Capitulo 8

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Ya habían pasado dos semanas desde que había mandado mi carta de admisión y todavía no tenia ninguna respuesta de parte de la universidad de Chicago. Tal vez era muy pronto para que me contestaran, pero a mi ya se me había echo una eternidad.

Las cosas en la escuela habían estado muy tranquilas, me refiero a que no había visto ni a Marcus, Siete o a Steven en la semana. Solo los vi una vez, estaban en la cafetería y al parecer se habían metido en problemas porque los tres estaban muy golpeados, pero el que mas golpes tenia era Siete.

Debajo de su ojo, había un gran moretón morado, haciendo que su lunar no se viera y su labio estaba hinchado y rojo. Marcus no tenia ningún signo de pelea en la cara, pero el constante toque de su mano en sus costillas dejaba en claro que le dolían y Steven, tenia una gran cortada en su mejilla. Estaban hablando muy serios, parecía que hablaban de cosas muy importantes porque a cada rato Steven volteaba a todos lados, cuidando de que nadie los escuchara.

Ese día logre dibujar otro boceto de los ojos de Siete, aunque no fue un sentimiento nuevo, pude ver cansancio alrededor de sus ojos, así que los dibuje, con todo y moretones. Después de eso ya no los volví a ver.

Ese mismo día, había escuchado sobre una pelea que había pasado. Pero al parecer no era una pelea que había surgido por una discusión, no, este era otro tipo de peleas. Les había preguntado a mis abuelos por si sabían algo, pero no tenían ninguna idea. Fue ahí donde me di cuenta de lo que hacían, peleas clandestinas.

Había intentado investigar un poco mas sobre estas, sin embargo no había conseguido ninguna nueva información, solo que se hacía en un lugar no muy lejos de Long Valley. Había escuchado a unas niñas en el baño decir que estaba a unos metros alejado de una gasolinera en el kilometro 23.

Pero lo que mas me sorprendió escuchar fue que Marcus, Siete y Steven habían participado. De ahí sus golpes. Al parecer participaban constantemente, por la forma de hablar sobre como se movía Siete arriba del ring. Hablaban de el como si fuera un experto.

Abrí la puerta de la casa de mía abuelos y entre. Otro viernes, encerrada en mi casa. Así podía pensar en alguna obra para mandarles, por si me contestaban.

_Abuelos, ya llegue.- Hable en la entrada, sin embargo no obtuve ninguna respuesta. Había olvidado que me dijeron en la mañana que iban a estar todo el día en la tienda, así que iba a estar sola. Todo el día.

Subí a mi habitación y me avente a la cama. Quería dormir, por un buen rato. Sin embargo el sonido que me había llegado un mensaje me hizo abrir los ojos. Mire mi computadora que se encontraba abierta en mi escritorio y vi la pantalla. Me acababa de llegar un mail.

Me levante rápido y vi que era de la universidad de Chicago, pero ¿No podía ser,  ¿como leyeron mi carta tan rápido, seguro les había llegado miles, por qué la mía? Me pregunte, sin embargo mi mente se quedo en blanco al recibir la respuesta.

Me habían aceptado, querían que les mandara una obra lo antes posible, para poder evaluar si valía la pena tener una entrevista con ellos o no.  tenía un día.

Abrí los ojos, no sabia que hacer, ¿festejar o ponerme a trabajar? Así que escogí la segunda opción, necesitaba que me dijeran que si querían la entrevista conmigo, eso querría decir que ya estoy casi dentro. Mejor festejo después.

Me levante rapidamente. Tome un lápiz una hoja de papel y comencé a trazar. No podía perder ningún minuto. Tenia el tiempo contado, si no se los mandaba para mañana, estaba acabada. Sabia que debía tener algo ya echo.

Negué con la cabeza, quejarme no me iba a ayudar en nada. Así que seguí con mi trabajo.

(...)

Seis horas y una gran pila de papel arrugada después, no había logrado nada. Todos los dibujos que hacia no eran los suficientemente buenos para mandárselos. Quería llorar. Me senté en mi cama y escondí mi cara entre mis manos. ¿Qué podía hacer?

Suspire profundo intentando no perder la calma, me levante y comencé a caminar por todo mi cuarto pensando en una solución.

Mire mi mochila y una idea se me vino a la mente. Me acerque rápidamente a mi mochila y saque mi cuaderno de dibujo. Lo abrí hasta encontrar los bocetos de los ojos de Siete. Tal vez estos me ayudaban.

Corrí hasta la impresora y comencé a escanearlos. Ya era muy tarde, estuve tanto tiempo encerrada, intentando hacer un buen trabajo, que no me di cuenta cuando habían llegado mis abuelos. Pero el sonido de platos en la planta baja me lo confirmaron.

Una vez estuvieron escaneados todos los dibujos, los acomode en un solo archivo, hice la ficha técnica y estaban listos para ser mandados. Adjunte el archivo y sin mas lo mande. Ya no había vuelta atrás.

Solo podía esperar a que les parecieran lo suficientemente buenos para aceptarme y no haber quedado como una completa estúpida.

Me quede acostada por unos minutos hasta que decidí darme una ducha, eso me iba a relajar.

Me levante para meterme en el baño, pero el sonido de otro mensaje llamo mi atención.

Vi mi computadora y mi corazón se paro. Me habían contestado.

Me apure en abrir el mensaje ilusiónala, pero mi sonrisa se borro al leer lo que ponía.

"Estamos conformes con su trabajo, la forma en la que logra reflejar los sentimientos a través de los ojos, es impactante. Sin embargo, no es suficiente para que ingrese a nuestra universidad. Le vamos a otorgar otra oportunidad. Tiene ocho meses, hasta el 5 de mayo para entregarnos la obra terminada. De no ser así, la solicitud será rechazada"

Atentamente Coordinación de admisión.

Querían que acabara la obra, pero ¿cómo? Siete no iba a dejar que me acercara a el y Marcus mucho menos. ¿Qué podía hacer?

Había sido una estúpida. ¿Por qué les mande esos dibujos?

Baje con mis abuelos y fui a abrazar a mi abuela en cuanto la vi.

_Cariño ¿Que tienes?- Pregunto mi abuela acariciando mi cabeza.

_Me aceptaron.- Susurre

_¿y por qué estas triste?- pregunto mi abuelo acercándose a mi.

_Les mande una obra que nunca podré terminar.- Dije desanimada.

_¿Por qué?- Preguntaron los dos confundidos.

_Porque me inspire en alguien que...-Intente explicar, pero no les podía decir a mis abuelos, que me había inspirado en alguien peligroso que me odiaba. - Solo, es complicado.

_Tara, te has esforzado mucho para conseguir que te aceptaran. Ahorita no puedes darte por vencida.-

Los voltee a ver dándome cuenta que tenían razón. No iba a darme por vencida. Iba a acabar mi obra. Pero para eso, necesitaba la ayuda de Marcus y mucha mas información.

_Mañana voy a necesitar hacer algo. ¿Tendrás la nueva dirección de Fiona?.- Le pregunte a mi abuela.

_Claro que si, te la apunto en un papel.

Le sonreí un poco mas animada.

No me iba a dar por vencida.

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Espero que les haya gustado ! Los quiero.

Maite-ev

Just one breathWhere stories live. Discover now