– Ya es hora de irnos.– Ella abrió los ojos asustada mirando como la lluvia no paraba.

– Pero sigue lloviendo muy fuerte.– Dijo acercándose a la puerta, donde se encontraba Yoongi. – Quizás sea buena idea que esperemos un poco.– Dijo. Pero se sobresaltó al ver como el pelinegro abría la puerta del lugar y la jalaba hacia afuera. Se podía sentir el frío de la lluvia y algunas gotas cayendo sobre ellos mientras estaban abajo de un pequeño techo que los cubría un poco.

– Tienes que ensayar y yo te tengo que seguir enseñando, no pasa nada.– Respondio sonriéndole. Extendió su saco por arriba de su cabeza cubriendo la de los dos. Mirai volteo a verlo con el ceño fruncido. ¿En serio iban a hacer lo que pensaba? – Puedes sostener el otro lado.– Le dijo.

Ella asintió con la cabeza, Yoongi estaba sonriendo mientras la miraba, parecía no muy segura de correr hasta su motocicleta y después llevarla a un lugar donde no se mojará. Pero a la cuenta de tres el pelinegro salió corriendo sosteniendo la mano libre de Mirai para que corriera al mismo ritmo que el. Ella lanzó un pequeño grito casi al llegar a la motocicleta, parecí que lo habían logrado, eso parecía. Hasta que por el mismo piso resbaloso, hizo que Mirai se resbalara cayendo casi arriba de la motocicleta, pero nunca se lastimó, antes de que se estrellara, Yoongi la agarró fuerte de la cintura dejando caer su chaqueta que los cubría de la lluvia. Mirai sintió como sus manos seguían fuertes ahí, parecía que el tiempo se había congelado para ella, solo escuchaba a las personas murmurando alrededor que también se resguardaba de la lluvia. Ella volteo lentamente mirando el cabello negro y mojado de Yoongi, parecía que tenía una sonrisa a pesar de que estaba todo empapado de agua, donde se imaginaba que ella estaba de la misma manera.

– Creo que es mejor buscar ropa seca.– Agregó con una sonrisa. Ella asintió con la cabeza retirándose poco a poco de el, sintiendo como su corazón se salía de su pecho. Ambos se subieron a la motocicleta de regreso al apartamento de los chicos, parecía que este sería un día largo para Mirai.

Por otra parte, Yuusei ya se encontraba en el mismo parque donde se encontraba con Jimin. Ya tenia esperándolo unos minutos, pero mientras hacía eso, en el pasto extendía una manta para que se pudieran sentar ahí, mientras que por el otro lado ponía todas sus pinturas y limpiaba sus pinceles.

– Parece que me ganaste esta vez.– La pelinaranja escucho la voz del rubio y volteo casi de inmediato con una sonrisa. Aunque frunció el ceño al verlo usar una mascarilla color blanco cubriendo parte de su rostro, ella recordaba que el casi no usaba de eso.

– ¿Estas enfermo?– Preguntó levantándose del pasto para verlo más de cerca. Miro como el rubio bajo la mirada y se alejaba más de ella al verla que se acercaba más a el.

– E-Estoy bien, solo lo quise usar.– Respondio nervioso apretando más su mascarilla.

– No sabes mentir Jimin.– Le respondio cruzándose de brazos. No le gustaba que le mintieran, el rubio suspiro y se sentó en la cobija que estaba en el pasto bajando la cabeza. Al notar Yuusei que parecía ser algo grave se sentó aún lado de él, parecía que el le quería decir algo pero no sabía como hacerlo, solo lo miraba jugando con el pasto. – Sabes que puedes contarle lo que quieras.– Agregó bajando la voz.

– Siempre me decías eso cuando estábamos más chicos.– Dijo el rubio sonriendo con nostalgia. La pelinaranja al notar eso se acercó más a él tratándole de dar algo de ánimos.

– Es por que es verdad, a pesar de que duramos tiempo sin hablar.– Agregó Yuusei con la voz temblorosa. – Siempre pensé en ti.– Dijo bajando la mirada. Aunque eso duro poco al sentir la cabeza del rubio en su hombro, cosa que la hizo voltear hacia el con los ojos abiertos.

Amor no correspondidoOnde as histórias ganham vida. Descobre agora