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Yuusei fue la primera en levantarse del suelo. Había demasiados recuerdos y cosas que no podía olvidar en ese momento. Recordaba como siempre venía a ese mismo parque con Jimin, jugaban a lo mismo a pesar de que las personas las miraran de manera extrañada, ver a dos jóvenes en los columpios y lanzándose era extraño de mirar. Acomodó su cabello corto tratando de quitar la arena, Jimin hizo lo mismo con su cabello rubio.

– Te gane.– Dijo con una sonrisa. Ella se la devolvió de manera cortes. El rubio se levantó primero y ayudó a pararse a Yuusei, tomó sus manos y de un jalón la levantó. Ambos se volvieron a sentar en los columpios, esta vez más tranquilos y ambos con una sonrisa en el rostro.

–Te deje ganar.– Respondio. Jimin sonrió de lado, parecía que no había cambiado en ser competitiva. El rubio sacó su cuaderno de lienzos de su mochila, se acercó a Yuusei mostrándole los dibujos que había hecho. Tenía desde hace años, la pelinaranja sonrió al ver los dibujos que tenía desde que empezó a dibujar. Con cada dibujo que miraba Yuusei más sonreía de ternura al ver incluso los dibujos en los que le había ayudando ella en ese entonces. – No puedo creer que tengas todos guardados. – Dijo mirando los dibujos, donde la firma de Jimin cambiaba con el paso del tiempo.

– Son especiales para mi.– Respondio. A la pelinaranja se le hizo un nudo en la garganta. Por más que quisiera alejarse de él siempre había algo con lo que lo hacía acordarse de esos momentos. –¿Recuerdas como batalle en esa?– Agregó sacando un dibujo del parque.

– Recuerdo que no lo querías hacer por todos los detalles que había.– Recordaba bien esos días. Fue poco antes de que ellos dos dejaran de hablarse más seguido, parecía que era normal. Yuusei pensaba decirle lo que sentía en esos días, estuvo ensayando mentalmente como se lo diría. Miraba a Jimin tan concentrado en el dibujo que estaba indecisa al decirle, aunque eso no duró del todo al ver como sus dos amigas llegaban por ella. De la nada, Jimin empezó a desconcentrarse y a equivocarse más, cosa que a la pelinaranja se le hizo extraño el casi no perdía la concentración, días después fue cuando se enteró que era por Mirai.

Por un lado estaba tranquila de no a verle dicho antes, pero el no hacerlo también la estaba carcomiendo por dentro. Antes que eso hablaban a diario, hablaban tanto de cosas que tenían en común así como cosas que les pasaban a diario. Después de eso las llamadas cesaron a pesar de Jimin tenía ganas de hablar con Yuusei, la pelinaranja siempre le ponía alguna excusa para que eso no pasara, cosa que a ella le dolió al estar acostumbrada a su voz, su risa en las llamadas y sobre todo el que la escuchara.

– Tengo ideas para esta pintura.– Dijo con emoción. Fue hasta la primera página de su cuaderno y la pelinaranja miró apenas un boceto hecho con lápices. – Cuando oí que me tocaba contigo, me acorde de la vez que fuimos al museo y había una pintura de Van Gogh.– Yuusei sonrió. ¿Todavía se acordaba de eso? Lo último que recordaba era que la había Guardado en un viejo cajón y que ya no miraba esa foto.

– ¿Quieres hacer algo igual?– Pregunto mirando los trazos.

– Pero con el atardecer de aquí.

Yuusei volvió a sonreir. Estaba contenta con esta idea, su corazón se sentía cálido al oír como Jimin se acordaba de aquella salida. Pero por un lado sentía ese sabor amargo al saber que para Jimin solo sentía una amistad por ella a pesar de todo. ¿Por que ella solo se sentía así? Pero era con lo que la pelinaranja tenía que lidiar, mientras que por un lado estaba feliz por estar con el, por que si, lo extrañaba a pesar de ese sentimiento unilateral, el otro lado solo le recordaba que detrás de la sonrisa que le daba y la atención, solo Jimin la consideraba su amiga.

¿Pero que mas podia hacer? En el fondo la pelinaranja tenia la esperanza de que esos sentimientos se alejaran o que disminuyeran, pero si era sincera consigo misma, tenia lidiando con ellos tanto tiempo que para ella el cariño que le sentia a Jimin no era algo pesado, era un tierno secreto que se guardaba para ella a pesar de que el no supiera nada. En el fondo se sentia valiente, menos cuando sentia la presencia del rubio frente a ella.

Amor no correspondidoWhere stories live. Discover now