Capitulo 4

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_Adios cariño, que te vaya bien en tu primer día. Espero que hagas amigos.- me dijo mi abuelo feliz.

_Gracias abuelo. ¿Nos vemos aquí al final de las clases? - pregunte intentando cambiar de tema.

_Si, pasó por ti. - me sonrió

Le di un beso en la mejilla y baje del coche. Tome las correas de mi mochila con fuerza y comencé a caminar hacia la entrada de la escuela.

Mi paso era inseguro, pensaba que en cualquier minuto iba a tropezar. Mi respiración se aceleró y mis manos comenzaron a sudar. Entre por la puerta y me dirigí a la dirección sin ver a nadie.

Iba a ir por mis horarios, luego a la clase que me tocaba, tomaría el lugar más alejado que hubiera y no hablaría con nadie. Si, era un buen plan.

Camine con rapidez y llegue a la oficina.

_Hola, buenos días. Vengo por mis horarios. Soy nueva.- le dije a la secretaria

Ella me volteo a ver con su ceño fruncido y siguió escribiendo en la computadora.

_Tamara Folker. Nieta de Tom y Miranda. Aquí están tus horarios.-dijo extendiéndome un papel.

Lo tome y sonreí.

_Gracias.- dije para alejarme de ahí. Eso había sido rápido.

Una puerta donde tenía impreso "Director" en medio, se abrió, dejándome ver a el que parecía el director y al chico de ayer. Daven.

_No quiero que te metas en problemas. Solo te queda un año. No quiero que vuelvas a reprobar por faltas o por llamadas de atención.-

_Como digas.- dijo Daven seco. Saliendo de ahí, golpeando mi hombro con dureza y sin ningún cuidado.

Acaricié mi hombro y salí de ahí.

A través del pasillo logré ver su ancha espalda, alejándose cada vez más, quitando a todos los que estaban a su paso.

Mire la hoja entre mis manos y vi el salón que me tocaba, 6D, Matemáticas.

Camine por todo el corredor, hasta llegar al salón. Estaba vacío, así que me tome la libertad de tomar un asiento hasta el fondo y acomodarme ahí.

Luego de cinco minutos, el timbre sonó, haciendo que el salón se fuera llenando poco a poco. Nadie me noto y si lo hicieron, no me tomaron la más mínima importancia.

Mejor para mi.

(...)

Luego de cuatro largas horas de clases, decidí ir a comer algo. Moría de hambre y se me había olvidado el almuerzo en el coche de mi abuelo.

Camine hacia la cafetería y una vez  tuve lo que iba a comer, voltee a buscar algún lugar tranquilo en el que me pudiera sentar.

Camine hasta una mesa solitaria y me senté. Saque mi cuaderno de dibujo, lo abrí y acaricie el borde de mi libreta, donde se notaba que hojas habían sido arrancadas. Mordí mi labio y moví la cabeza intentando quitar los recuerdos de mi memoria. Pase a la ultima hoja, y acaricie los rayones que había echo. Cambie de hoja y me dispuse a dibujar lo que se me viniera a la cabeza, pero lo único que lograba ver eran los ojos azules y fríos de Daven.

Escondí mi rostro entre mis brazos frustrada. Ni siquiera había cruzado palabra con el y su recuerdo no salía de mi cabeza.

Debe ser por su atractivo, me atrae tanto fisicamente que lo he vuelto mi inspiración. Un tipo de musa, pero en masculino. Eso es, eso es lo que debe de ser.

Rendida comencé a dibujarlo o a intentar hacerlo. No tenia muy bien definidas sus facciones, necesitaba verlo de diferentes ángulos. Achique los ojos y saque la puntita de mi lengua concentrándome. Comencé a trazar hasta que un ruido me saco de mi concentración.

En medio de la cafetería se había creado una bola de personas, parecía que había una pelea. Me levante curiosa y me acerque para ver.

A empujones logre llegar hasta adelante logrando ver la escena completa. Daven estaba sobre otro chico golpeándolo, al parecer era un jugador de americano, porque todo el equipo intentaban quitar a Daven de encima, sin embargo solo recibían golpes.

_Siete detente.- Escuche decir a Marcus y Steven. Los mire confundida, ¿Siete?

Se acercaron a el, pero tampoco lograron separarlo. El chico parecía luchar, pero estaba totalmente atrapado. La sangre mancho mi campo de visión y no supe el momento en el que mis piernas avanzaron, haciendo que acabara sobre la espalda de Daven, intentando alejarlo de ahí.

_Detente, lo vas a matar.- Dije en su oido lo mas calmada que pude. Sentí como su espalda se tenso por completo. Mis manos estaban sobre su pecho, sintiendo su respiración agitada. Jure que me iba a aventar y me iba a hacer lo mismo que a aquel chico, sin embargo solo se levanto, junto conmigo. Se dio la vuelta y apretando mis brazos me separo de el.

Se me quedo viendo unos segundos, con la cara llena de enojo. Era una estúpida, ¿que acaba de hacer? Me iba a matar. Lagrimas comenzaron a salir de mis ojos sin ningún impedimento. Lo mire a los ojos y ahogue un grito al sentir como me acercaba a su duro pecho, haciendo que el mío doliera. Su cara estaba muy cerca de la mía y mi cuerpo comenzó a temblar, el aire me falto y me costaba cada vez mas respirar.

_Siete déjala.- Hablo Marcus muy cerca de nosotros.

Se acerco a nosotros y tomándolo del hombro hizo que la fuerza de Daven en mis brazos bajara. Acerco su rostro al mío y me susurro.

_No te vuelvas a acercar a mi.-

Asentí con miedo, me soltó y se alejo con sus amigos.

Me quede parada sin saber que hacer, voltee a ver a todos lados, la mirada de todos estaba en mi, haciéndome sentir insegura. Corrí hacia la mesa donde estaban mis cosas y salí de la cafetería. Necesitaba respirar.

Corrí hasta el baño y una vez ahí me encerré en un cubículo. Recargue las manos en las paredes de este y comencé a inhalar y exhalar. Cerré los ojos y me fui tranquilizando poco a poco. Me senté en el escusado y  respiré mas lento.

_¿Viste lo que paso en la cafetería?, que tonta la que se metió con Siete.- Dijo una voz chillona.

_No se quien es, pero estoy segura que cuando Siete la vuelva a ver no la va a dejar ir tan fácilmente. - Dijo otra haciéndome helar la sangre.

_Se lo merece por intentar llamar la atención de Siete. El es mío.-

Escuche la puerta cerrarse y el silencio volvió a reinar en el baño. Se habían ido.

Seguía sin entender lo que acababa de pasar. ¿Por que reaccioné así? Ademas, ¿ A que se referían las niñas que se acababan de ir?, ¿Por que le decían Siete a Daven?

Mi mente estaba dando vueltas. Mire mi cuaderno y mordí mi labio al ver el dibujo que había echo de los ojos de Daven. Estos no se parecían en nada a los que había visto hace rato. Los que vi estaban llenos de enojo, estos, simplemente no reflejaban nada.

Peine mi pelo hacia atrás y suspiré. Si quería pasar por desapercibida no lo había logrado, ni un poquito.

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Okay! Tres capítulos en un día. Estoy llena de inspiración y en verdad me gustaría mucho que les guste. Espero que con estos pocos capítulos ya se hayan enganchado lo suficiente para querer seguir leyendo.

Los quiero !
Maite-Ev

Just one breathWhere stories live. Discover now