Antes de entrar al vestuario escuché unas voces fuertes y unos golpes.

- ...pastilla... eres un cabrón- vociferaba uno de ellos.

Entré directamente para ver la escena. Harry se encontraba encima de Max, el amigo de Jones. Max lanzaba puñetazos al aire sin alcanzar a Harry, mientras que él le partió el labio.

- Suéltale- me dirigí a Harry, quién pasó totalmente de mí, así que no me quedó otra que ponerme encima suya y pegarle para que se detuviera. No sabía por qué se estaban golpeando pero se veía claramente que Max iba perdiendo.

- Vale, vale. Ya le he dejado- Harry se apartó levantando las manos en señal de rendición, momento que Max aprovechó para escapar.

- ¿Qué te pasa? No puedes ir metiéndote en peleas siempre- le recriminé.

- No sabes el motivo por el que lo hago. Métete en tus asuntos y déjame en paz de una vez- me dejó sola en los vestuarios.

Harry Blake siempre tan amigable. Me di la vuelta con la intención de empezar a limpiar dejando a un lado la escena que acababa de presenciar.

El lugar no era muy grande por lo que mi labor no me llevaría mucho tiempo. Estaba todo muy sucio. Se notaba que hacia tiempo que no se desinfectaba. Había olores extraños que no reconocía.

- ¡Qué asco!- susurré mirando una esquina llena de basura. En el techo también había bolas de papel mojado.

Ya había hecho la mitad del trabajo cuando alguien entró asustándome.

Dylan apareció de la nada junto a Thomas. Ambos me saludaron y se rieron de mí por tener que estar aquí castigada.

- Pringada- comentó Dylan dándome un pequeño toque en la espalda.

- Yo te ayudo, hermanita- me animó Thomas.

- Si quieres que yo también lo haga ya puedes estar dándome algo a cambio- intervino Dylan dejando algo en una taquilla.

- Cuando necesites mi ayuda, te diré lo mismo, capullo- dije sin mirarle.

Gracias a Thomas conseguí acabar mucho antes de lo previsto. No me apetecía estar ahí cuando todos los del equipo de fútbol llegaran.

Me despedí de ellos con la intención de ir a la residencia. Quedaban dos horas para que empezara el partido. Olive se encontraba en la habitación con esponjas separadoras en los dedos de los pies. Se estaba pintando las uñas.

No pude evitar que una sonora carcajada saliera de mí. Ella me dedicó una mirada escalofriante, pero luego me regaló una leve sonrisa.

- ¿Te vas a arreglar mucho para el partido?- pregunté.

- Sí, todo el mundo lo hace. El primer partido es grabado y no quiero salir mal cuando apunten a las gradas- me explicó mientras pasaba de pintarse los pies a las manos.

Cogí la ropa para meterla en el baño y poder cambiarme dentro. En mi brazo descansaba un vestido negro básico. Dejé todo encima de la cajonera. Abrí la ducha y no estuve mucho tiempo porque empezó a salirme el agua fría. Me sequé y empecé a vestirme. Me miré en el espejo viendo que el conjunto que había seleccionado me quedaba ceñido al cuerpo, muy por encima de la rodilla. Como era de tirantes finos y no sabía si iba a hacer frío, lo acompañé con una cazadora vaquera blanca. En los pies me puse unas sandalias negras. El pelo me lo dejé suelto y me hice unas pequeñas ondas mientras que de maquillaje, Olive me puso los ojos ahumados.

Cuando ambas estuvimos listas, llamamos a Patty, Louie y Luca. Juntos nos aventuramos a ver el partido. Quedaban unos minutos para que empezara.

Thomas se acercó a nosotros y nos ofreció a todos ponernos en unos bancos detrás del banquillo. Aceptamos ya que no parecía haber ningún sitio libre en las gradas.

Mi hermano desapareció y salieron las animadoras antes del partido. Adelaide era la capitana.

- ¿Qué hacen esos aquí?- escuché que le decía a otra del equipo.

- Ni idea, les habrá puesto Asher, como ayer una de ellas estuvo con él en la fiesta...- alegó la chica con un toque de envidia.

La música comenzó, ellas realizaron la coreografía y posteriormente, dieron la entrada a los jugadores.

El primero en salir fue Harry, seguido de Asher, Jones, Dylan, Thomas y Max. A los demás no los conocía. Todos les vitoreamos deseándoles suerte. Me levanté orgullosa de mis hermanos gritando sus nombres.

Ambos equipos, el rival y el local, se saludaron. Así dio comienzo el primer partido de la temporada.

Dylan tenía el balón cuando uno del otro equipo le empujó haciendo que perdiera el equilibrio, pero no soltó el balón. Gritando, Luca se quejó al arbitro.

- No es justo, siempre hacen lo mismo- gruñó.

- ¡GOL!- gritó toda la grada.

- ¿De quién?- pregunté a Louie sin haber visto nada.

- Ha sido Harry- garantizó aplaudiendo.

Volví a centrar mi atención en el partido y observé cómo se abrazaban entre ellos.

Nuestro equipo se confió y el rival consiguió meter un touchdown. Eso nos dejaba en desventaja. 6 puntos para ellos y 3 para nosotros. Abucheando al equipo contrario, siguieron el juego.

Se pitó el descanso. El entrenador les regañó por no estar centrados en lo que tenían que estar. No estaban jugando muy bien. Después de animarles un poco, se pusieron en marcha.

Thomas le pasó el balón a Max el cual rápidamente se lo quitó de encima dándoselo a Harry. Harry esquivó a uno del otro equipo que intentaba hacerle un placaje. Lanzándoselo a Asher, este metió un touchdown. La grada enloqueció. Saltando de alegría porque íbamos ganando, Asher vino corriendo hacia mí. Sin esperármelo, me cogió por la cintura levantándome del suelo y girando. Acercó su cara mucho con intención de besarme. Me dio tiempo a apartarme y me acabó dando un beso en la mejilla. Me soltó volviendo a retomar el partido.

Patty tiró de mi para que volviera a sentarme. Me había quedado parada sin reaccionar con los ojos muy abiertos.

Las animadoras empezaron a cuchichear. Adelaide puso sus ojos en mí y no los retiró hasta que una chica llamó su atención.

- ¡Qué arpía!- comentó Patty refiriéndose a la capitana de las animadoras.

Estábamos en los últimos minutos e íbamos ganando por 3 puntos. Nadie se esperaba la zancadilla que Harry le dedicó a Asher haciendo que callera al suelo de bruces.

Ninguno de los presentes habría imaginado lo que ocurrió a continuación. 

El (estúpido) internadoWhere stories live. Discover now