-Ya.

-Ni por esos ojos que están para caerse de bellos.

-Sí.

-Ni por esa voz que está...

-Mmmm —estabas hostigado. Por un momento pensé que estabas molesto por el simple hecho de hablar de Isaac, cuando realmente estabas celoso.

-¿Qué pasa, Ted? —no podía verles porque estaba en dirección a la estufa, luchando con una olla llena de curry pero supuse que Ezra estaba mirándote.

-Parece que Ezra también cae en sus encantos —otra vez ese tono, Ed.

-Sólo digo lo evidente, Isaac podrá ser todo menos feo, ¿o no, Moo?

-Perdón, Ed — te miré por unos segundos e hice una mueca porque sabías que esta vez no estaría de tú lado.

-Ya mejor organiza un club de fans.

-Que mañana lo empecemos Morin.

Y sin prestar mucha atención a lo que sucedía, lo único que logré escuchar con claridad fue un portazo. Me volví hacia Ezra en busca de una respuesta y el sólo se encogió de hombros.

-Hombres —puso los ojos en blanco y siguió cortando verduras.

Me limpié las manos con el delantal y salí a buscarte al patio trasero de la casa. Por un instante pensé que te habías ido porque no lograba verte hasta que te encontré husmeando en mi pequeño intento de invernadero. Estabas contemplando mis macetas con las manos escondidas en los bolsillos de tus jeans, parecía como si estuvieras apenado, avergonzado, como un cachorrito que había sido regañado por su dueño.

-No pensé que fueras a leer el libro... —enarqué una ceja y me crucé de brazos -oh no, me refiero a que lo llevaras a la practica, em... tú sabes... no quería decir que no fueras una lectora hábil...

-Ya. —me reí mientras me acercaba a ti. En cuanto estuve más cerca nos quedamos en silencio, escuchando los insectos que se escondían entre las plantas -No sé qué sabes sobre Isaac, pero sé que lo haces de la manera más noble y no porque estés celoso... o lo que sea que pienses que nosotros pensamos.

-No me agrada Isaac, eso es todo.

-A Ezra tampoco, sólo bromeaba. —volví a reírme y me miraste confundido -Oye, no te ofendas pero enojado pareces un oso de peluche.

Segundos después, de la nada me extendiste los brazos y yo para nada rogada, me arrojé a ellos y me envolviste precisamente en un abrazo de oso.

-Tonta —y te reíste también y eso me hizo sentir mejor. No sé cuánto duramos abrazados pero en el fondo y aunque no me atreviera a confesarlo en ese instante, no quería que se terminara.

-Hay que ir adentro —aún abrazados levanté mi cabeza para verte y notar que habías dejado tu barba, barba de adulto.

-Sí, el curry... —por alguna traicionera razón detuve mi mirada en tus labios y lo notaste, y todavía tuviste el desalmado gesto de humedecerlos.

No estaba realmente consciente de lo que estaba pasando y aún sin entenderlo, sentí algo en mi pecho, algo que decía «estás en terreno ajeno» y sin pensarlo me alejé antes de que pasara algo, gracias al cielo.

-El curry se va a quemar —y me salí de la casita de campaña donde estaban mis plantas.

-Es verdad.

Todo pasó tan rápido que sólo me estaba dejando llevar, de verdad Ed, nada fue planeado. Lo mejor fue que ambos actuamos como si nada. Entraste de nuevo a la cocina por la puerta trasera y cuando entré, te encontré como un oso abrazando a Ezra por detrás.

No me lo confieses [Ed Sheeran]Where stories live. Discover now