad, nada de romances ni acercamientos dentro de mi unidad, ¿queda claro? –preguntó mirándome –Clarísimo, Hank, total, ¿cuánto voy a estar en esta unidad? ¿Dos semanas? ¿Tres? No hacía falta la advertencia –murmuré mientras salía rodando los ojos, no había cosa que me cabrease más que me dijesen lo que tenía que hacer.

Voight nos mandó a Antonio y a mí a hacer preguntas al dueño de las industrias y en el coche la tensión era palpable –Esto... ¿Te pasa algo conmigo? –pregunté girándome para mirarle, él seguía concentrado en la carretera y negó soltando un suspiro –Lo de la otra noche... Yo no suelo hacer esas cosas, no suelo besar a chicas guapas borrachas aprovechándome de la situación de esa manera... Además, desde que mi exmujer y yo lo dejamos... No me había fijado en nadie, ¿sabes? Es raro... -murmuró parando el coche para que bajásemos a hablar con el dueño, parpadeé un par de veces antes de asentir y salir del coche, ¿en qué lugar me dejaba eso a mí? ¿Debía tomármelo a bien o a mal? ¿Acaba de decir que soy rara? ¿O que es raro besarme? Agité la cabeza para apartar todos esos pensamientos de ella y poder centrarme en el trabajo.

-¿Qué estaba haciendo ayer entre las 3 y las 4 de la mañana señor? –preguntó Antonio mientras yo observaba el despacho del usurero, cada palabra que decía tenía más ganas de pegarle una patada en sus partes, salió a por unos papeles –Retiro tu patada para dársela a él, ¿cómo puede haber una persona tan insoportable? –pregunté en voz baja provocando una carcajada en Antonio y me mandó callar –Preciosa, ¿te apetecería salir a cenar una noche de estas? –me preguntó cuándo nos íbamos a ir, por desgracia el hombre tenía una coartada y estaba confirmada, había estado trabajando hasta tarde con tres de sus empleados que lo han corroborado –Verás es que... No suelo cenar, es una costumbre en mi familia no... Cenar –dije rascándome la nuca saliendo de su despacho con rapidez mientras estallaba en carcajadas -¿Me ha invitado a cenar? –pregunté mientras entraba en el coche riéndome, Antonio me observaba sonriendo y acabó por reírse también conmigo, qué disparate todo.

Al llegar a la comisaría me senté en la silla de Mouse para molestarle, y porque era más cómoda, esperando a que Antonio diera las noticias –Estamos en el principio chicos, el dueño de esas industrias tiene coartada... -musitó con un suspiro. Tras una tarde entera buscando más pistas Hank nos mandó a descansar, mañana seguiríamos con el caso. Después de cambiarme de ropa y coger mi bolsa me dirigí a mi coche cuando escuché a Ruzek llamándome, me giré para mirarle –Meredith, te llevo llamando desde la esquina aquella –dijo señalándola mientras reía –Vamos a ir todos a cenar a una hamburguesería que nos gusta, ¿te apetece venirte? Quizás venga Erin también... Y seguro que Burgess también se viene... Vente, anda –me pidió con una sonrisa yo asentí –Está bien, voy a dejar la bolsa en el coche –dije girándome para abrir mi coche y tirar la bolsa dentro.

Cenamos todos juntos, Burgess era una chica muy agradable, no parecía hacerle gracia mi llegada a la unidad, pero era simpática y Erin no había aparecido, aunque nunca me haya llevado demasiado bien con ella tenía preocupado a Hank y eso, al final, acababa teniéndome preocupada a mí. Además, todo el equipo estaba pendiente de sus movimientos y preocupados por ella, quizás tendría que intentar hablar con ella, pero... Seguro que a la última persona a la que quiere ver es a mí. Mejor dejarla tranquila. Cuando pagamos la cena algunos se fueron hacia el Molly's a tomar unas cervezas y yo decidí irme a casa, no tenía ganas de fiesta, me apetecía dormir. Cuando iba caminando hacia mi coche Jay me paró –Espera, me voy contigo a casa, no tengo ganas de fiesta hoy... -me dijo y yo asentí –Claro, te llevo –dije sonriendo esperando a que se montase en el asiento del copiloto.

Fuimos con música todo el camino hasta que mi móvil empezó a sonar –Jay, está en mi bolso, ¿podrías cogerlo? –pregunté sin quitar la vista de la carretera, Jay asintió y cogió mi bolso –Eh, aquí tienes una nota o un papel, pone que... Tú eres la siguiente, espera, ¿qué? –preguntó desconcertado dándome el móvil, lo descolgué y escuché la voz de mi abuelo –Abuelo, ahora no puedo hablar estoy conduciendo, no, mi primer día genial, sí, me pillas ocupada... ¡Abuelo no estoy haciendo eso! Te he dicho que estoy conduciendo... Agh, eres imposible –le colgué y dejé el teléfono en la guantera –Perdona, mi abuelo no tiene ninguna clase de filtro a la hora de hablar conmigo –reí y miré a Jay, estaba algo descolocado -¿Qué es esa nota Meredith? –preguntó frunciendo el ceño, yo me encogí de hombros –Será de algún gracioso Jay, no el eches cuentas... -murmuré terminando de aparcar para coger el folio, solo tenía esa frase escrita -¿Debería preocuparme? Seguro que han sido unos niños jugando –me encogí de hombros preocupada.

Policía de Chicago (Antonio Dawson)Where stories live. Discover now