Capítulo 16

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El rey de Arendelle estaba caminando solo por sus pasillos, con su ceño fruncido a causa de esa platinada que ocupaba su mente desde que estuvo aquí.

Un guardia lo alcanzó en su caminata para cuestionarlo acerca a la reina.

-¿Está seguro que debe estar en reposo? -Preguntó el guardia Matías.

-Debe, reaccionó como una loca cuando le dije que su hermana quiso atacarnos por el trono.

-¿Podría verla? Tal vez esté más tranquila....

-He dicho que repose -El rey le miró con seriedad – Que nadie entre o salga de la alcoba donde está.

Ahora una pareja de guardias se acercó para interrumpirlos.

-Majestad, los brujos se acercan cada vez más, asesinan o ahuyentas a los nuestros que se cruzan en su camino.

El rey se llevó a pellizcar con ligereza el puente de su nariz mientras cerraba los ojos para respirar paciencia ante el dolor de cabeza de esa mujer.

-El cazador que trajo a los otros dos brujos ¿Ya se ha ido?

-No majestad.

-Bien, les ordeno que le den otra oferta más para que me traiga con vida a ambos, ya veremos cómo le va enfrentándolo con su dragón.

Los dos guardias se retiraron para dejar solos de nuevo a Matías y al rey Hans.

-Entonces.....

-Ya se lo dije, dejen a la reina encerrada.

El rey dejó atrás a Matías con una angustiante mirada, pues no se tragaba aquella mentira.

Y era cierto, la reina Anna fue encerrada en una alcoba con guardias que la supervisaran, pues ella entró en discusión con el rey porque ella se atrevería ir por Elsa, por su hermana para aclarar las cosas.

Pero eso no le convenía al rey, por lo que ordenó encerrarla.

Aquella noche tal como los guardias daban por enterado, los quintos elementales estaban cada vez más cerca del reino y de exterminar a todo guardia injusto.

Esta tarde, cuando el Sol apenas comenzaba a ocultarse, el peliblanco se encontraba inquieto. Aguardando espera en el río que cruza a la comarca en la que antes habían estado.

Este lugar era el último para llegar al reino una vez más.

Observó que su cayado era cada más débil en cuanto a su poder, pues conforme Elsa se fortalecía y usaba sus dones por los mejores caminos, Jack perdía fuerza.

Miró de nuevo al puente del río y cuando pensó en cruzarlo para ir por la platinada, esta se apareció dando un salto de una gigantesca roca que sobresalía de las aguas.

-Ni por asomo de guardias-Dijo Elsa sobresaltando al peliblanco.

-¡Dios! Podrías hacer un poco de ruido.

-Me enseñaste a ser silenciosa y.....

-Conmigo no lo seas, tú y esa cosa.

-No es una cosa.

Elsa miró hacia arriba para ver a una blanca y majestuosa lechuza de plumas de nieve y garras y pico de hielo sólido junto a unos azulados ojos brillantes. Esta descendió hasta su hombre.

-Creaste una cosa.

-Se llama Gow, hay animales y criaturas que pertenecen a las divisiones de los espíritus, no hay uno de nieve.

-Como sea, debemos resguardarnos.

Elsa caminó junto a Jack para alejarse de aquella comarca y caminar hacia los horizontes donde el mar fluía con sus olas haciéndose escuchar al chocar contra las arenas y las rocas.

The Lost Queen.Where stories live. Discover now