Sin salida

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Isabel

Callaghan llego temprano ese día, parecía contento, respiré hondo y salí de mi habitación, el vestido a penas me cerraba, podían verse mis piernas por completo y estaba descalza, como a él le gustaba.

—Belle— me llamó y accedí acercándome despacio—, hoy tendremos invitados especiales—, odiaba a sus invitados, eran los peores días, siempre traían niñas pequeñas con ellos y las intercambiaban por algo de dinero, aún podía escuchar sus llantos y las paredes de la maldita casa aún rechinaban con sus nombres.

—¿Qué tan especiales?— debía preguntar para saber qué vestido usar, si usaba el incorrecto se enojaría y sería peor.

—Únicos— pronunció moviendo mucho los labios como si yo fuera demasiado estúpida para entenderlo—, te compré un nuevo vestido que usarás hoy, también zapatos—. Miré hacia la bolsa que señalaba con la mirada y me acerqué.

Dentro de la bolsa había un vestido... de adulto, aún así parecía 2 tallas muy chico para mi, pero jamás me había comprado nada igual, los zapatos, eran estiletes rojos, con tiras, desde mi fiesta de 15 años no había usado algo parecido, dudaba poder caminar en ellos.

—¿Señor?— me miró alzando una ceja—, esto no se parece a mis vestidos—, la sonora carcajada que lanzó me causó escalofríos, su mirada era siniestra y tragué con dificultad.

—¿No? ¿Enserio?— preguntó sarcástico— Men han de haber dado la bolsa equivocada en la tienda—, cubrió su rostro con su mano como si en realidad lo lamentara, mientras me miraba con burla—. Tráelo, veremos que tanto me debo quejar del servicio—, me acerqué de nuevo a él, ahora con la bolsa entre mis temblorosas manos, sabía lo que venía, aún no llegaba a él y ya podía sentir sus manos lascivas en mi piel y sus besos recorriéndome, mi respiración se aceleró al mismo tiempo que las ganas de llorar cristalizaron mis ojos—. Desnúdate— ordenó.

Abrí botón por botón la parte de arriba de mi vestido, aparentemente tardándome demasiado ya que sus manos quitaron las mías del camino, asustándome y rasgando la tela dejándome completamente expuesta de la cintura hacia arriba, las lagrimas comenzaron a caer despacio mientras su lengua recorría mis pechos y succionaba con sus labios mis pezones, dejando caer la última parte del vestido al suelo.

—Eres asquerosa— dijo presionando mi seno con su mano que no lograba abarcarlo por completo—, no pude disfrutarte tanto como quería—, se dirigió a mi cuello y con su mano libre comenzó a "estimular" mi vagina, lo cual hacía con movimientos bruscos y desagradables, lastimándome y dejándome adolorida—, vístete—, me ordenó empujándome al suelo.

Me arrastré por el vestido llorando comencé a ponérmelo como siempre hacia, ya debería de estar acostumbrada, o eso decía la desagradable mujer de la cocina, acostumbrada... como si fuera mi culpa haber sido secuestrada, como si fuera mi culpa cada violación. Terminé de ponerme el vestido, era negro y corto arriba de las rodillas, el escote del frente mostraba gran parte de mi pecho y la espalda, estaba completamente descubierta.

—Toda una zorra— dijo Callaghan cuando termine con los zapatos, en los que apenas y podía mantenerme en pie, escupiéndome al rostro y alejándose a paso acelerado, rompí en llanto en cuanto estuvo lo suficientemente alejado de mi—, ¡Arréglate, los invitados llegan en una hora!—, me advirtió a lo lejos, gritando y un escalofrío corrió por mi espalda, jamás me había hecho vestir así, nunca por nadie, si estos "invitados" eran tan diferentes, sería la noche de mis pesadillas.

Luego de tomar una ducha rápida comencé a cubrir mis moretones y heridas, si cualquier herida era exhibida, Callaghan me golpearía hasta dejarme inconsciente de nuevo, el traía el maquillaje una vez al mes, un poco de todo lo que me dejaba utilizar, quería que fuera como una muñeca de porcelana, con largas pestañas y labios rojos, así que siempre buscaba complacerlo para sufrir lo menos posible; mis manos temblaban haciendo muy difícil la tarea de arreglarme correctamente, las lagrimas traicioneras que escurrían por mis mejillas eran aun peor, aún así, hice lo que pude para quedar perfecta.

Ojos tristesWhere stories live. Discover now