Capítulo 25

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Oneshot: "Él mismo de ayer", disponible en mi biografía.

Observo a _____________ salir del cuarto de baño de la habitación del hotel, en donde pasaríamos los próximos días juntos.

No tuve problemas a la hora de registrarme, ya que lo hice solo mientras _____________ ingresaba a su habitación, ya que habían un par de personas que trabajaban en los medios en la recepción, seguramente de la conferencia de ayer.

Me registré con mis datos, y le rogué a la recepcionista que ordenara a que no revelasen mi apellido. Tuve que darle una gran propina para asegurarme de que vaya a hacer las cosas tal y como se las dije.

Un pequeño error.
Y estaría en serios problemas.

Apago la televisión para poder contemplar más a la preciosa chica que tengo delante mío. ¿Cómo puede ser tan hermosa?

–Te ves sexy.

Ella ríe.

–¿Solo ahora?

Me siento en la cama.

–Siempre te ves sexy.

_____________ camina hasta llegar a sentarse frente mío, estoy por tocar una de sus piernas pero ella golpea mi mano, haciéndome saber que no desea hacerlo, al menos, por ahora.

–Ahora no- dice lo que pienso– Estoy algo cansada.

–Puedo ayudarte con eso...

Llevo mis manos hacia su cuello y la acaricio con suavidad, tratando de hacerla estremecerse con mis caricias. Y eso es precisamente lo que logro.

–Eres muy hermosa ______________...

Escucho su pequeña risita haciéndome saber que se esta dejando llevar por mí. Beso sus labios por un microsegundos, para luego bajar mis besos por su cuello, hasta llegar a sus hombros.

–¿Sabes?- pregunta– Deberíamos esperar hasta la noche, sería más romántico.

Una idea viene a mi cabeza.
Tiene razón.
Me alejo de ella, y cubro mi erección con la almohada blanca en la que estaba recostado hace minutos.

–¿Quieres cenar conmigo?

Le pregunto.

–¿Qué?- río.

–_____________ Thomas- suspiro, tomo su mano y la acaricio, dejando un pequeño beso en esta– ¿Me concedería el honor de tener una preciosa velada con usted?

Una sonrisa se dibuja en sus labios.

–Ross...

–La cena será en la noche- beso su mano– ¿A eso de las ocho de la noche...? Me encargaré de que estén sus comidas y postres favoritos.

Los ojos de mi pequeña comienzan a brillar, estrujandome el corazón sin siquiera saberlo.

–¡Si!- exclama, sonriente. Me besa– ¡Es una cita!

Me levanto de la cama y tomo el saco que estaba usando cuando me registré en el hotel, para poder colocarmelo y dirigirme hacia la puerta, sintiendo su mirada sobre mí.

–Estaré aquí a las ocho- sonríe– Te daría más detalles pero es una sorpresa.

*

Camino lo más rápido que puedo por las calles de París, sintiendo el delicioso frío en mi cuerpo. Tuve suerte de traer un buen abrigo para no sentir tanto frío.

Saco mi teléfono celular. Y entro a la joyería que tengo en frente mío luego de comprobar que es la misma en la que busque el presente que le daría a _____________. Tuve que buscar una en la que hablan Español por varias horas para poder hacer todo a la perfección.

–Buenas tardes- me dice una chica de unos ¿35 años? a penas entro al lugar. Le sonrío– ¿Puedo ayudarlo en algo?

Asiento.

–Estoy buscando anillos.

–¿De compromiso?

Asiento.
Sintiendo que tengo los pies en el cielo y no en la tierra.

–Están por aquí.

Voy hacia ella, y observo la gran cantidad de anillos que hay en frente mío. Todos se ven preciosos. Pero, ¿cuál elegiría ______________?

–¿Tiene alguna idea de cómo es el que quiere?

Ladeo la cabeza.
No tengo ni la menor idea.
Y eso es un gran problema.

–¿Cuál le gustaría a usted?

Le pregunto.
Puedo darme cuenta que se ruboriza.
Contengo una risa y sigo mirando los anillos.

–Este- abre la carísima vitrina en donde están todos los anillos y saca uno realmente bonito. Tiene unos pequeños diamantes incrustados en el centro, que combinan perfectamente con el color del anillo– ¿Se va a comprometer?

–Algo así.

Sonrío.
Tomo el anillo que tiene entre sus manos y lo examino mejor. Es muy bonito y creo que podría gustarle bastante.

–Llevaré este.

Le indico.
Haciéndola sonreír.
Observo la placa que lleva en el pecho, su nombre es "Amy".

Nos dirigimos hacia la caja registradora, le doy mi tarjeta de débito, y luego de colocar el pin, puedo darme cuenta que sus ojos están a punto de salir de sus órbitas.

–¿Es el hijo de Mark Lynch?

Suspiro.
Asiento, tratando de no notar mi incomodidad.

–Es un gusto conocerlo- sonríe, dándome la mano. La tomo– Mi padre solía trabajar para una de sus compañías, siempre deseo conocerlo- suspira– Es muy lindo que se vaya a comprometer, espero que el anillo sea agradable para su esposa, estoy segura que sí.

*

Cuando abre la puerta de la habitación del hotel en donde está hospedada, puedo sentir como mi mandíbula cae al piso.

Se ve preciosa.
Está usando un fino vestido color negro, que resalta perfectamente con su color de piel.
Usa un collar de perlas y un maquillaje natural que la hace ver aún más guapa de lo que ya es.

–Te ves muy lindo.

Comenta ella, haciéndome salir de mis pensamientos.

Me esforcé bastante en estar bien presentable para esta ocasión... no sabia que ponerme al principio pero luego opté por ponerme un esmoquin que supuestamente iba a usar en la conferencia el día de ayer, pero como tuve que ir jodidamente encubierto, no pude usarlo.

–Tú estas perfecta ______________.

Beso su mejilla, y la tomo del brazo.
Acomodando los lentes de sol que estoy usando con mi mano libre.

–Tienes una obsesión con esos lentes.

Me dice, riendo.
Y no puedo decirle lo contrario.
Los uso desde que comencé a salir con ella, tal y como Germán me dijo que lo hiciera.

–Me gustan bastante.

–A mi también- entramos al ascensor– Pero temo decirte algo...

La puerta se cierra luego de haber presionado el botón del primer piso.

–¿Qué cosa?

–Me pones mucho vestido así.

Toma una de mis manos y la coloca sobre su intimidad, sin levantar la tela de su apretado vestido.
Sonrío, mordiéndome los labios.

–No deberíamos hacer esto aquí.

–¿No quieres?

Hace un puchero.
Aquel puchero que siempre provoca unas salvajes ganas en mí de tumbarla a la cama y dejarla sin respirar.

–Claro que sí- la beso– Pero si alguien nos viera no seria algo bueno preciosa.

Ella sonríe.
Me devuelve el beso y se aleja de mí.

–Cuando tengas ganas...- ríe– Me aseguraré de no hacer nada contigo.

Frustrado; Ross LynchOù les histoires vivent. Découvrez maintenant