Capítulo 11.

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- Siento que lo hayas malinterpretado, pero estaba hablando de Patty.

Me quedé totalmente cortada. ¿Qué acababa de pasar?¿Cómo que Patty?

- Em... esto...- titubeé- lo siento mucho, no tendría que haberme precipitado.

- No te preocupes, podría malinterpretarse la situación.

Se hizo un silencio un tanto desagradable. Luca lo rompió.

- Te lo que contado porque necesito tu ayuda para saber si tengo posibilidades.

- Pues...- dudé un momento- la verdad es que Patty no me ha comentado nada al respecto y no sé si le gusta alguien. Nunca hemos hablado del tema.

- ¿Y qué podría hacer para impresionarla?- preguntó intrigado con un brillo intenso en los ojos.

Mi respuesta fue corta y concisa.

- Sé tú mismo. A Patty le gusta la gente natural, y aunque no fuera así, fingir ser alguien que no eres no es una opción.

- ¿Crees que me diría que sí a una cita?

- Inténtalo, si no nunca lo sabrás- sonreí.

- Gracias Beth, eres una gran amiga. Espero que esto quede entre nosotros- me señaló con el dedo con aire acusador.

- Mi boca está cerrada- fingí cerrarme la boca con una cremallera invisible.

El tiempo pasó rápidamente y cuando me quise dar cuenta ya eran las siete de la tarde. Fui directa a la biblioteca a idear mi broma contra Adelaide. ¡Se iba a enterar esa arpía!

La biblioteca era muy extensa. Mirara donde mirara solo veía libros y más libros. Divisé a lo lejos una mesa vacía y me dirigí hacia ella.

Un grito me hizo girar la cabeza hacia mi derecha. Eran Harry y Adelaide.

- No montes un espectáculo aquí, Adelaide. Largo- musitó Harry con tono enfadado.

No quería ser entrometida pero quería enterarme, así que me escondí en el pasillo contiguo, al otro lado de los libros.

- Harry, vas a acabar con tres años de relación por una tontería, ¿estás seguro?

- No es el momento ni el lugar para hablar de esto. Cuando termine hoy mi castigo, me paso por tu habitación y hablamos, pero deja de montar escándalos.

- Vale, estaré echándome una mascarilla en el pelo para que esté más sedoso. Besooos- terminó Adelaide alargando la última sílaba.

De repente, se me ocurrió mi magnífica broma.

- ¡Pelo verde!- grité emocionada lo que llamó la atención de Harry. Al girar la cabeza vi que este se encontraba al final del pasillo sorprendido.

- ¿Estabas escuchando nuestra conversación?

- Para nada, no te creas el centro del universo- respondí volviéndome sobre mis talones a lo diva.

Salí de la biblioteca con la única intención de llamar a mi hermano Dylan.

- Tengo la broma perfecta- comenté nada más descolgó el teléfono.

- Dime, hermanita- se interesó.

- Necesito tinte verde, lo demás ya lo verás cuando lo haga.

- Está bien, estás de suerte porque estoy fuera del Obrilet. Me he escapado unas horitas para irme con unos colegas. Te lo compro encantado. Cuando vuelva te lo doy. Te dejo que estoy muy liado con estos. ¡Voy a ganarles a los bolos, yujuuu!- y colgó.

El (estúpido) internadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora