Capítulo 22: Escuchando a Alex Parte VI

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La vez que volví a ver a Jocker era el día que me había inscrito al servicio de la Cruz Roja, muchos compañeros me habían sugerido que fuese estudiante voluntario, ya que eso te permitía tener una mayor habilidad al momento de tratar con los pacientes y te ayudaba a practicar algunas técnicas quirúrgicas (principalmente a suturar).

Esa noche estaba agotada ya que días antes me había desvelado leyendo temas de microbiología y fisiología para mi examen de esta semana en la universidad.

No me molestaba leer, siempre fue de mis pasatiempos favoritos.
Muchas veces prefería quedarme en casa recostada en mi cama leyendo alguna novela después de haberme preparado un frappe de moka o sentada al lado de mi ventana escuchando algún audiolibro en youtube.

En ese entonces estaba terminando de leer 2 de mis libros favoritos: El sexy chico invisible y Boulevard.

Yo anhelaba algún día tener un final feliz con el chico que me gustaba, aunque era muy poco probable que ese final ocurriera en otro lugar que no fuese en libros o películas románticas.

Imaginaba que algún día alguien me escribiría una carta diciendo lo mucho que le importaba, soñaba con que me llevara a los lugares que no había conocido, que esa persona se desvelara por mí al hablar por el móvil, alguien que recuerda cada idea loca tuya.

Me encantaba la idea de que alguien estuviese enamorado de mí a escondidas, que se tomase el tiempo para saber mis gustos, que me escribiera en su diario o soñara conmigo antes de despertar anhelando verme en algún momento del día.

Había subido al bus ya muy noche y sentía mis párpados pesados conforme iba avanzando el camión, estaba sentada en los asientos del fondo, comenzaba a hacer frío así que me quité la mochila de la espalda y la puse en mi estómago, abrazándola con fuerza mientras me iba quedando dormida.

Me acurruqué hacia uno de mis hombros y recuerdo haber tenido un pequeño sueño donde acariciaba el cabello castaño de Jocker bajo la lluvia, sintiendo su mirada tan sexy y penetrante que surgía al tenerlo frente a mí.

Pero poco a poco él se esfumaba de mí lado, dejando una fuerte brisa con su marcha y haciéndome sollozar, deseando despertar ya de este sueño.

Sentía que las lágrimas me salían como cascada de los ojos, me dolía el hecho de pensar que ahora él podría encontrarse en cualquier parte del mundo.

Quiero soñar que me abrazas, soñar que por primera vez me besas y sostienes entre tus brazos. Quiero soñar que estás aquí conmigo y no a miles de kilómetros de distancia.
Quiero soñarlo y que al despertar pueda ser real, no imaginas cuánto deseo tenerte, al menos una vez, una sola vez me bastaría para no dejarte ir nunca.

Repetía estas palabras fuertemente en mi mente deseando despertar.

Cuando siento un fuerte golpe en mi trasero, ya que el bus se ha pasado un tope a muy alta velocidad y me ha hecho brincar del asiento tambaleándome hacia la persona que iba sentado a mi lado.

Me he quedado por unos segundos algo mareada, así que decido dejar la cabeza agachada sobre mi mochila un rato más en lo que las náuseas me desaparecen.

Pero al levantar mi rostro nuevamente, me encuentro con el chico al que golpee mientras me tambaleaba... Jocker!

Sentía mis mejillas arder y mis piernas ponerse débiles cuando veía de cerca sus ojos. Llevaba puesto el uniforme blanco, típico de un estudiante de medicina, pero algo tenía Jocker que hacía lucir aún más la vestimenta blanca.

Verlo a los ojos se había vuelto una necesidad mía, el efecto que estos provocaban en mí era tan intenso que en mi estómago no habían mariposas sino tornados rodeados de relámpagos.

Daría lo que fuese por repetir esa noche, no importa cuán tarde o peligroso fuera, volvería a tomar ese bus si con ello podía volver a verlo.
Pues había sido de las noches más mágicas que había tenido.

Era absolutamente un milagro, que entre miles de personas, de horas en el día, de buses en la ciudad, que a pesar de todo eso, pudiéramos coincidir en el mismo espacio él y yo.

En ese momento no dimensionaba lo que acontecería, que él y yo debíamos estar juntos, que era una señal para intentar algo más.

Cuando me acompañó a casa y después de estar varias horas platicando cualquiera podría deducir fácilmente que había una fuerte energía rodeandonos al estar cerca.

Esa noche le llamé a mi mejor amiga, quería contarle a detalle el encuentro que había tenido con Jocker. Sabía que Abril estaría igual o más emocional que yo al escucharme hablar de él.

Ambas creíamos que Jocker habría entrado a la escuela militar, ya que era uno de sus sueños que tenía en secreto. Después de hablar con él no quise preguntarle sobre este tema, ya que quizás había una muy buena razón para no haber ido.

Sigue estando igual de guapo? Sigue siendo tan lindo cuando está contigo?-Me cuestionaba Abril a través del móvil con mucha intriga.

Se ve mucho más lindo con la bata puesta, hace que resalte el color de sus ojos-Suspiro al terminar la frase, pues viene a mi mente el recuerdo de su rostro.

Qué más te dijo cuando volvió a verte? Me has despertado a esta hora y no me has dicho gran cosa, estoy emocionada de que al fin puedan verse, te dije que ese niño es para ti-Abril continúa hablando con emoción mientras yo giro en toda mi cama de la felicidad.

Nos encontramos en el bus cuando venía saliendo de la Cruz Roja, se sentó al lado mío cuando venía durmiendo y fue lo primero que vi al despertar. Me acompañó a casa y estuvimos horas hablando de todo lo que ocurrió después de la cita que habíamos planeado-Suelto un suspiro profundo y me acuesto con la cabeza flotando en el borde de la cama.

Te arrepientes de no haber ido a esa última cita? Honestamente creo que él lo ha entendido si le dijiste la razón por la cual no fuiste a verlo, Doria es inteligente, no te dejaría ir por plantarlo una vez-Abril se oye demasiado segura con su comentario, que decido creerle y pensar en la próxima vez que podré verlo.

Deseaba tanto ir ese día al parque, sentía que él me diría algo más, pero me estaba mudando a la ciudad y decidí pensar primero en mi universidad. Aunque mi corazón me gritaba que bajara del avión para correr a su lado-Le respondo a Abril sintiendo como mi corazón se estruja y comienzo a sentir un enorme nudo en la garganta.

Sé que tomaste la mejor decisión, porque gracias a eso ahora estamos en la universidad que siempre soñamos cumpliendo uno de nuestro sueños de los que tanto hablamos desde que nos conocimos en el instituto Chastain. Sé que estarán juntos porque así lo apuntan las cosas y en el peor de los casos, si no se queda a tu lado, yo estaré contigo siempre por algo soy tu mejor amiga-Responde con una voz confortante.

Y tenía razón, no podía estar completamente segura de que esto fuese a salir bien, pero sabía que si fracasaba, la tendría a ella para tirarme por horas comiendo helado y viendo películas.

Cualquier gota de miedo que haya tenido en esos momentos se había esfumado al escuchar las palabras de mi mejor amiga.

Y así fue como empezó todo esto, cada día Jocker solía escribirme un mensaje por las mañanas para saber si había desayunado y cuando llegaba a la universidad y al anochecer preguntando si había cenado y llegado a salvo a casa.

Poco a poco empezamos a hablar más horas del día.
Yo odiaba mensajear o utilizar palabras tiernas en mis textos, pero él hacía que me gustase mirar la pantalla de mi móvil recibiendo un mensaje suyo.

Teníamos tanto en común, más de lo que hubiese imaginado cuando recién lo conocí.
Nos gustaba la música electrónica, adorábamos las fresas y el café, nos encantaba usar nuestro lado sarcástico. Podría yo comenzar una oración y el sabría la forma exacta para completarla.

Me encantaba...

Me pregunto en qué momento de mi vida llegué a pensar que podía odiar a un ser que prácticamente era una versión mía transformado en varón.

Conocer la esencia de Jocker era tan placentero como ojear rápidamente un libro nuevo, sintiendo el aroma entrar a tus fosas nasales para querer repetirlo una y otra vez.

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BYLUR (Editando)Where stories live. Discover now