Caja de arena.

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—¿Tienes documentos? —cuestionó tímidamente.

—Sí, tengo algunos, ¿por qué preguntas?

—Quiero verlos. —pidió con cierta seriedad, teniendo esas esperanzas de poder entender por sí misma.

El hombre negó ante la petición de la menor, cosa que le hizo molestar. —Lo lamento HeeSeok, no puedo darte esos documentos. —se disculpó antes de ver a su hijo y hacerle una señal al rodar sus ojos y mover un poco su cabeza. —Escucha —se acercó a ella y tomó su mano para sostenerla entre las suyas firmemente. Mientras lo hacia guardaba silencio en espera a que su hijo les dejara solos. —, te conté lo necesario, si conoces más de lo sucedido correrás peligro, más del que yo corro. —negó entre un suspiro, mostrándose por un corto momento cabizbajo. —No quiero que la hija de mi mejor amigo sufra. —murmuró volviendo a levantar su rostro para ver a la menor.

—Tengo veintidós años, puedo tomar mis propias decisiones, soy consciente de lo que puedo y no puedo hacer. —fruncía un poco su entrecejo, mordía el interior de sus labios. —Soy su hija, quiero vengar su nombre.

—No. —privó a su decisión. Apretó sutilmente las manos que las suyas rodeaban, ya viendo cómo el castaño volvía al lugar. —Déjalo en el pasado, no hurgues en el avispero, te lo suplico. —soltó aquellas pequeñas manos que temblaban sutilmente. Sentía su propio pecho reprimir un poco, cómo si su corazón deseara hablar. —Aunque sea espera un poco más, ¿sí?

La azabache desvió la mirada hacia su compañero, le dedicó una muy suave sonrisa antes de volver a ver al mayor y asentir. —Está bien, pero no esperes que me quede de brazos cruzados. —vió una triste expresión en el adulto, cosa que le hizo deprimir igual.

Elevó sus manos para sin que el contrario lo esperase, abrazarlo a su cuerpo con algo de fuerza. —Gracias, de verdad, te lo agradezco. —al fin su sonrisa volvía, podía sentir como su gesto era correspondido con timidez. —Todo va a estar bien, no haré nada. —soltó el agarre mostrando una cálida sonrisa en sus labios.

—Gracias. —una delicada risa expresó luego de haber suspirado. —Ya es tarde, vayan a descansar.

La azabache asintió a las palabras del sujeto sonriendo con suavidad. —Usted también debe descansar, ha sido un día largo. —se aproximó al castaño y dedicó un dulce beso en la mejilla. —Me adelanto. —mencionó antes de marcharse.

—Papá —Im habló al estar finalmente a solas con su padre. —, ¿por qué le contaste? —cuestionó en voz algo baja. —La conozco, sé perfectamente que actuará tarde o temprano.

El de algo canoso cabello suspiró de forma muy pesada, su mano había llegado hasta su nuca para rascar la misma, dando indicios de incomodidad. —Escucha, ChangKyun —le miró por unos momentos en silencio. —, todos merecen saber la verdad. Tú más que nadie sabe eso. —se aproximó al más bajo y su mano posicionó sobre su hombro, apretando el mismo delicadamente. —Hijo, sólo apóyala en lo que desea, la verdad deberá salir a la luz, pero aún no es tiempo.

—Aún faltan cosas por descubrir. —concluyó provocando que el contrario sonriera por sus palabras. —Lo sé muy bien. —pausó para tomar su móvil al sentir este vibrar en su bolsillo. Observó la pantalla para luego reír suavemente. —Y creo que hyung sabe algo más.

[ . . . ]

Ambos jóvenes llevaban un rumbo fijo junto a un moderado paso, mantenían sus cuerpos cercanos, más sus manos distantes. ChangKyun tenía su vista puesta hacia delante, ocasionalmente veía hacia su lado izquierdo, viendo a la muchacha cabizbaja.

Wrong Train ➵ Im ChangkyunWhere stories live. Discover now