Encuentro

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Solo quiero agradecerles el amor a esta novela, ojalá y podamos seguir leyéndonos muy pronto, este es el antepenúltimo capítulo y me resulta imposible creer que esto está a punto de terminar, tengo muchos proyectos en puerta que espero me hagan llorar menos que este 😂 gracias por estar aquí lectores ❤️ de verdad cambian mi vida con sus comentarios hacia lo que escribo, mis mejores deseos.

¿Creyeron que no la iba a terminar? Yo también, pero aquí vamos 😭💔

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Podía escuchar las gotas de lluvia caer en la ventana...

¿Qué día era hoy? ¿Cuánto tiempo había pasado? Son preguntas que no podré contestar, por ahora. He cambiado de ubicación casi a diario, o eso creo. Sandy me revisa una vez al día, han llamado a médicos luego de que Callaghan me violara al rededor de 5 o 6 veces, los médicos también me violan luego de la revisión... estoy exhausta, estoy lastimada... estoy sangrando.

El cuarto en el que me encuentro ahora es frío, las paredes verdes, la cama está rota, pero recostarme en el suelo no es una opción, el dolor es incontenible en superficies rígidas. Ya no puedo pelear en contra de Tristán, mis ojos se cierran en cansancio y mis ganas de estar muerta aumentan con el paso de los días. Intenté dejar de comer, pero metieron un tubo por mi nariz para alimentarme, en mi última pelea posible logré quebrarle el brazo a Sandy, mi castigo fue una violación que casi me mata... siempre "casi"... nunca por completo.

—¡Yaaaaa! Basta, Tristán...— rogar no me servía de nada, pero el hombre estaba metiendo su pene en mi mientras con un palo de algún material violentaba mi ano y uno de sus amigos me golpeaba con una soga que usaba como látigo, su miembro por igual, entraba y salía de mi boca sofocándome, estaba tan humillada como adolorida, estaba segura de que algunas de mis costillas se encontraban rotas.

Mátame, mátame, mátame...

¿Dónde está Sandy?— pregunté un día mientras Callaghan me llevaba sobre su hombro, estaba segura de que había puesto alguna droga en mi bebida, porque no podía moverme, no podía ni pensar, era como un saco de papas a su lado.

—Cállate Isabel—, sus palabras no me dijeron nada, pero podía escuchar el temblor de su voz. No sé cuánto tiempo colgué de su hombro hasta quedarme dormida por completo.

Sentía que nos movíamos a gran velocidad, mi cabeza daba vueltas y no pude resistir la urgencia de dejar salir todo de mi estómago.

—¡Mierda, Isabel!— gritó Callaghan desde lo que parecía el asiento del conductor... era todo tan parecido al día que me secuestro la primera vez. Sentía las mismas náuseas y el mismo dolor de cabeza, mis manos y pies estaban atados y podía sentir los movimientos veloces de su conducir—. Siempre haces lo mismo, debería saberlo—, se volvió a quejar, hasta parecía gracioso que esto fuera algo cotidiano ¿no? No tenía muchos recuerdos del primer secuestro, estuve drogada la mayor parte del tiempo y mi memoria se había estropeado entre violaciones y golpes, ahora no tenía idea que cuánto tiempo teníamos en el auto o la razón por la cual huíamos de nuevo.

La niña de 15 años volvía a mi mientras dejaba salir mi cena de la noche anterior en el suelo del auto, estaba tan asqueada y asustada como esa noche, quería a mi madre y a mi padre, quería a Charles... pero todos estaban muertos.

Charles.

La máquina que controlaba mis palpitaciones no dejaba de sonar, el dolor era indescriptible, recuerdo haberle dicho a varios de mis compañeros que esto no era para tanto, mentí y me disculparía cuando saliera de aquí.

—Detective Anderson— entró mi hermano con una carpeta en sus manos.

—Isaac—, respondí con un aliento, había despertado hace 4 días y aunque buscaba sanar lo antes posible para seguir buscando a Isabel, mi cuerpo no cooperaba lo suficiente.

Ojos tristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora