Capítulo 11: Jocker

66 36 30
                                    

Empiezo a crear cientos de historias en mi cabeza, tratando de comprender el por qué no volvió a escribirme...

Pero días después cuando paso por la sala de arte, hay cientos de chicas doblando y pegando papelitos de distintos colores y tamaños, puedo ver que están muchas de mis compañeras, además de Lauren, Abril y... ¿Alex?

Ya había vuelto de su viaje y por alguna razón nos habíamos vuelto a encontrar.

Regreso a mi salón por Ulises y Mike para que vayan conmigo a ver lo que ocurre en la sala de arte ya que la entrega de trabajos se ha terminado desde hace unos días y no tiene sentido que ellas estén ahí adentro.

Cuando entramos a la sala hay más chicas de las que pensé, me acerco a preguntarle a mis compañeras para qué será todo eso.

Una de ellas me explicó que todas las chicas que están aquí era por haberse metido en problemas con la profesora de historia, y para acreditar sus puntos tenían que presentar una obra de arte enorme y original, hecha de papel reciclado.

Dicha escultura sería utilizada como decoración para nuestra ceremonia de clausura, y con eso quedarían libres y de esta forma obtendrían sus puntos para acreditar la materia.

Sabía perfectamente que Alex era una de las alumnas más sobresalientes en el Chastain, por lo que me era difícil relacionarla a ella con algún tipo de sanción...Me preguntaba, ¿Qué podría haber hecho Alex cómo para ser reprendida?

Al salir de la sala me encuentro con mi persona favorita quien viene justo hacia mí subiendo las escaleras. 

Tenía que aprovechar esa oportunidad para hablar con ella, no sabía si sería la última.

—Jocker, ¿Qué haces aquí, no me digas que estás castigado también?—Me cuestiona después de haberse sorprendido al verme, pude notarlo porque su respiración ha cambiado al acercarme, y casi instintivamente intenta esconder la pintura de spray que trae en las manos, probablemente la usará para pintar su obra final supongo.

—No, nada de eso, sólo que estaba algo aburrido y vine a ver si podía ayudar a las chicas en algo, pero ya voy de regreso a mi aula—Le indico y empiezo a tocarme el cabello, sintiendo mis mejillas arder. No puedo creer que esta conversación esté pasando y yo comienzo a ponerme nervioso.

—Creo que puedes ser lindo cuando te lo propones cabeza de sandía, ¿vendrás otra vez?—Me cuestiona y noto como intenta disimular una sonrisa, puedo escuchar cómo se acelera el latir de su corazón cuando me acerco más a ella.

—¿Acaso me has llamado cabeza de sandía?—La cuestiono llevándome una mano al pecho, fingiendo que me ha herido con su comentario.

Sin darme alguna explicación ante este nuevo apodo, vuelve su semblante hacia mi cabello, después hacia mis pies, para perderse entre mis ojos.

Me mira fijamente a los ojos como si intentara entrar en mi alma para intentar resolver sus propias teorías.

Ella me prestaba atención como yo quería, estaba en sus pensamientos y no quería salirme de ahí.

—¿Nos veremos todavía para el café?—La cuestiono casi sin respirar, y noto que estamos a muy pocos centímetros de tocarse su rostro con el mío.

Por esos pocos segundos recuerdo que el ruido a nuestro alrededor se esfumó, haciendo que pudiera escuchar su respiración y la sintonía que tenía con la mía.

—¿El café?... claro—Responde dirigiendo la mirada nuevamente hacia el largo pasillo.

—Ya pedí permiso con mis padres para salir ese día y aceptaron para que llegue un poco más tarde a casa, así que... sí iré contigo—Cuando termina la oración se escucha una voz detrás nuestro  llamando a Alex para volver con sus compañeras.

—Nos vemos el día que quedamos Alex, ¿a las 4 de la tarde en el parque te parece?—Le tomo la mano fuertemente en señal de que no quisiera que se fuera y después me alejo despidiéndome.

