Capítulo 7. Guardia baja

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Lady Sabella se encontraba en el lecho de uno de sus amantes ronroneando de gozo mientras éste le daba placer. Todo estaba saliendo conforme a lo acordado, Marcus Vinteri iba a ser su marido en solo un mes. De hecho, sería su segundo matrimonio. A la edad de 15 años su padre el vizconde Thomas la había obligado a casarse con un hombre que le triplicaba la edad, no tenía título, pero sí mucho dinero y era nuevo rico. Éste también era viudo. 

Pero Sabella pronto aprendió que es devorar o ser devorado y mientras ese asqueroso ser se divertía con ella cuando ella lo aborrecía, ella ideaba planes para acabar con su vida. Y así fué. A los 5  años, a su marido le dió un ataque al corazón y los médicos 'no pudieron hacer nada por él. Su madre conociendo el temperamento de Sabella sólo tenía una pregunta para ella: ¿Porqué has tardado tanto en deshacerte de él?, a lo que la hija contestó: No podía arriesgarme a que me quitaran su fortuna por mi edad. Sabella siempre había sido una mujer calculadora por naturaleza. Había acabado con sus enemigos uno a uno, nadie nunca encontró que ella fuera la culpable pues las muertes parecían naturales.

Así habían pasado diez años y ahora se casaría con Vinteri. La fortuna que ella tenía no era nada comparada con el marquesado de su prometido. Sin decir que a éste si lo deseaba y para ella eso estaba bien.

-¿Te gusta, querida? -Preguntó un joven que aún no había cumplido la veintena de edad mirándola con ojos embobados. Él no cabía de alegría cuando ella le propuso ser su amante, para él era un sueño que ella, una fina señora se fijara en alguien como él y había aceptado sin rechistar. Aveces se colaba en la recámara de la dama, pero ésta noche ella había venido a él a su cuarto en el ala de la servidumbre. él había estado asombrado y asustado de que los descubrieran, pero ella siempre era muy inteligente.

-Sí. Sí...

.....

Maximilien estaba terriblemente enfadado, le habían robado su caballo en la posada, no sabía donde estaba y no tenía más que caminar. Estaba tan enojado que no vió cuando un caballo se paró cerca de él en el camino. Era ella, apresar de lo que había pasado no sabía su nombre, solo sabía que le decían Bella. Ella le miró hacia abajo y le dijo:

-Puedo llevarlo a un camino donde pueda tomar un carruaje con dos condiciones.

-Aléjese, no quiero nada suyo.-Respondió este malhumorado. Estaba tentado de saber cuales eran esas condiciones pero su orgullo era mas poderoso. Ella como si no lo hubiese oído prosiguió:

-La primera es que usted me va a pedir disculpas y la segunda es que usted va a ir vendado de los ojos. ¿Estamos?

-Puedo ir yo solo. 

-Esta bien. Si llega la noche y  le ataca algún animal salvaje o le matan ladrones será muy asunto suyo, aunque claro también puede desfallecer de hambre y sed. -Dijo Eleanor como si no le preocupara en absoluto el destino del conde. Cuando le dijo todas esas cosas en la cabaña se había sentido herida y con sentimiento de pérdida cuando él se marchó, pero con su duro carácter  fácilmente pudo aceptar su culpa, aún así no quería que de Courcy supiera que estaban muy cerca de Vensurensi, así que optó por seguirlo. Durante dos horas esperó hasta que el se viera muy cansado y frustrado para aparecer delante de él. Así que se volteó dispuesta a alejarse cuando sintió la voz dura de conde a sus espaldas.

-Espera. Acepto... yo... lo siento, entiendo que tú.... debes... buscar un medio para sobrevivir. -Dijo Maximilien forzando su voz a salir, aunque no la perdonaba porque sabía quien era él y que le habían robado un medallón.

-Esta bien. Suba. -Maximilien subió al caballo detrás de ella mientras ella ponía un grueso pañuelo color crema como venda en los ojos y le advirtió que si intentaba cualquier cosa se las vería muy serias. Sin embargo para Max era un suplicio. Sin su vista, sus otros sentidos se agudizaban y sentir el trasero de ella cerca de su miembro era toda una tortura. Más aún cuando sus cuerpos se movían con los movimientos del caballo. 

Habían recorrido media hora y en un momento dado Max no pudo contenerse cuando el caballo estuvo a punto de tropezar empujándole hacia adelante y tocando con sus manos la cintura de ella en un toque tan intimo que ella de asombro no pudo contener al caballo. De furia ella empujó rápidamente el cuerpo de Maximilien hacia abajo cayendo ella arriba de él. Cuando él se quitó la venda de los ojos rápidamente. Ella apuntaba su noble garganta con un puñal. El mismo que había usado para asaltarle hacía días.

-No me vuelva a tocar.- Dijo enojada con el puñal muy cerca de su garganta que fácilmente podía hacerlo sangrar. 

-No lo haré. Yo creí que el caballo resbalaría, y usted me tiene vendado ¿que quiere que haga?. -Dijo Max en un vano intento de defenderse.

-Soy una excelente jinete así que usted no corre peligro milord .-Dijo la joven escupiendo las palabras.

Volvieron a montar hasta llegar a el camino. Maximilien sabía que ella lo llevaba por un camino más largo para despistarlo y que no supiera donde estaba la cabaña, lo que ella no sabía es que fácilmente el podía saber dónde estaban por la distancia y la dirección que habían recorrido.

Después de su hostil despedida Maximilien fué recogido por unos empleados de un señor de la provincia vecina que llevaban considerablemente el mismo tiempo a caballo que el que el pasó con la muchacha.  Marcus Vinteri su suegro.

......

Sabella se vistió con un hermoso vestido azul rey  y un peinado simple pero elegante porque su prometido vendría para invitarla a cabalgar. Normalmente esos paseos no eran solo para cabalgar. O tal vez sí, pero cabalgaban más que los caballos.

Se miró al espejo. Estaba radiante y hermosa. Nada impediría su casamiento con el marqués.

...

Obviamente lo que ella no sabía era que alguien había jurado destruir ese compromiso y por supuesto, lo lograría, haciendo de Sabella, su peor enemiga.

Nota de la autora: Hola. Gracias por leerme. Espero y les guste la historia. Dejen sus votitos. Gracias

Abby Darcy

LA LOBA VINTERIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora