Capitulo 21

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Tara...

Las palabras se confundían en mi mente. ¿La respuesta correcta era la A o la B? No lo recordaba, sabía que lo había estudiado. Pero no lo recordaba.

Apunte la respuesta que se me hacía más lógica y luego de revisar todo el examen y asegurarme que había contestado todas las preguntas, me paré y le entregue el examen al profesor.

_Gracias Tamara. Toma asiento y en cuánto toque la campana puedes salir.-

Asentí hacia el profesor y volví a mi lugar.

Tome un trago de agua y saqué el libro que mi abuela me había dado en la mañana al ver mis ojos hinchados de tanto llorar. Decía que este libro me podría ayudar a distraerme para no pensar en mis papás. Porque si, le había mentido. Le había dicho que había estado llorando porque extrañaba a mis papás. Así que me regalo un libro que sabía hace mucho quería.

Comencé a leer intentado perder tiempo hasta que la campana sonara o todos mis compañeros acabaran sus exámenes.

La espera no fue mucha, cuando iba en la página diez la campana sonó y todos nos pudimos retirar. Guarde mis cosas y sin ver a nadie salí del salón.

Sabía que muchos de mis compañeros habían estado en la fiesta de ayer y me habían visto. Así que prefería evitar verlos para no ver sus miradas de burla.

Camine con paso perezoso hasta llegar a la cafetería de la escuela. Tome la charola e hice la fila para tomar mi almuerzo. Moría de hambre, sin embargo sabía que no iba a lograr comer, cómo no había logrado desayunar. Simplemente no había logrado tragar los huevos que mi abuela me había hecho. Por más que mi panza reclamara comida, no lograba pasarla.

Después de haber pagado el pequeño pastel de fresas y la manzana, camine hasta llegar a una mesa vacía.

Sentía todas las miradas en mi, pero no me detuve.

Después de sentarme, tome la manzana y le di una mordida. Saque mi libro y masticando lentamente logre tragar el pedazo de manzana.

Mi teléfono sonó indicando un mensaje de mi abuelo. Me pedía ir a la tienda luego de la escuela a recibir a los clientes, al parecer ellos tenían que ir a la ciudad y llegarían muy tarde.

Le escribí de vuelta diciéndole que estaba bien y seguí con mi lectura.

_Hola pequeña.- escuche a Marcus detrás de mi.

Lo voltee a ver en cuánto se sentó a mi lado y abrí mucho mis ojos al ver los moretones y la pequeña rajada que tenía al lado de su ojos.

_Dios mío, ¿estás bien? -

El solo se encogió de hombros y me sonrió tranquilizándome.

_Si, estoy bien. No te preocupes. Pero ¿tú cómo estás? -

Mi corazón se encogió y volví a comer mi manzana evitando hablar.

Me encogí de hombros y le sonreí con la comisura de mis labios.

_¿Lo has visto hoy ? -

_No, y mejor que sea así. Si lo vuelvo a ver voy a acabar lo que empecé ayer.

_No vale la pena.- susurre

Just one breathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora