Capítulo 3. El asalto.

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                                                                                 EL ASALTO.

Eleanor llegó a su cabaña al atardecer después de haber cazado un par de conejos en el bosque para su cena. Había hablado con Honorina de su madre, y lo había asimilado. El marqués era un bruto, pero su madre no podía hacer nada porque él era su marido. Y si lo denunciaba, él era muy poderoso. La ley lo amparaba porque una esposa es propiedad de su marido. (Que ridiculez.- pensó.-Ellos si hacen lo que quieren, pero quieren controlar a sus esposas), aun así, le era desconocido porque su padre la abandono, y le negó su presencia relegándola con los criados. Honorina le había dicho que su madre Ruth era una joven viuda de un lacayo que había muerto dejándola embarazada, pero que perdió su bebe una semana antes que Eleanor naciera. Le habían dejado que la cuidara porque Ruth tenía leche, y Eleanor la necesitaba. Ruth y la bebe se habían encariñado y al oír que su padre no quería verla se la había llevado a una cabaña. También se enteró que el marqués le mandaba una asignación anual a Ruth para que la cuidara. Y por su silencio.

-Vaya. ¿Quién es tan ruin como para negarle a su propia hija su nombre y su protección? .... -Exclamó Eleanor en voz alta. -... Marcus Vinteri. 

....

-Bien amigos, todo como está planeado, todo lo que sea de valor. No muestren sus caras y no hablen más de lo necesario. ¡¡Vamos!!. – Eleanor se dirigió a la orilla del camino esperando algún carruaje. Cinco hombres la acompañaban. Tenían una misión. Recaudar fondos de donde fuera para apoyar al príncipe William de Salcef, para la guerra que se avecinaba.- Nada puede fallar.

Robaron 5 carruajes ese día. Nunca robaban en el mismo lugar, pues era peligroso, siempre sorprendían a los adinerados. Eleanor sabía que robar estaba mal, sin embargo no tenía opción si quería ver a su gente libre de la tiranía del rey actual. Había sido un buen día, repartió las ganancias con todos sus compañeros por igual y se dirigió a su cabaña.

Hoy leería la carta de su hermana Anne. Solo Dios sabría qué hubiera pasado si Anne no hubiera resultado herida. Quizá jamás se habría enterado de su verdadero origen. Decidió no pensar en eso. Nada podría hacer solo continuar con lo que le quedaba de vida y de esperanza.

Tomó la carta de su media hermana, que estaba escondida en un piso falso en la madera de su cabaña y empezó a leer.



Querida Eleanor.

Con todo el cariño que siento por ti, me pregunto que habrá sido de ti al irte de casa.
Sé que fui muy injusta contigo, y me he arrepentido de ello, todos estos años desde que te fuiste y me dejaste sola en este lugar.

Me casé. Me case con un conde, mi marido es uno de los hombres más influyentes y ricos de Vunima, la ciudad al norte y capital  de Huodsurth. No solo de la cuidad, sino de todo el país. Es un hombre honorable y todo un caballero. Oh, no sabes Nana, creí que jamás podría amar a alguien, pero cuando lo vi por primera vez, cambie de parecer. Lo amo. ¡Cómo me gustaría que tú amaras así también! Sin embargo todo el tiempo estoy sola, el siempre sale a hacer sus viajes de negocios. Ojala y cuando tú te enamores seas correspondida.

Padre sigue siendo el mismo. Mi madre murió hace poco tiempo, y padre está de nuevo buscando otra esposa. Parece haberla encontrado porque una viuda de nombre Sabella no se le despega ni un segundo, padre ya le ha propuesto matrimonio.

En fin Nana, te extraño muchísimo, y si algún día puedes perdonarme, estaré al fin en paz. Ojala y Dios me Bendiga con un bebe. No sabes la alegría que me daría ser madre. Así mi marido estaría más tiempo en casa. Me gustaría que estuvieras aquí conmigo.Solo me queda la penitencia de estar sola en este mundo, aunque estoy rodeada de gente. Extraño nuestras escapadas y travesuras aunque estemos ya muy mayores. Ojala y el tiempo no hubiera pasado y tú y yo estuviéramos corriendo por el castillo, y escapando de las institubrujas. Estoy segura que la señorita Beachums si se levantara de la tumba y nos viera, se volvería a morir. Te extraño mucho.

LA LOBA VINTERIWhere stories live. Discover now