Gaming Zone.

1.2K 123 16
                                    

El corazón de esa pobre chica latía de prisa, sus piernas temblaban a pesar de su rígida postura. Temía por su seguridad y eso era más que notable.

—Oye —escuchó llamar. —, todo está bien, tranquila. —una voz muy cálida, seria y varonil se hizo notar, una mano se hizo sentir al posarse sobre las suyas. Un tacto delicado, una dulce textura, cual imposible el no deleitarse. Aquella mano de un total extraño le hizo suspirar, sus ojos abrir y cerrar con lentitud.

Un suspiro resopló de su boca, y su cuerpo volvió a moverse. Con suavidad, volvió a su postura original, la mirada mantuvo impregnada a la nada, un pasillo oscuro. De a poco, giró su cabeza para poder encontrarse con un joven más alto que ella. Sus ojos eran café, su cabello parece ser teñido de ese mismo color, una piel de vista tersa, unos rosados labios y una expresión de plena curiosidad. —¿Estás bien? —cuestionó quien parecía ser su salvador.

—Sí, estoy bien, solo creí que alguien me seguía. —sus levemente temblorosas manos posicionó sobre su cabeza, acomodando su largo cabello hacia un lado.

—¿Qué? ¿Alguien te seguía? —cuestionó ciertamente curioso y, a su vez, un tanto entretenido. —Por Dios, lo único que te perseguiría sería un par de palomas; gru gru te voy a matar gru gru. —burló el desconocido mientras negaba.

—Oye, no te burles, ya casi son las 3:00am. —negó mientras un exhalo se mezclaba con la fría brisa de la madrugada. Su cabello bailó con el mismo y ella con gracia acomodó éste tras su rosada oreja. —Cómo sea, mejor me voy, tengo que encontrar algún lugar para poder llamar. —realizó una leve reverencia permaneciendo con una expresión algo seria. Volviendo a su postura original se disponía a retomar la dirección opuesta a la cual antes se encaminaba, pero su cuerpo se resistió al escuchar alguien hablar.

—Trabajo al otro lado de la calle, ahí podrás llamar. —el joven con su dedo señaló el camino, mostrando con éste un lugar realmente iluminado de luces fluorescentes. Su entrada se componía de grandes ventanales, éstos decorados con ilustraciones alusivas al motivo de la localidad. —También es tarde, así que ven, llamas para que te recojan allí. Bueno, si quieres.

Suspiró aliviada al no tener que caminar a un lugar más lejano, aún así, estaba nerviosa de si confiar o no en aquel muchacho. —Iré contigo, gracias. —le dio la razón a la duda.

Una pequeña sonrisa embozó aquel muchacho, quien se dio media vuelta para guiar a la joven hasta el establecimiento que le había señalado. Rápidamente escuchó un pequeño bullicio, había un grupo de personas dentro del local. ¿Qué era ese lugar? Una zona de juegos. Los presentes reían mientras jugaban, charlaban, un ambiente ameno y muy vivo.

—¡Te dije que dejaras de hacer trampa! ¡Eso es injusto! —una pareja discutía mientras jugaban un juego de par.

Una sonrisa de ternura apareció en los labios de HeeSeok. —Debe ser lindo tener a alguien que te complemente. —suspiró con pereza mientras caminaba detrás del extraño hasta llegar a una especie de oficina.

—Ven, entra, el teléfono está sobre el escritorio. Utilízalo lo necesario, cualquier cosa estoy afuera.—se dio vuelta y se dispuso a cerrar la puerta, pero antes de hacerlo volvió a observar a la fémina dentro la habitación. —Puedes estar tranquila, aquí no te pasará nada. —sin más la dejó sola.

Ante esas últimas palabras, una pequeña y cálida luz tocó su pecho, su latir se volvió fuerte, sin acelerar su velocidad, solo constante. Jadeó un par de veces y negó rápidamente. —Cliché. —tomó el teléfono con su mano zurda y con la otra presionó las teclas para así marcar el número. Y la misma histeria se repetía, nadie contestaba sus llamadas. —¿Qué les cuesta agarrar el maldito móvil y aceptar una bendita llamada? Me matan y ni se enteran. —respiró de forma muy profunda, volviendo a marcar otro número mientras escuchaba el tono sonar.

Wrong Train ➵ Im ChangkyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora