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Jade

Alay sujetó mi mano y tiró con fuerza, ignorando el resto del dinero y la puerta abierta de la caja fuerte. De hecho, apartó la manta que bloqueaba la visión de la cámara y me guio hasta las escaleras por las que debía haber subido él. Los tacones me ralentizaron un poco y estuve a punto de soltarme de él, justo cuando oí la puerta de las escaleras abrirse por dónde acabábamos de pasar nosotros.

―Bob ―le gritó al intercomunicador cuando salimos al aire helado de la noche.

El terrible sonido de un helicóptero llegó solo un segundo antes de que una luz nos cegase desde el cielo. Alay me empujó para que me escondiese junto a un conducto de ventilación y le vi correr hasta los hombres que vigilaban el tejado. Por suerte la aparición del helicóptero los distrajo lo suficiente para que pudiera golpear al primero por la espalda.

Se derrumbó al instante y los otros dos se giraron hacia él a la vez. Sabía que no llevaban pistolas, pero eran dos tipos enormes contra Alay. La puerta a mi espalda se abrió de golpe y estuve a punto de gritar por la sorpresa. Sin embargo, suspiré aliviada al ver a Darikson.

Este se apoyó en la puerta, mientras buscaba con lo que bloquearla con la mirada. Me gritó algo, pero no podía oír con el helicóptero. Busqué de nuevo a Alay, estaba asustada, necesitaba saber que estaba bien.

Le miré a tiempo para verle golpear a uno de los hombres con un puño en la nariz. Luego tiró de su brazo, cuando trató de golpearle de vuelta y le empujó para lanzarle contra el primero. Un golpetazo a mi lado me hizo saltar por el susto esta vez. Eran las bolsas para el dinero. Alcé la vista para ver a Bob en el helicóptero, debía haberlas tirado desde allí.

Me moví entonces, a la vez que Alay noqueaba al último tío, con una patada. ¿Dónde había aprendido a pelear como si fuera el doble de una peli de acción? Le tuve a mi lado cuando llegué al conducto de ventilación por el que habíamos lanzado el dinero. Podía verlo al otro lado, atrapado contra la rejilla más alejada, antes de llegar al ventilador que giraba a toda velocidad.

Alay desmontó la primera rejilla, con un destornillador que no pegaba nada con su traje y le pidió a Ethan que apagase el ventilador. Yo busqué a Darikson con la mirada. Parecía tener muchas dificultades para sujetar la puerta. Se sacudió una vez más, sudando a chorros en un intento de contener los golpes que sonaban incluso sobre el ruido del helicóptero.

―¡Ayúdame, Jade! ―me gritó Alay.

Me moví otra vez. El ventilador había parado y Alay desmontó la rejilla interior también, aunque con el cacharro no pudo sacarla del agujero. La dejó a un lado del dinero para que molestase entonces. Vi el problema entonces, el dinero saldría despacio por culpa de las hélices que seguían en medio y nos costaría demasiado tiempo desmontar. Alay debía haber calculado que contaríamos con más tiempo para aquello.

Me subí al conducto, que era grande y ancho, y metí ambos brazos entre las peligrosas aspas para empezar a tirar fajos de billetes hacia Alay. Había mucho menos dinero del que esperábamos, sin duda, pero en ese momento me daba igual. Solo quería acabar rápido y largarme de allí.

Sentí un tirón en el pie y grité por la sorpresa. Alay me sacó de allí cuando solo quedaban media docena de fajos. Si seguíamos perdiendo dinero, al final nos saldría a devolver. El helicóptero estaba posándose en un lateral del tejado y Al me pasó una bolsa hasta arriba de billetes antes de correr hacia allí con dos más.

Bob nos lanzó una cadena, que no parecía demasiado gruesa para que bloqueásemos la puerta. Mientras ellos afianzaban las bolsas de dinero en el helicóptero, yo corrí hasta Darikson para ayudarle a cerrar la puerta y que saliésemos de allí todos...

Rodeé los tiradores con la cadena mientras él la sujetaba, pero no me pareció que pudiera durar mucho. Al otro lado había al menos una docena de hombres golpeando, a juzgar por la fuerza con la que esta se agitaba. Era un milagro que Darikson hubiera aguantado, o quizá era mucho más fuerte de lo que parecía.

―¡Salid de ahí ya! ―nos gritó Ethan por el pinganillo.

Salí corriendo hacia el helicóptero a la vez que lo hacía Darikson que recogió la bolsa de dinero que llevaba yo para que pudiera ir con más facilidad. Alay ya estaba en este, inclinado junto a la puerta, esperándonos con cierta cara de desespero, o eso me pareció. Sin embargo, apenas había dado media docenas de pasos (que con los taconazos tenía mérito, pero me parecía ir peor ir descalza en el suelo empedrado) cuando oí la puerta estallar a mi espalda, o eso me pareció. Luego vi que solo se había abierto con mucha brusquedad, golpeando en la pared a ambos lados.

El helicóptero se movió un poco y Darikson lo alcanzó en ese momento. No estaba tan lejos, solo una docena de pasos más. Sin embargo, cuando miré sobre mi hombro, vi a Yaser apuntando hacia este con una pistola. ¿Por qué él tenía arma? ¡Se suponía que los de seguridad no iban a ir armados!

Miré una última vez a Alay, pero sabía que no saldríamos todos de allí si Yaser empezaba a disparar. Yo estaba lejos y aún llevaba esos tacones imposibles.

―Salid de aquí, Bob ―ordené al pinganillo, antes de girarme hacia Yaser.

―¡No, Jade! ―me gritó Al.

―Levanta las manos, Jade y diles a tus amigos que bajen del helicóptero ―me ordenó Yaser, sin bajar la pistola.

Alcé las manos, pero miré sobre mi hombro para ver a Bob despegando. Suspiré aliviada, antes de volver a ver al jefe de seguridad, que apuntó hacia arriba con su pistola.

¿Iba a disparar? Corrí hasta él y sujeté su cara con ambas manos para hacer que me mirase. Lo hizo sorprendido, con los ojos muy abiertos, mientras el ruido del helicóptero se iba haciendo más tenue hasta desaparecer.

―¿Qué has hecho, Jade? ―Oí la voz decepcionada de mi padre tras Yaser.

Y, acto seguido, una docena de policías invadieron la azotea.

Y, acto seguido, una docena de policías invadieron la azotea

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Cuando vueles en alfombra - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora