Paso una semana en la que Senku observaba a ___ , para hacerse una idea de cuando volverían los besos y las caricias en el pelo, extrañaba las sensaciones que esas simples acciones le provocaban, pero no quería forzar la situación y como hombre de ciencia él también había empezado a analizar todo lo que ambos habían experimentado.

Un día sin más ambos estaban en casa sentados en el sofá viendo un documental, que a los ojos de ___ era un aburrimiento, a ella le gustabas los documentales sobre la fauna y la  historia, podría tragarse los que Senku veía de astronomía, las estrellas le gustaban, pero no tenía ni la más mínima idea de dónde se encontraba cada una de ellas cuando miraba al cielo, pero ese documental estaba centrado en neutrones, protones y esas cosas, vamos un rollo incomprensible con el que se aburría como una ostra.

Se aburría tanto que buscó algo que la entretuviese y que no molestará a Senku, pero al no encontrar nada decidió que se entretendría con el mismísimo Senku, por lo que empezó a tocarle el pelo, consiguiendo que el chico la mirase.

- ¿Te molesto? Si es así pararé

- No, no me molestas, me gusta, lo que pasa es que no me lo esperaba...

- Pues si no te molesta seguiré ¿Podrías acercarte un poco más? Estas un poco lejos, me sería más fácil si te acercaras. – ella se podía acercar perfectamente, pero el rarito del espacio personal era él -

Senku se acercó todo lo que pudo y se dejó hacer, había echado de menos esa sensación y volver a experimentarla le calmaba, le hechizaba, para él era algo único.

No entendía como una cosa tan tonta le había logrado cautivar, pero sí sabía que ella tenía mucho que ver.

Casi todos los días Senku intentaba ver si podría volver a conseguir esas caricias, aunque no lo mostrase buscaba algún motivo para conseguir su objetivo. Además cuanto más frecuentes fueran esas acciones, antes volverían a los días de besos y caricias- que en el fondo- le gustaban más que tener una de las dos cosas, pero aun así se guiaba por las expresiones que ella manifestaba, porque sabía que si la forzaba podía llegar a perderla.

Los días siguientes Senku dedicó todo el tiempo que estaba a solas en un proyecto personal, con la intención de acabarlo cuanto antes, pues en una situación normal habría tardado un día, como mucho dos, pero eran tan pocas las veces que conseguía ...

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Los días siguientes Senku dedicó todo el tiempo que estaba a solas en un proyecto personal, con la intención de acabarlo cuanto antes, pues en una situación normal habría tardado un día, como mucho dos, pero eran tan pocas las veces que conseguía estarlo que al final estaba tardando demasiado, mucho más de lo esperado.

El hecho de que ___ apareciera en cualquier momento era algo a tener en cuenta y que lo retrasaba muchísimo.

Cuando por fin lo había acabado, llegó el momento de mostrarlo.

- ___ ven – dijo lo suficientemente alto para que ella lo oyera –

- ¿Ahora? Estoy con la cena.

- Sí ahora

- Está bien ya subo – hablo con algo de pereza – ¿Qué es tan importante como para no poder enseñármelo después?

- Siéntate un momento

- ¿Está...bien? – dijo con algo de duda –

Senku se encontraba sentado en la silla de su escritorio mirando a ___ mientras está tomaba asiento en la cama enfrente de él.

- Quiero enseñarte mi último invento

- ¿Ahora? Sabes que me gustan tus inventos me parecen muy interesantes, pero la cena está a medio hacer.

- No te preocupes no tardaremos muchos, además sabrás enseguida lo que es, no te lo tendré que explicar – hablo con una sonrisa ladina y algo de burla –

- ja ja ja que gracioso te has vuelto de repente.

- Siempre lo he sido, que tú no entiendas nada no es mi culpa

- Sí, lo que tú digas – rodó los ojos - vamos enséñamelo, debe ser bastante especial para que no puedas esperar más tiempo.

- Deja de quejarte – dijo mostrando una de sus características sonrisas –

- Está bien – soltó una risa – tienes toda mi atención –

- Toma – le tendió una cajita –

- ¿Qué es esto?

- Tú ábrelo

- Ya voy, estás muy raro – hablaba a la vez que empezaba a abrirla– Senku... ¿Esto es...? – su voz mostraba asombro con un atisbo de emoción –

Senku afirmó mediante un gesto. Se trataba de una pequeña cajita de música con su melodía favorita, aquella que tarareaba sin parar.

- Me encanta esto es...no sé qué decir ¡gracias, gracias!

___ se emocionó tanto que no controló sus impulsos, provocando que no se diera cuenta de en qué momento había juntado sus labios con los del chico.
Cuando se percató de la situación se separó y la emoción se convirtió en vergüenza.

- Senku.. perdona no he podido controlarme, me he emocionado, yo no quer...

- No importa, estoy bien – intervino antes de que ella terminase de hablar, consiguiendo que levantara la cabeza para observarle algo incrédula. - No tengo ninguna objeción con que vuelva a pasar.

A ella le apareció una pequeña sonrisa, mostrando sus mejillas sonrojadas.

Ambos permanecieron en silencio por un momento, observándose, de forma tranquila, mientras  analizaban al otro.

- Bueno...creo que deberíamos bajar...no quiero que se me queme la comida- sonrió nerviosa –

El joven asintió y ambos bajaron para terminar de preparar la cena que por suerte no se había quemado.

Mientras comían a ___ se le vino a la mente un recuerdo de su niñez.

- Senku - él la miró - ¿Recuerdas el regalo que me hiciste cuando éramos pequeños?

- ¿La rana saltarina de color rojo? – ella asintió - ¿Aún la tienes?

- Claro que la tengo, me ofende que lo preguntes – fingió estar enfadada – Tú me la regalaste, tú la hiciste para mí, y yo la guardo como un tesoro y ahora está cajita de música también se convertirá en parte de mi tesoro.

El que ___ le dijese eso le llamó mucho la atención, no pensaba que esa pequeña ranita que le hizo hace años fuera tan importante para ella, es más creía que la había perdido, aunque el hecho de que aún la tuviera le hizo sentirse muy bien, feliz y amado, no de una manera romántica, si no, por una gran amistad que los une y que pase lo que pase no se rompera.

Mi única Excepción.Where stories live. Discover now