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Los días pasaban y el rencor de Tin por los padres de su omega crecía como una bola de nueve que va llevándose todo a su paso.

Pero no habían hecho nada contra ellos aún, Can siguió recuperándose y el alfa no quería presionarlo con el tema, a veces tenía una expresión perdida y Tin podía sentirlo triste. En las noches escucharlo llorar seguido y aunque a veces lograba consolarlo dándole caricias o abrazos, a veces Can le pedía que lo dejara sólo.

☁️·☁️

Can miraba hacía el techo del hospital, estaba aburrido, Tin y Ae quienes lo cuidaban estaban fuera de su habitación haciendo no sabe qué y él estaba a punto de quedarse dormido.

Vió la puerta abrirse y una mujer asomarse por está con una sonrisa tímida pero algo triste, era la madre de Tin.

— ¿Puedo? — ella preguntó, esperó pacientemente y cuando Can asintió ella entró cerrando la puerta detrás de sí. — Lamento mucho esto, tardé en venir porque estaba lejos y el avión se atrasó, pero estaba muy preocupada por tí.

El Omega sonrió un poco y la mayor que ahora se había sentado a su lado tomó su mano y la acarició.

— Gracias... Perdón por pensar mal de usted, es una buena mujer. — él omega habló, lento pero entendible.

— No mucho, pero me hiciste abrir loa ojos. — ella sonrió hacia él. — Me alegro que llegaras a la vida de mi hijo. — miró hacía al suelo y suspiró tratando de ayudarlo habló. —Lamento mucho tu perdida... Pasé por algo así y sé que es algo difícil pero si dios y la luna lo quieren te darán muchos hijos, ahora él será un ángel para tí, te cuidará, lo hizo ese día.

Las lágrimas de Can rodaron por sus mejillas y asintió.

— Lo sé. — Se limpió con el dorso de la mano. — Hubiéramos salido adelante de todas formas... — su labio tembló. — Mi padre dijo que él bebé arruinaría mi futuro...

— No hables de él. — la omega casi gruñó. — No merece ni siquiera que lo llames así. — el menor se asustó un poco cuando vió la cara de su suegra, asintió repetidas veces tratando de calmarla. Ella luego le sonrió. Pero por supuesto que ella tenía razón.

Can fue dado de alta y Tin había peleado con Ae para que lo dejara llevárselo para cuidarlo en su casa.

Y la batalla fue ganada por el alfa que ahora tenía al amor de su vida sentado -y muy arropado- a su lado en el jardín de la casa de sus padres.

Comían galletas y sí, Tin le estaba dando de comer en la boca.

— ¡Ya estoy mejor, no tienes que hacerlo! — Can dijo riendo suavemente, pero el mayor negó y se las dió, un rato después le dió un dulce beso en los labios.

— Lindo. — Tin susurra en su oído. — No puedo esperar para follarte.

Cuando se aleja ve a Can muy sonrojado y se da cuenta por qué.

— ¿ No puedes esperar para qué? — su madre suelta una suave carcajada. — Deberías tener más modales, hijo. — Anne bromea y se acerca a los más jóvenes para arreglar la camisa dentro del pantalón de Tin.

— Mamá... — Tin se sonroja también pero se deja.

— ¿Cómo te sientes, Can? — la omega acaricia su pierna con cariño, Anne y Can formaron una muy buena amistad en los últimos días, algo sorprendente ya que ella pasaba muy poco tiempo en casa.

ᵘⁿᵇᵉᵃʳᵃᵇˡᵉ [Tincan]Where stories live. Discover now