Capitulo 3

316 33 2
                                    

_La misa ha terminado, vayan con Dios.- hablo el padre despidiéndonos.

Mis abuelos se levantaron y yo los seguí hasta la salida de la iglesia. Vi a todas la gente a mi alrededor y no pude reconocer a nadie. Todos se saludaban felices, hablando sobre su día o sobre como estaban el resto de sus familias.

_Tara querida, ven.- me llamo mi abuela.

Planche mi vestido con las manos y me acerqué.

_Hola.- dije con una sonrisa incómoda.

_Ella es Fiona, fue nuestra vecina hace muchos años.- 

Fruncí el ceño unos segundos y recordé. Era la vecina de en frente. Solo vivían ella y su hijo, dos años más grande que yo. Pero aunque me llevara algunos años, a veces solíamos salir a jugar.

_Oh, hola.- la salude un poco más segura. Le extendí la mano y ella me la estrechó efusiva.

_Pero como has crecido, ya eres toda una señorita.-

_Si, nuestra Tara ya creció. ¿Cómo está tu hijo, no lograste que viniera? - hablo mi abuelo.

_No, tenía muchas cosas que hacer.- dijo con una mueca.

_Bueno, mándales un saludo de nuestra parte a el y a sus amigos.- sonrío mi abuela.

_Claro que si. Yo ya me tengo que ir, tengo que regresar al trabajo. Nos vemos el próximo domingo Miranda.- se despidió haciendo una cara que no pude descifrar.

_Un gusto en conocerte Tara. Tom. - dijo y se fue, sin darme tiempo a contestar nada.

Voltee a ver a mi abuelos intentando encontrar una explicación de lo que había pasado pero ellos ya estaban hablando con otras personas.

Mordí mi labio y comencé a caminar al rededor de toda la gente. Todos parecían muy amigables.

Estaba tan distraída que sin darme cuenta, choque contra una persona.

_Lo lamentó mucho.- le dije al señor muy avergonzada.

_Oh, no te preocupes linda. ¿Tu quien eres? No te había visto nunca por aquí.- dijo viéndome de pies a cabeza, dándome un escalofrío.

_Yo...- no pude acabar porque mi abuelo llegó detrás de mi.

_Buenos días señor Polar. ¿Que lo trae por aquí?.-

El señor quito los ojos de mi y los puso sobre mi abuelo.

_Pues vine a rezar un poco Tom, hoy es domingo. Tenemos que visitar la casa de Dios. - dijo con un tono que me hizo temblar.

El silencio reino por unos segundos, hasta que mi abuela llego.

_Señor Polar, que alegría verlo por aquí. ¿Viene a confesarse? -

_Algo así.-

_Pues vaya rápido con el padre, en unos minutos se va a ir a la ciudad y no regresa hasta mañana. Nosotros ya nos vamos, fue un gusto.- dijo mi abuela y sin más, me jalo de la mano alejándome de ese señor.

Voltee hacia atrás y vi como mi abuelo lo seguía enfrentando.

_Tom, vámonos. - le grito mi abuela.

Este se dio la vuelta y se acercó a nosotras.

_¿Que fue lo qué pasó ahí?.- pregunte viendo a mi abuelo totalmente confundida.

_Nada querida. Solo que es una persona a la que no deberías acercarte mucho. -

_Pero...- intente decir pero mi abuela me interrumpió.

Just one breathWhere stories live. Discover now