Ilegal

Capítulo 27 ❤️🖤

Davis

Las sábanas blancas en seda cubren la mitad del cuerpo de Val, el resto de su cuerpo está pegado al mío mientras la abrazo sutilmente durante toda la noche. Es nuestra primera noche juntos en nuestro hogar y tengo que admitir que la alegría que siento es tanta que no he podido cerrar mis ojos. No entiendo cómo pude ser tan estúpido de dejarla sola por una semana mientras ella vivía aquí.
La escucho roncar un poco y no me quejo en lo más mínimo, al contrario, esta es la única manera en la que sé que ella no está teniendo pesadillas. La noto en paz y segura de sí misma a pesar de que Liam nos tiene en el borde de una cúspide.

Pasan las horas y al parecer el cuerpo de Val está incómodo en la misma posición desde que cerró sus ojos porque de momento se gira dándome la espalda. Si fuese el mismo bastardo de siempre la abrasaría nuevamente y la tendría pegada a mi cuerpo, pero es Val, mi ángel, es hora de que la deje respirar por sí misma.
Cierro mis ojos luego de horas de pensamientos y en segundos mi cuerpo se adormece y el sueño cae sobre mí.

—Davis... —el suplico grito de Val hace que caiga sentado en la cama con el pecho apretado. Busco su cuerpo desesperadamente al punto de volverme loco. No la encuentro en la cama y aunque la luna alumbra nuestra habitación no la veo tampoco en ninguna de las esquinas. Salgo de la cama corriendo dirigiéndome hacia el baño y cuando abro la puerta con una de mis manos temblorosas encuentro a Val parada frente al gran espejo. La inspecciono completa desde su cabello hasta los dedos de sus pies y al parecer todo está perfecto. Ella se ve perfecta.

—¿Davis? —su dulce tono de voz me llama y cuando llevo mis ojos a los de ella puedo ver que su grito fue parte de mi imaginación.
—Amor, ¿sucede algo? ¿Estás bien?

—Estoy bien. No te encontraba en la cama, pensé que algo te había sucedido. —respondo a la vez que continuo inspeccionándola.
Val hace lo mismo, sus hermosos ojos marrones inspeccionan mi cuerpo quizás para encontrar una debilidad en mí, probablemente la que me hizo despertar. Si ella supiera, que ella es mi debilidad.
La veo acercarse a mí, con su pijama en seda color púrpura, sus senos... no, su cuerpo entero se ve exquisito. La inocencia en su rostro me llama y cuando sus pies se detienen frente a mí, noto su hermosura. De día, de noche, la mujer no puede ser más hermosa.

—Perdona si te levante, no pude dormir más. —dice a la vez que me abraza buscando la calidez de mi cuerpo.

—¿En qué estás pensando? —mi voz sale a la vez que beso su frente y llevo mis manos a su cuello para calmarla.

—Olvidé que pronto comienzan las vistas en la corte sobre Zack. Me preocupa Sofía, además, ¿cómo es posible que Roman y ella tengan una relación? Ella es menor. —sus palabras se cortan en cada oración y no sé si es porque se siente más relajada al yo acariciar su cuello, o si hay algo más que ella quiera decir. —Liam... tu hermano sigue suelto. He tratado de mantenerme positiva, pero luego de lo que sucedió hoy con Sofía mis nervios se están apoderando de mí.