Capítulo 15. El sonido del lobo.

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Max se había reunido con el General Kisa y todo estaba listo. Eran las seis de la mañana y sólo se oían los pajarillos y otros animales del campo. Cuando de pronto un ejército sin ropas de soldado pero con muy buena organización se acercaba a lo lejos. Dispuestos y listos para luchar. Las reglas eran reglas, debían luchar en igualdad de condiciones, ni siquiera Mursufhite podía hacer algo al respecto pues pondría en entredicho el honor de sus soldados.

...

Se acercaban a la batalla. No es que Eleanor jamás hubiese participado en una, pero era difícil saber que tanta sangre se derramaría. George tocó su brazo cuando estuvieron lo suficientemente cerca del enemigo para atacar. Ella miró a Richard que asintió con la cabeza dándole a ella el inicio de la batalla. Eleanor tomó su espada y la alzó al cielo y de su boca salió el sonido de un lobo. Ella aulló llamando a sus compañeros a la batalla. El ejército del rey se sorprendió al oír el aullido, creyendo que los contrarios tenían un lobo. Lo cual era cierto. Tenían a Eleanor.

Hacía tres años, todo el grupo se reunió para poner un tatuaje a sus cuerpos que lo definiese. Era un doloroso proceso que definiría quien era resistente para seguir en el grupo. Eleanor escogió el tatuaje del lobo porque era su animal favorito. También era el de su padre, aunque ella no lo sabía. Era el animal del emblema de los Vinteri. Ella era una Vinteri y estando dolida había decidido que si no tenía su apellido, tendría al menos el emblema de su familia. Y se tatuó un un lobo aullando en parte inferior de la espalda. Sólo el grupo y sus amigos más íntimos conocían de ese tatuaje. Poco a poco la llamaron "Lobo" y a Andro "Zorro" porque se tatuó en el brazo un zorro. Hasta que una vez, en Herfos algunos del grupo estaban presos, oyeron un aullido y comprendieron que era Eleanor quien estaba avisando que habían venido a rescatarlos. Desde ese día el aullido adquirió un significado para el grupo y para Eleanor misma. Ahora aullaba. Significaba guerra.

Entonces atacaron. Con todas sus fuerzas. Con toda su valentía aunque muriesen. Eleanor y los arqueros lanzaron al aire sus flechas hiriendo a los soldados del rey pero ellos también lanzaron las suyas hiriendo a los contrarios. La lucha se desarrollaba y los cuerpos empezaban a amontonarse en el suelo junto con charcos de sangre. Eleanor tomó su espada y empezó a luchar. Por alguna razón, sólo golpeaba en la cabeza a sus enemigos para dejarlos inconscientes e imposibilitarles, no para matarlos, cuando lo demás lo hacían. Aún llevaba su pelo corto pues no le había crecido y por sus ropas y armadura nadie osaría decir que era mujer. Cada cuando en la batalla Richard se cercioraba de que ella estaba bien, al igual que los de su grupo. Todo estaba saliendo bien, hasta que lo vio. Era Maximilien. Luchando con su espada llena de sangre y gritando:

-¡Adelante soldados! ¡Luchad a muerte por Valengo! –Gritaba él con todas sus fuerzas. Eleanor vio cómo un soldado de los de Richard se dirigió a él para matarlo por la espalda. Eleanor no lo pensó y tomó su puñal y lo lanzó hacia el corazón de su compañero de lucha. Una vida por otra vida. La vida de un compañero por la de Max. Al momento de ver caer al hombre Eleanor no pudo evitar lanzar un grito de frustración. Había matado a un compañero. Entonces Maximilien la miró. Su cara mostraba sorpresa, después mostró mucho enfado y se acercó a ella a grandes zancadas cruzando con cuidado por los cuerpos que había en el piso.

La tomó de los hombros y la zarandeó fuertemente mientras la arrastraba fuera de la batalla. Ella intentaba soltarse y golpeó fuertemente la entrepierna de Max.

Él la soltó emitiendo un gruñido y ella aprovechó para escapar. Maximilien estaba enfadado, pero no podía dejar a sus hombres. Rápidamente rogó a Dios porque ella estuviera bien y se pusiera a salvo y regresó con sus soldados.

-Eleanor, estás sangrando. –Dijo Richard preocupado mirándola.

- ¿En dónde? –Se espantó ella, mientras miraba la lucha en medio del combate. Richard señaló su trasero y se volteó a otro lado rápidamente. –Ahh, es eso. –Dijo ella aliviada. –Nada que no haya sufrido antes. Tienes suerte. –Miró a Richar que comprendió a que se refería. Después siguieron combatiendo hasta que Eleanor fue herida y le ordenaron alejarse de la batalla.

LA LOBA VINTERIحيث تعيش القصص. اكتشف الآن