Capítulo 13

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( Créditos a la imagen de portada a @_knbn_0728  en Twitter )


Faltaban un par de días para que se cumpliera el mes desde que Aphelios observó aquella epifanía cuando tocó esa roca proveniente de los cielos. Sett había entrenado lo suficiente para conocer los controles del mecha y Aphelios se encontraba más tranquilo y dispuesto a regresar a su estilo de vida una vez todo esto se acabara.

El viaje desde Nasharamae hasta Monte Targón iba a tomar un día entero viajando en el mecha a pie, ya que Sett no tuvo el tiempo suficiente para aprender completamente las funciones del mecha, en especial la función del vuelo, la cual era la lección más compleja y definitivamente no iba alcanzar el tiempo para ir a su próximo destino. Debido a esto, con un día de anticipación, Sett y Aphelios partieron de aquella base.

La despedida con el profesor Heimerdinger y Travis fue más difícil de lo que pensaban. Tanto Sett como Aphelios se habían acostumbrado a ese par de científicos en tan solo un mes y para ser honestos, nadie podía garantizar que pudieran volver a ver a Aphelios y que Sett ganara la batalla con vida, pues se trataba de su primer encuentro con un dragón y no estaban tan preparado como los otros cuatro pilotos.
Básicamente, aquel par iban al frente de la guerra y nada garantizaba la victoria sin sufrir pérdidas.


Por primera vez vieron a un Heimerdinger afectuoso en cuestión física. Entre sus pequeñas manos, sujetó las manos de Sett y Aphelios y, con esos ojos azules, deseó que ambos se cuidaran mutuamente y dieran su mayor esfuerzo por ganar sin perder a nadie. Y, por otro lado, Travis como siempre tan sensible estaba llorando casi a mares. Nunca había peleado, pero había presenciado los terrores que esparcían aquellos dragones cuando descendían de los cielos y por primera vez había hecho amigos, los cuales no deseaba perder y poder ver en un futuro.


Durante el viaje a Monte Targón, Sett pilotaba el mecha y Aphelios, permanecía sentado a un costado de Sett, observando la gran vista que se reflejaba desde el casco de aquel colosal.
En el trayecto no platicaron mucho, ambos tenían un mar de ideas en la cabeza y hacían su mayor esfuerzo por mantenerse concentrados para el ataque y hacían pequeñas paradas para que Sett pudiera descansar. La conexión entre piloto y mecha era agotadora luego de largas horas sin descansar y era en esos momentos en los que ambos aprovechaban para conversar de cualquier cosa y Sett hizo un comentario entre esas charlas que definitivamente conmovió a Aphelios.
Calibrum, Severum, Gravi... ¿tum? — En ese momento Sett parecía hablar consigo mismo y Aphelios volteaba a verlo curioso, pues había nombrado algunas de sus armas.
— Aquella noche en la ciudadela pude escuchar la voz de una mujer y esas fueron algunas de sus palabras, ¿qué es eso? — Cuestionaba Sett directamente.

Aphelios en ese momento estaba algo impresionado, no tanto por el hecho de que haya escuchado la voz de su hermana, sino el que recordara aquellos nombres.
— Bueno, ¿recuerdas lo que te dije aquella noche de la noctum y la magia de mi hermana? — Cuestionaba Aphelios y Sett asintió en respuesta.
— Calibrum, Severum, Gravitum, Infernum y Crescendum son los nombres de las cinco armas que mi hermana me envía. — Comentaba Aphelios tan natural, con mucha confianza frente a Sett.
— ¿Todas terminan con "um"? — Cuestionaba Sett y Aphelios sin poder resistirlo, liberaba una ligera risa mientras afirmaba con un simple "sí".
— Mh, es que he querido ponerle nombre a mi mecha y de pronto recordé aquellas palabras. —

En ese momento Sett y Aphelios hicieron un silencio de varios minutos, hasta que Sett finalmente rompió con este.
— ¡Ya sé!, ¿qué te parece "Eternum" ?, termina en "um" como tus armas. — Comentaba Sett con tanto entusiasmo, como si hubiera dado la idea del siglo.
Aphelios se sintió muy conmovido por aquella idea y tras una ligera sonrisa, respondió en voz tranquila.
— ¿Eternum?, un nombre imponente para un mecha. Suena muy bien. — Sett al escucharlo, alzó los puños a la altura de su cabeza como en son de victoria.
— Por cierto, hay algo que he querido hacer desde hace unos días. — Aphelios luego de ese comentario calló y Sett solamente se quedaba atento, esperando, hasta que Aphelios finalmente llevó una de sus manos a los cabellos rojizos del vastaya, principalmente para acariciar sus orejas.
— De verdad son suaves. — El ese momento Sett sintió un gran mar de emociones, no encontraba el modo correcto de reaccionar, pero el delicado tacto de aquel chico, calmaron el oleaje de emociones y terminó aceptando dócilmente aquellas caricias.    

[ ETERNUM ] (Sett x Aphelios)Where stories live. Discover now