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Editado 21/12/21

Mi mamá se había ido a su luna de miel en Hawái junto con Marcos hacía dos días y por supuesto que David y yo hemos aprovechado para estar juntos cada momento que estamos en casa.

Acabábamos de llegar del colegio y me había sorprendido un montón en la mañana cuando vi a Luisa esperándome frente a mi casillero. Había hablado con ella después de la boda y aunque había decidido guardarme lo que me había dicho David, sí le sugerí que tenía que hablar con Simón, quien luce miserable desde que Luisa le cortó.

Por supuesto que no estaba nada de acuerdo con lo que había hecho Simón, pero era más que evidente que los dos se querían y estaban sufriendo por una gran falta de comunicación.

Suelto un sonoro suspiro y dejo de lado mis pensamientos de todo el drama Simón-Luisa para centrarme en la película que está puesta en el televisor de mi habitación.

—¿Por qué los suspiros preciosa? ¿Estás bien? —Susurra David en mí oído tratando de hacer poco ruido para no molestar a mi hermano ni a Cam que se encuentran en el pequeño sillón al lado de la ventana mientras ven la película.

Sonrío al notar que mi hermano está moviendo su mano con discreción sobre el muslo de mi amiga y niego con la cabeza distraídamente.

—Todo bien, sólo pensaba en el rollo que se han montado Luisa y Simón —explico antes de acomodar mi cabeza sobre su pecho relajándome al escuchar el constante latir de su corazón.

—Yo también he estado dándole vueltas a ese asunto. Lo veo complicado —dice pasando su mano sobre mi hombro cubierto por uno de sus hoodies.

Cierro los ojos disfrutando del suave tacto—. Sí que lo es —concuerdo sintiendo cómo las delicadas caricias me arrullan y poco a poco mis ojos se comienzan a cerrar.

Sin embargo, justo cuando estoy a punto de caer dormida un estruendoso chirrido de llantas me despierta de golpe. Aturdida me siento con la espalda apoyada sobre la cabecera y extiendo mi cuello hacía la ventana para ver que ha sido.

—Eso sonó horrible —murmuro cuando diviso una camioneta Range Rover blindada aparcada con descuido frente a la casa.

Mis ojos se abren desmesuradamente cuando las puertas del vehículo se abren y diviso a dos hombres cargando a un inconsciente Matteo Bianchi hacia la puerta.

Todos en la habitación me observan curiosos cuando notan mi expresión y doy un respingo asustada cuando el timbre suena insistentemente. Me levanto de golpe y corro hasta la salida de mi habitación.

Antes de salir me viro hacia las personas que me siguen observando y resoplo frustrada.

—Axel, lleva a Cam a tu habitación y no salgan. Y David, tú vienes conmigo —ordeno señalando a cada chico cuando lo nombro. Ambos parecen entender que se trata de algo urgente y no tardan en hacer lo que les pido.

Axel toma a Cam de la mano llevándola a rastras hasta su habitación y ella me dedica una mirada confusa antes de que mi hermano le cierre la puerta en la cara. Sé que ha sido un poco descortés mandarla a encerrar sin decirle por qué me encuentro tan alterada, pero por su bien es mejor mantenerla al margen de todo lo relacionado con los asuntos pasados de mi papá.

—Es Bianchi, creo que está herido —informo a mi novio y cuando el timbre vuelve a sonar con impaciencia ambos bajamos a toda velocidad para abrir.

Él llega a la puerta primero, en cuanto la abre y nuestros ojos se posan en la escena frente a nosotros el corazón se me detiene. Una mueca horrorizada se planta en mi rostro y los hombres que cargan al herido se abren paso dentro de mi casa. El chorro de sangre que los sigue me deja saber que esto no pinta nada bien.

Mi Hermanastro © [✔️] |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora