Dark Side - ChanLix

Epílogo

Hyunjin y Chan caminaban de regreso al hospital. Habían ido a cenar juntos, y solos, olvidándose por un momento de sus parejas. Jeongin y Felix habían salido juntos y les habían dicho que querían estar solos, así que los dos mayores decidieron imitarlos e irse juntos.

Hyunjin iba canturreando feliz. Lleva cinco años de novio con Jeongin y estaban pensando muy seriamente formalizar su relación. Más bien, legalizarla, pues formal lo había sido desde un principio.

Su familia se sentía algo extraña por tener un hijo homosexual, pero habían aceptado a Jeongin desde que lo conocieron, pues es demasiado adorable para poder rechazarlo.

Así que, esa noche, solo iba feliz, caminando junto a su hermano y tratando de no brincar en lugar de caminar.

Chan iba más callado y pensativo.

─ ¿Sucede algo malo, hyung? – Le preguntó, preocupado.

─ No, nada malo. Solo es... - Dudó de hablar. Hyunjin es su hermano, pero lo que sucedía le parecía demasiado íntimo hasta para él.

─ ¿Es respecto a Felix o al trabajo?

─ No es nada malo. – Repitió. – Pero a veces me siento tan extraño...

─ Mejor dime lo que te pasa. No te entiendo y solo logras preocuparme.

─ Bueno... - Lo miró dudoso. – Pero debes jurar ante todos los dioses del universo que no le dirás nada a Jeongin, porque él le puede decir algo a Felix y entonces sí, las cosas podrían empeorar.

─ No le diré nada. Las cosas que me quieras platicas, como hermanos, se quedan así, entre los dos. No te preocupes, no le diré nada.

─ Bueno, más te vale que cumplas tu promesa o jamás volveré a confiarte nada.

─ Hyung... - Lo miró de mala manera, pues Hyunjin nunca ha soltado ningún secreto que le hubiera platicado su hyung, ni siquiera cuando eran niños.

─ Está bien. – Se sentó en una banca del parque y Hyunjin lo imitó.

─ Desde que estoy con Felix, me siento el hombre más feliz del mundo.

─ Se nota. Hasta sonríes solo, como un tonto. – Intervino el otro.

─ Déjame hablar. – Lo regañó.

─ Está bien.

─ Somos perfectos. Creo que ninguna pareja puede decir que tenga tanta concordancia como nosotros y de verdad, hasta nos leemos la mente.