[ ETERNUM ] (Sett x Aphelios)

Capítulo 12

Luego de que Sett finalmente aprobara aquella prueba, el entrenamiento ahora iba a ser un poco más riguroso. Por desgracia el maestro Jax estaba lejos para darle lecciones al novato, así que el profesor Heimerdinger y Travis fungieron como "maestros", mostrándole las habilidades y límites de aquel colosal de acero. Y desde luego, ahí estaba Aphelios con una tarea muy en específica, defender a Travis de los arranques impulsivos y altaneros de Sett.

Pasaron varios días, todos cumplían con sus labores especiales e inclusive Aphelios estaban tan cómodo en aquel lugar y con aquellas personas, que no supo en qué momento se le había olvidado su lugar de procedencia y la razón por la cual había emprendido aquel viaje. Había encontrado cosas maravillosas y aunque hubo días en los cuales caía en rutina, definitivamente no se comparaba a su vida insípida y rutinaria en Monte Targón.

Sin embargo, por desgracia una tarde en la que estaban reunidos los tres chicos y el profesor en su respectiva oficina, charlando de cosas sin mucho sentido, sus ojos percataron el brillo dorado del brazalete solari reposando en el estante de un librero. En ese preciso momento su tranquilidad y felicidad cayeron por los suelos, se sintió muy culpable de haber olvidado semejante detalle, de haber olvidado su lugar de origen y, sobre todo, hacía tiempo desde que no contactaba con su hermana.
Todos en ese lugar notaron cómo el gesto de Aphelios reflejaba una gran tristeza y se preocuparon al punto en que comenzaron a sofocarle preguntándole si se encontraba bien, hasta que el profesor tuvo que intervenir y pedirles a los otros dos que se retiraran un momento.

Quedando Heimerdinger a solas con Aphelios, tomó la oportunidad para hablar en serio con aquel chico. Más allá de hablar sobre la futura invasión de los dragones en Monte Targón, fue una sesión psicológica para Aphelios; estaba muy confundido y se sentía culpable por haber fallado de esa manera en su única misión de vida, pero afortunadamente, Aphelios no estaba solo y el profesor, aunque fuese un genio en la ciencia, su basta experiencia en la vida le brindaba los mejores consejos y palabras para aquellos jóvenes que pudieran perderse en el camino.

En la noche de ese mismo día, luego de haber pasado un largo rato con el profesor, Aphelios pudo sentirse mejor, pero no estaba preparado para ver a Sett en específico, ya que al pelirrojo se le había hecho la costumbre de dormir en la misma cama con Aphelios.
Esto hizo que mejor Aphelios pasara la noche en vela en la única terraza que aquella base tenía y pasar ese tiempo en compañía del astro en el cielo.

Por otro lado, Sett desde esa tarde en la oficina no estaba tranquilo. Había creado cierto lazo con aquel chico y cada que lo miraba mal, inevitablemente surgía la preocupación dentro de él. Y al ver que Aphelios no estaba esa noche en su habitación, su preocupación terminó por rebasar sus límites.

Enseguida fue al despacho del profesor para ver si Aphelios seguía en ese lugar, pero no pudo encontrarlo. Visitó cada uno de los lugares en los que "Phel" solía frecuentar y ningún rastro. Inclusive tuvo la vaga idea de visitar la ciudad para buscarlo, pero dudaba que el pelinegro saliera a esas horas en una ciudad con todos sus comercios cerrados. Recorrió el área de los dormitorios, el de pruebas, la sala de entrenamientos y nada. Sett en ese momento sintió que algo dentro de él le estrujaba y comenzó a sentirse sofocado, por lo cual decidió tomar un poco de aire fresco a la terraza. Y ahí estaba el chico, de pie y con sus manos sobre la barandilla a la orilla de esa área.

En ese momento Sett sintió un gran alivio, ese incómodo sentimiento de desesperación se esfumó e inclusive esa sensación de sofocarse se detuvo. Con calma se aproximaba a Aphelios y en silencio, se detuvo justo a su lado, inclusive colocaba las manos en la misma posición en que Aphelios las tenía.