𝟎𝟐𝟐

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Selene llegó a la preparatoria como todos los días, y como todos los días llegó a su casillero, lo abrió y buscó su libro de Matemáticas y dejando allí el de Lenguas que no necesitaría ese día. Iba a cerrar el casillero cuando lo vio. Los nervios recorrieron su ser. Quiso enterrar su cabeza dentro del casillero, pero sabía que eso era imposible. Así que lo cerró con fuerza y caminó lo más rápido que sus pies le permitieron hacia la clase que le correspondía.

Ella y Steve habían salido por seis meses. Habían roto hace tan solo una semana y media, y Selene lo extrañaba. Habían roto porque sentían que las cosas no iban bien. Malos entendidos e incomunicación.

Aun quería estar a su lado más que nada, había tantas cosas que debía decirle, tantas cosas que necesitaba que el supiera, pero no sabía como. Lo más gracioso era que tan solo hacia una semana y media, podría haberle dicho cualquier cosa, pero ahora simplemente se encontraba atascada, como si todas las palabras que necesitaba se hubieran ido.

Steve aun la quería. La amaba. En las últimas semanas previas a su ruptura, había sentido que no podía comprender las cosas que Selene le decía o que las cosas ya no eran como antes. 

Selene era la típica chica que se preocupaba por sus estudios y nada más. Hasta que un día, Steve la abordó en la biblioteca, mientras ella estaba buscando un libro entre las estanterías y le dijo que la había estado observando y que había llamado su atención. Al principio, Selene creyó que Steve solamente estaba jugando con ella o que era una broma de parte de él y sus amigos. Comó Steve siguió insistiendo por semanas, Selene supo que no tenía malas intenciones y comenzaron a tener citas.

Aun podía recordar los besos que solían darse entre las estanterías de la biblioteca, corriendo el riesgo de ser atrapados por la bibliotecaria y ser llevados a detención. Selene recordaba los paseos en auto y las tardes enteras que podía pasar junto al chico de ojos cafés, mientras ella se encontraba recostada a un árbol, leyendo algún libro y el tenía su cabeza recostada en las piernas de ella, escuchando atentamente. La voz de Selene era suave pero clara, y era una de las cosas que mas amaba de ella.

Ese día, luego de su clase de Matemáticas, Selene caminó hasta la biblioteca, buscó entre las estanterías el libro de Literatura que necesitaría y encontró un lugar vacío en la abarrotada habitación. Sus cabellos lograban escapar de la improvisada trenza que se había hecho esa mañana. Steve incluso adoraba eso, lo bonita que podía verse incluso sin ningún cabello en su sitio.

Steve entró por la puerta principal de la biblioteca, se acercó a la bibliotecaria y preguntó por un libro que necesitaba. Normalmente era Selene quien lo ayudaba con ello, pero ahora ella se encontraba fuera de su alcance. Buscó un lugar vació entre tantas personas y curiosamente, se sentó dos mesas alejadas de la de Selene.

La chica volvió a ponerse en pie par ña buscar otro libro y captó la atención de Steve. Éste se puso bastante nervioso, pero supo que tarde o temprano tendrían que hablar. Ambos sabían que las cosas no habían quedado demasiado claras entre ambos.

Selene salió de entre las estanterías cargando dos libros y al levantar la vista, vio a Steve observándola. Miro a su alrededor nerviosa. Finalmente le sonrió y el levantó su mano en señal de saludo.

Ella dejó los libros en la mesa y miró nuevamente a Steve. El chico se había levantado de donde estaba y caminaba hacia ella. 

-Hola- Saludó el.

-Hola- Respondió ella con una pequeña sonrisa- ¿Que tal has estado?

-Yo...Bien...Quiero decir, he pensado en ti y...

Steve se quedó mudo, sin saber que decir.

-Creo que dejamos que lo nuestro muriera lentamente- Susurró Selene con lentitud, escogiendo sus palabras con cuidado, como si algo fuera de lugar los volviera a dejar en una incomoda situación.- Pero hubiera deseado que las cosas no fueran así.

Steve se quedó allí pensando sus siguientes palabras.

-Puede que tengas razón. Aun te quiero muchísimo, Selene.

-¿Pero?

-También pienso que lo nuestro, simplemente no puede seguir.

-Estoy bien con eso. Quiero decir...Uf, también te quiero. Aún siento cosas por ti pero tal vez es mejor así.

Ambos sonrieron y volvieron a sus respectivos asientos.


𝑆𝑡𝑒𝑣𝑒 𝐻𝑎𝑟𝑟𝑖𝑛𝑔𝑡𝑜𝑛 《𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora