𝟎𝟐𝟖

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Universo Alterno

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Liah estaba esperando que el Desuellamentes la matara, pero nunca llegó el impacto. En cambio, escuchó una especie de jadeo. Al abrir los ojos, pudo ver que su novio, Steve, estaba cubierto en sangre.

El Desuellamentes  había intentado matar a Liah debido a que se había interpuesto entre el y Eleven. Pero Steve se había puesto delante, salvandola.

-¡Steve!- Ella corrió hacia él y se arrodilló a su lado- Steve...¿Qué diablos hiciste?

-No iba a dejar que nada te pasara.- El tosió sangre- Te amo y... Si esto vale para que sigas viva...

-Sh, no hables, todo estará bien.- El chico la observó un momento y soltó su último aliento- Steve, ¡Steve!

De repente despertó, chillando el nombre de su novio.

-¡Steve!

Por debajo de la puerta de su habitación, vio que una luz se encendía y la puerta de su habitación se abría. Por ella entró su hermana.

-¡Liah!

-Steve, el...- Ella observó alrededor y se dio cuenta del terrible sueño que acababa de tener y se largó a llorar al darse cuenta que no era un simple sueño.- Steve.

Su hermana la abrazó con fuerza. Liah no podía dejar de llorar, lo más seguro era que incluso los vecinos escucharan sus llantos y gritos. En la mañana sería el funeral. El sueño era algo constante, pero se volvía confuso y destrozaba su corazón cada vez que recordaba la experiencia donde había perdido a su novio.

-Liah, vamos al baño a lavarte el rostro.

-Yo estoy bien- No estaba nada bien. Como iba a estarlo si la persona que amaba se había ido, si nunca volvería a ver su rostro. Observó el reloj en su pared, ya era casi las siete de la mañana- Creo que mejor será que tome un baño. Debería ir levantandome ya.

Dejó a su hermana allí y entró al cuarto de baño. Se observó al espejo, no era para nada la misma chica de la Steve se había enamorado. Tomó una ducha caliente y luego se colocó el vestido negro que su hermana había dejado sobre su cama. Antes de salir de su habitación, se paró a observar la pequeña pizarra con fotos que tenía. Steve estaba en todas y cada una de ellas. Cuando fueron a la graduación juntos, cuando miraban películas juntos, las miles de veces que habían escapado del instituto y se habían ido por allí a pasar tiempo juntos.

Las lágrimas volvieron, pero esta vez se las sacó con rapidez y bajo las escaleras para encontrarse a sus padres y su hermana. Estaban listos para irse. La lluvia caía a cantaros, también había sido así el día anterior. Llegaron al cementerio al mismo tiempo que los padres de Steve. A Liah no le importó mojarse y caminó hacia donde estaba la madre de su novio y la abrazó con fuerza. Caminaron juntas hasta donde Steve sería enterrado.

Las lágrimas no podían dejar de salir de los ojos de Liah. En algún momento tendría que dejar de llorar y lo único que sentiría sería el vacío que Steve había dejado en su vida.

Había más personas allí. Los Wheeler, los Byers. Lucas, Max y Eleven. Y Dustin se encontraba junto a Robin. Liah se acercó al niño con rulos y lo rodeó con sus brazos. El niño lloraba desconsoladamente igual que ella.

Finalmente, Liah se atrevió a mirar finalmente a la tumba donde se encontraba Steve. 

Steve  Harrington

1966-1984

Cuando vio esas palabras grabadas en la tumba, lloró con más fuerza. Se acercó hacia la tumba y dejó la flor que su madre le había entregado temprano.

-Se que es tonto dejarte una flor- Empezó diciendo- Siempre me gustaron las rosas rojas y por eso siempre me regalabas una cada lunes. Aun conservo algunas a pesar de lo marchitas que están. Pero, debes saber, Steve, que mi amor por ti nunca va marchitarse. Incluso si estoy con alguien mas, vas a seguir estando en mi cabeza y mi corazón, en silenció te amaré tan solo a ti, Steve. Te amaré hasta el día de mi muerte.- El llanto se hizo presente nuevamente- Y también voy a extrañarte, voy a extrañar tu sonrisa, la forma en la que tus ojos brillaban cada vez que me miraban. El tacto de tus manos y tus labios. Yo....

Estaba rota. Nada podría repararla, había sentido la forma en la que su corazón se rompía en mil pedazos. La forma en la que había dejado de latir en cuando Steve dio su último aliento, sus últimas palabras dedicadas a ella. Su último acto de amor.

Al llegar a su casa, cambió su ropa mojada por su piyama. Cuando rebuscaba en armario, pudo encontrar una chaqueta. La acercó a su nariz y aspiró el aroma. El perfume de Steve. La chaqueta era de él. Se la había dejado una noche en la que habían salido y Liah no había llevado un abrigo y Steve le había dado su chaqueta.

Se la colocó y se metió dentro de su cama. También tomó la foto que había sobre su mesa de noche. Steve y Liah, sonriendo felices, sin nada que los preocupara. No tendría nunca mas a su Steve para que besara su frente con ternura hasta que se durmiera. No lo tendría para poder compartir sonrisas y llantos. Ya no lo tendría para poder planear un futuro juntos, donde solo veían amor y estabilidad para ellos.

Simplemente, ya no lo tenía más allí.

Nunca más.

"Guardamos este amor en una fotografía,
construimos estos recuerdos para nosotros mismos,
en donde nuestros ojos nunca se cierran,
los corazones nunca se rompen,
y los momentos quedan quietos, congelados para siempre."

𝑆𝑡𝑒𝑣𝑒 𝐻𝑎𝑟𝑟𝑖𝑛𝑔𝑡𝑜𝑛 《𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora