Capitulo 2

355 31 0
                                    

_Señorita, despierte. El avión ya aterrizó. - Escuche la voz de un señor a mi lado.

Abrí los ojos y vi como todos estaban en fila, ansiosos por bajar.

_Muchas gracias.- le dije al señor mientras me levantaba para poder bajar con todos.

El solo asintió y comenzó a avanzar conforme la fila lo hacía.
Espere hasta que pude salir de los asientos y avancé hasta la puerta del avión.

Cuando salí, el viento caliente golpeó mi rostro. Sonreí al sentir el sol en mi cara, me encantaban los días soleados. En Londres casi todos los días del año estaba nublado, lo cual, aunque ya me había acostumbrado, no me gustaba nada.

Seguí a todas las personas intentando no perderme, ya quería ver a mis abuelos, no podía esperar un minuto más.
Llegue a donde estaban las maletas y una vez vi las mías, las agarre y crucé la puerta que decía salida. Levante la mirada y busque a mis abuelos entre todas esas personas que también esperaban por alguien.

Me moví un poco a la derecha, para no estorbar a los que iban saliendo. Seguí buscando y sonreí feliz al ver a mis abuelos en una esquina, con una cartulina que decía mi nombre, mientras me buscaban con la mirada.

Me acerqué a ellos corriendo y sus miradas se iluminaron cuando me reconocieron.

_¡Abuelos! Los extrañé mucho.- dije llegando hasta ellos.

Solté mis maletas y los abracé.

_Nosotros también te extrañamos cariño.- me dijo mi abuela con alegría.

_Pero como has crecido. Estás tan bonita. Las fotos que nos mandabas no logran resaltar tu belleza. - me dijo mi abuelo viéndome de lejos.

_Gracias. - le dije sin quitar la sonrisa de mi cara.

_Ten, te compramos unas flores.- me entrego mi abuelo.

Sonreí enternecida y las abracé a mi pecho.

_Gracias, veo que no se han olvidado que las gerberas son mis flores favoritas.- dije comenzando a caminar hacia la salida. Con una maleta en mano, ya que mi abuelo llevaba las otras dos.

_Como olvidarlo. Cuando eras pequeña siempre cortabas una del jardín para ponértela en el pelo. -

Reí al recordarlo. Mi abuela siempre me la acomodaba poniéndome un broche para que no se me cayera.

Llegamos hasta el coche y ayude a mi abuelo a guardar las maletas en el maletero.

_Pues hay que ponernos en marcha, es un largo viaje hacia Long Valley.

Nos subimos al coche y emprendimos el viaje.

(...)

Durante todo el camino, mis abuelos me habían contado que las cosas habían cambiado mucho en el pueblo.
Hace unos años, la familia "Polar" había llegado. Al parecer era una familia con mucho dinero. Pusieron restaurantes, supermercados, construyeron un centro comerciales, al igual que centros nocturnos.
Casi se habían adueñado de todo Long Valley.

También me contaron que tuvieron que cerrar su puesto de mermeladas en el mercado que siempre se ponía, lo quitaron para construir el centro comercial, a pesar de las quejas. Lo intentaron volver a poner, pero este no les funcionó, así que decidieron poner una tienda de antigüedades.

Cuando llegamos a la casa de mis abuelos mi corazón empezó a latir muy rápido. Estaba feliz, amaba esta casa, me hacía recordar cosas muy bonitas. Cómo cuando mi abuelo me construyó un columpio en el árbol, podía pasar horas columpiándome ahí. Lo mejor de todo es que ahí seguía, en el jardín delantero, con vista a toda la calle.

Corrí hacia el y sin pensarlo comencé a columpiarme.

_Veo que sigue resistiendo bastante bien ese columpio.- rio mi abuelo.

_Si, todavía aguanta mi peso.- dije sintiendo como el aire golpeaba mi cara.

_En unos momentos comemos, puedes hacer lo que tú quieras, recuerda que es tu casa.-

_Gracias abuela.- dije saltando del columpio y cayendo parada.

Ayude a mi abuelo a meter mis maletas y las subí hasta llegar a mi antigua habitación.

La abrí y entre. Deje mis maletas en la cama y comencé a analizar todo el cuarto. Seguía como lo recordaba, seguramente lo habían limpiado antes de que llegara. La cama estaba tendida, los muebles no tenían nada de polvo y mi mejor parte. La ventana que daba al jardín trasero era iluminada por el sol. Me acerqué y sonreí al ver el jardín lleno de flores. Tal y como lo recordaba.

Cuando mi abuela me llamo para comer, baje y me senté al lado de mi abuelo.

_Querida, mañana es domingo, nos gustaría mucho a tu abuelo y a mi que nos acompañaras a la iglesia y si quieres, de ahí podemos ir a que conozcas todo el pueblo o para que lo recuerdes.- dijo mi abuela mientras me servía la comida.

_Claro que si abuela, con mucho gusto.- dije saboreando la comida de mi abuela. Sin duda, la mejor cocinera.

_Gracias querida, y recuerda que el lunes empiezas clases. Tus libros y todo lo que necesitas ya están en tu cuarto. -

_Esta bien, muchas gracias abuelo.- dije intentando no pensar mucho en eso.

La comida pasó entre recuerdos y anécdotas. Me gustaba ver a mis abuelos tan bien, tan enamorados y felices.

Cuando acabamos, ayude a mi abuela a levantar la mesa y me fui a mi cuarto. Necesitaba dormir. Todavía no me acostumbraba al cambio de horario.

Cuando acabe de acomodar mis cosas, me puse la pijama y me acosté en la cama.

En dos días iba a empezar la escuela, tenía miedo, mucho. No lo podía negar. Pero no podía hacer otra cosa, intentaría hacer lo mismo que hice toda la vida. Sacar buenas calificaciones y ser invisible para todos los demás.

En un año me iría a la universidad, necesitaba ser la mejor.

Rodé en la cama hasta quedar boca abajo. Respire profundo y me tranquilice intentado dormir.

Mañana será otro día.

———————————————-
Gracias por leer ! Los quiero

Maite-Ev

Just one breathWhere stories live. Discover now