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-¿No has pensado en que tal vez puedan ser reales?

-No, cuando vea uno podré creer, por ahora no.

-Ten mucho cuidado, Innie. Aunque sea deberías llevar un rosario, esas cosas los espantan, ¿no?

-Sí, supongo.

-Va, hablamos luego, ¿bueno? Me tengo que ir porque voy a salir con mis primos, ten un buen día.

-Diviértete, Lix.

Cerró la laptop.

Y otra vez el silencio reinó en toda la casa.

Los padres de Jeongin siempre llegaban a altas horas de la noche y a veces ni lo hacían. Simplemente se quedaban todo el día en el hospital. El menor ya se había acostumbrado a que fuera así, pero estos días había estado viviendo con los escándalos de Jisung y ahora se le era extraño que toda la casa estuviese en silencio.

Escuchó su estómago rugir y bajó a la cocina por algo de comer. Abrió la nevera para sacar mantequilla, jamón y queso. Haría algo simple para calmar su hambre. Colocó su delicioso sándwich en el microondas y le puso 30 segundos.

¡Ring!

Se dirigió a la sala y prendió el televisor para distraerse un rato mientras disfrutaba de su pan. Estuvo apunto de dormirse en el sofá, pero el sonido del timbre lo interrumpió obligándolo a levantarse de lo cómodo que estaba.

-¿Familia Yang?

-Sí, ¿necesita algo?

-Esto es para usted. -el muchacho le entregó una rosa, dejando confundido al castaño.-Y esto de acá debe ser para sus padres.

Al ver la enorme caja al lado del chico, supo que era algo referente a medicina. Otra vez sus padres se habían equivocado en poner la dirección, ya le había pasado una vez cuando vivía en Corea. Le habían llevado a casa como cuatro cajas pesadas de puros artefactos médicos en vez de haberlo dejado en el hospital.

Ahora lo que el menor se preguntaba, ¿cómo cargaría eso solo? Tal vez si lo dejaba ahí no habría problema porque después de todo, el vecindario respetaba las cosas ajenas.

-Si gusta puedo ayudarlo. -el menor asintió con una sonrisa, dos personas serían suficientes.-No se preocupe por eso. -agregó, cuando vio el ademán de acercarse del más bajo.

El chico cargó la caja como si estuviera llena de plumas sorprendiendo a Jeongin que lo único que pudo hacer fue abrir más la puerta principal para que el repartidor no chocara con nada y se le fuera mucho más fácil.

-¿Dónde lo dejo?

-Aquí está bien, gracias.

El repartidor tomó la rosa de las manos del menor y la colocó entre los cabellos contrarios para luego, acariciar suavemente el rostro de un confundido Jeongin.

-Así se ve mejor. -susurró.-Hueles dulce...

¿Dulce?

Dio un paso hacia atrás.

-D-disculpe, si eso es todo puede retirarse. Gracias... -dijo un poco nervioso por el comportamiento del chico.

vampire; hyuninWhere stories live. Discover now