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Aaahhh~ Se ven tan tiernos... Tan inocentes...~













¡¿POR QUÉ NO PUEDEN SER CÓMO APARENTAN?!



Me levanté corriendo del suelo del baño al escuchar un pequeño estruendo proveniente de la cocina, dejando a cinco en el baño. Corrí por el pasillo y al llegar al salón mis ojos se abrieron de par en par. Mi vista se dirigió a la cocina, específicamente a la vitrocerámica, dónde Perú se encontraba sentado encima de una placa y Bolivia colgado de un botón haciéndolo girar y que éste se encendiera.

Corrí y agarré a Perú antes de que se quemara y sujeté a Bolivia antes de que se cayera. Quería reclamar pero de nuevo escuché el pequeño estruendo y miré a una estantería, dónde Ecuador y Colombia eran perseguidos por Venezuela que tenía un tenedor pequeño en sus manos. Con el peruano y el boliviano en una mano, corrí a la estantería y coloqué la mano enfrente de Venezuela antes de que pudiera llegar a Colombia, clavándose el tenedor en el dorsal de mi mano.

Solté un pequeño chillido, ahogando el dolor y haciendo fuerza con los ojos que se humedecieron. Levanté la cabeza, tratando de olvidar el pinchazo y sujeté a los tres. Con ambas manos llevé a los cinco hasta el sofá.

—Quietos ahí ¿sí?— Dije seria, regañándolos. —¿Dónde están los demás?— Pregunté mirando alrededor y toparme a Rusia y Ucrania luchando con dos mondadientes en la barandilla del balcón.

Corrí de nuevo y justo a tiempo pues Rusia se resbaló, ya que la barandilla estaba mojada por la lluvia, sujetando la mano de Ucrania haciendo que cayera también. Estiré mis brazos, pasando estos entre los barrotes. Mi cara se estampó en ellas, pero por suerte logré atraparlos a tiempo.

Cerré la puerta del balcón, sobando mi cara con una mano y dejé a Ucrania y Rusia en el sofá junto con los otros. Portugal estaba encima de la mesita, al parecer mirando una revista tranquilamente.

—¡Se puede saber que os pasa! ¡Podríais haberos hecho daño!— Grité enfadada, haciendo que los pequeños me miraran. —¿Por qué no podéis hacer como Portugal?— Miré a la mesita para ver como Portugal desgarraba la revista y tiraba los papeles por el aire, haciendo que pareciera confeti. Los demás alzaron las manitas saltando y aplaudiendo contentos.

Me estiré la cara con la mano por la angustia del momento, hasta que escuché unos chillidos provenientes del baño.

Corrí de vuelta al baño, donde encontré al surcoreano chapoteando en la bañera. Me acerqué y lo saqué de allí, envolviéndolo en la toalla y acariciándolo mientras él tosía.

—¡Os dije que os esperarais! ¡¿Qué ha pasado?!— Japón y Canadá señalaron al norcoreano —¡Se podría haber ahogado!— Grité en su dirección haciendo que sus ojos se humedecieran y me mirara con pena. 

Aii no...

Comenzó a soltar hipidos y lágrimas bajaban por sus mejillas.

—No no no... No llores por favor.— Ahora me acerqué y lo sujeté a él. —No llores por favor... Me hace sentir muy mal. Perdón por gritarte así.— Con mi pulgar acaricié su mejilla secando la lágrima que bajaba. —Solo que es peligroso ¿sí? Se podría haber ahogado.

Como niños (Countryhumans y lectora) {ONU × lectora}Where stories live. Discover now