La serie Inmigrante continúa con el libro 2, Ilegal.
"Los secretos nos unen pero a la vez nos destruyen."
Después de un año tumultuoso, las vidas de Val y Davis están separadas por trágicos secretos que han salido a la luz pública.
Valeria sabe lo q...
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Valeria
No se desde cuando fue que tome la decisión. Antes, durante, o hace solo un segundo, pero de algo estoy segura, no fue mientras hacíamos el amor. Al contrario, Davis me hace olvidar los problemas, conflictos y hasta mis responsabilidades. Es como hacer un curso intenso de meditación que a la vez te ofrece el más delicioso placer con un final lleno de fuegos artificiales. Así me siento cada vez que él me toca o tan siquiera cuando roza mi piel. Quizás en estos momentos mi decisión ha sido apresurada o tal vez ilógica pero creo que es lo mejor, no por mí, si no por él. Mi mente me dice que mi razonamiento en este instante es completamente adecuado, aunque mi corazón me indica lo contrario porque lo siento romperse en pedazos como un cristal que ha sido arrojado en el pavimento.
—¿Qué? No entiendo. ¿A que te refieres exactamente? —Davis pregunta dejando caer sus manos de mi cuerpo.
Mis ojos se cierran fuertemente y respiro profundo varias veces para no comenzar a arrojar lágrimas. Las siento acumularse poco a poco en las esquinas de mis ojos pero mis manos se cierran par tratar de coger fuerzas y poder salir de esta situación. Nunca le mentiría a Davis porque siempre he pensado que la verdad es lo que nos va a llevar a triunfar en nuestra relación, así que de qué vale mentirle si al final de todo lo que quiero llevar es una relación segura y honesta con él.
—Contéstame... ¿Qué carajos te hizo pensar en dejarme? —sus gritos y respiración errática hacen que habrá los ojos de inmediato y nuestros ojos se conectan a través del espejo del baño. Hacia tiempo no lo había visto enojado de esta manera, ni siquiera por Roman que según él, "es la persona que más odia en este mundo." La verdad nunca creí su declaración, porque desde lo más profundo de mi corazón sé exactamente quien es la persona que él odia más en este mundo.
—Davis, por favor, no grites. —digo haciendo el intento de calmarlo.
—Maldita sea explícame.
Lo sigo observando por el espejo y noto que en algún momento nuestra cercanía se ha convertido en cuatro pies de distancia, y me duele. Me duele intensamente tener que decir la verdad de lo que siento. —En estos momentos lo mejor para los dos es tomar un tiempo y estar... un poco separados. Yo acabo de perder a mis padres. Sofía, Alejandro... necesitan mi atención. Además de mi trabajo y Zack. —detengo mi explicación y giro mi cuerpo para tenerlo de frente y veo que su coraje está por estallar. Doy un paso hacia adelante para acercarme a él porque en realidad lo que deseo es estar en sus brazos, pero él mueve sus piernas alejándose de mí.
Veo a Davis salir del baño como si fuera un criminal en busca de liquidar a alguien. Sigo sus pasos pero él se detiene justo frente a la puerta antes de abrirla y salir hacia el pasillo.
—Tu excusa es la estupidez más grande que he escuchado de ti. No sé que diablos te hizo llegar a esa conclusión, pero si lo que quieres es alejarte de mi... acepto. —su última palabra sale con precisión como si fuese algo que el también tenía pensado hacer.