—Está bien, nos veremos allá, quizás tarde un poco más en llegar porque ese día estaremos decorando la recepción y pintando el cisne gigante que planeamos hacer para el adorno, pero ahí estaré cuando termine, lo prometo—Levanta la mano en señal de promesa, y se da la vuelta para marcharse. 

Cuando vuelvo mi mirada hacia ella, veo que se va brincando con la pintura de Sprite por todo el pasillo, se veía tan tierna, me hacía feliz saber que estaba así por mí.

Tengo ganas de contarle a mis amigos esto, pero si lo hago corro el riesgo de que alguien pueda arruinarlo en segundos, sobre todo porque todos pensaban que yo odiaba a Alex.

Y la última vez que hablé con Ulises, su comentario me hizo pensar que al igual que yo, él estaba interesado en Alex.

Entonces empiezo a planear todo lo que haré para que Alex quede fascinada con la cita que tendremos, quería que el lugar, la música y la comida fuesen perfectos para ese día, además de eso debía ser cauteloso para que nadie nos viese camino al café.

Sonaba tan emocionado que creo que nunca me había sentido así antes, temía arruinar esto por alguna razón ajena a nosotros. 

Quizás no todas las personas comprendan este punto, pero muchas veces cuando eres una persona muy conocida existe ese riesgo, aunque sea mínimo, a que más personas quieran saber de ti, vivir tu vida o incluso destruirla sin el menor remordimiento.

Que yo tuviese una relación pública traía consigo estos riesgos, incluyendo que Alex saliera lastimada por algún rumor que se crease para intentarla alejarla de mí. Eso sin tener en cuenta que, había más chicos en el instituto a los que les atraía Alex desde el primer día que llegó al instituto.

Todas las cosas brillantes, las más delicadas y bellas, suelen desvanecerse muy rápido y no vuelven jamás siendo lo que eran...

—¿Por qué creías que tus amigos dañarían tu relación con Alex, si nunca les contaste lo que sentías por ella?—Me cuestiona Bell mientras nos dirigimos a Proa para poder ver de cerca el hermoso paisaje que nos regalan las auroras boreales.

—Exactamente por eso—Digo soltando un gran suspiro,

—Ninguno de ellos sabía lo que había experimentado desde la primera vez que vi entrar a Alex por el instituto, sabían que en ninguna relación pasada me hubiese interesado hacer las cosas bienMe toco el cabello para tratar de calmar la ansiedad que estoy sintiendo dentro de mí cuando hablo de todos estos recuerdos. 

Nadie tenía la más mínima idea de que me había enamorado de Alex y Alex era prácticamente un afelpado peluche hecho por mi abuelita...sabía que arriesgaría a Alex si lo sabían—Le explico y siento cómo mi respiración se acelera poco a poco, temiendo que sea otro ataque de ansiedad.

Alex era de las mujeres más bellas que jamás existirán 2 veces, cualquiera estudiante del instituto lo sabía en su interior y cualquiera estaría encantado de tenerla en su vida, de tenerla como novia. 

No sólo era bella por fuera, la había llegado a conocer tan a fondo, que entendía perfectamente los escenarios de su vida.

Intentaba saber del inmenso iceberg que era Alex, que no notaba lo mucho que me sumergía en su profundo océano conforme me adentraba en su ser... 

—Jock, Jocker, ¿me escuchas?—Siento como alguien me sacude entre sus brazos.

—¡Un médico por favor! ¡necesitamos un médico aquí!—Se desespera dando gritos a su alrededor.   

—Jocker ¿puedes escucharme? quédate conmigo, vas a estar bien—Puedo escuchar a Bell casi a susurros y muy lejos de mí, mi vista se ha nublado y no tengo la fuerza en mi cuerpo para moverme, ni siquiera para respirar.

Siento que todo dentro de mí comienza a romperse del dolor y en cuestión de segundos todo se vuelve negro. 

¡Perdóname Alex! Perdóname mi amor! digo para mis adentros, sintiendo un cansancio que me obliga a quedarme dormido. 

. . .

BYLUR (Editando)Where stories live. Discover now