Capítulo 33: El Baile Real (Parte 3)

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Los reyes del mundo le tienen miedo a todo, se protegen de todo, hasta del amor, pero terminan haciendo trampas donde algún día caerán.

Y por esa noche fuimos los reyes.

Ella se acercaba poco a poco hasta donde me encontraba, cuando la tuve frente a mí podía verme perfectamente reflejado en las pupilas de Alex. 

Cualquiera que fuese la sensación en ese momento, estaba seguro que era mutua.

—¡Me encantan! Serán la pareja más radiante y adorable del baile—Se acerca Abril y nos abraza a ambos, soltando pequeñas risas. Sin duda alguna los 3 hacíamos una pequeña familia.

—Hagámonos una fotografía, para recordar esta noche por siempre—Exclama Alex y enciendo mi cámara, nos envolvemos en un abrazo los 3 y el flash nos ilumina el rostro por unos segundos. 

 —Ahora colóquense solo ustedes 2,muy bien... ahora ¡sonrían chicos!—Abril nos indica y Alex se acerca más a mí colocando una mano sobre mi abdomen y le correspondo el gesto tomándola de la cintura.

Abro la puerta para ayudarla a subir al auto, enciendo los faros y enseguida nos despedimos de Abril, recordándonos no consumir demasiado alcohol.

Llegamos a nuestro primer destino, una pequeña cafetería diseñada con paredes de cristal, y en la cual, su segundo piso estaba reservado para nosotros con una vista increíble a los lagos de la ciudad rodeada de faroles, ideado para recordarle nuestra primera cita.

Mientras conduzco en dirección al baile, siento la mano de Alex colocarse sobre la mía cuando tomo la palanca de cambios del auto, lanzándome una mirada que era difícil descifrar, pero sintiendo la calidez en su tacto.

Al entrar al estacionamiento pueden escucharse las puertas cerrarse de otros autos, las risas de los románticos dirigiéndose al palacio e incluso la música que se escapaba de los ventanales del salón de baile.

En el lugar había jardines que rodeaban una majestuosa fuente en forma de carreta, haciendo alusión a las grandes obras literarias basadas en aquella época, también había un estrecho pasillo a través de los jardines que llevaba a un quiosco decorado con flores y enredaderas.

Conforme nos acercábamos a las puertas del palacio, el lugar se iba iluminando y haciéndose más notoria la música a nuestro alrededor, dejándose ver las sombras de aquellos amantes bailando y otros más devorándose en caricias entre la penumbra de los jardines.

Cuando entramos al palacio entregamos nuestros pases dorados y Alex vuelve a sujetarse de mi brazo, y enseguida nos dirigimos a una pequeña barra para ordenar 2 piñas coladas.

Muevo mis hombros y pecho lentamente de lado a lado, atrayendo la atención de Alex, mientras ellas tomaba su bebida.  

—¿Qué haces?—Me cuestiona soltando una risa tímida.

—¿Crees que alguno de los que está aquí esté a mi nivel de baile?—Bromeo mientras empiezo a mover también la cadera y los pies al ritmo de la música a nuestro alrededor.

—No lo creo—Responde con una voz ronca observándome nuevamente de pies a cabeza.

—Vas a tener que explicarme lo que significa esa mirada, pues desde hace rato no dejas de enviármela—Le susurro al oído mientras le tomo la mano para acercarnos a la pista de baile.

Nos acercábamos al centro de la pista para ir al compás de la coreografía que ejecutaban el resto de los participantes. 

Me estaba gustando demasiado cómo me hacía sentir esta nueva experiencia. 

—Estoy agotada Jock, apenas siento los pies—Me explica señalando sus zapatillas.

—¿Quieres que nos marchemos?—Levanto la vista hasta cruzarme con la suya.

—Sí, me ha encantado disfrutar esto contigo, pero creo que debemos irnos—Me toma la mano indicándome la salida.

Caminábamos por los húmedos jardines, tomados de la mano sintiendo la mejilla de Alex reposada en mi hombro, con la luna a lo lejos iluminando el estacionamiento. 

Era poco más de media noche, pero aquel escenario permitía que aparentara ser más temprano.

—¿No prefieres que te cargue? esos zapatos te están atormentando—Me detengo por un instante y ella se gira a mí extendiéndome sus brazos en respuesta a mi propuesta.

—¡Vaya que ves muy distinto el mundo con 30 cm más de altura!—Responde con asombro después de inclinarme para que pudiera subirse a mi espalda, aferrándose a mi cuello y yo sujetando sus piernas por mi torso.

Cuando llegamos al auto recuerdo que nos hace falta una parada más para concluir nuestra noche de gala... El mirador de la ciudad, solía ser de mis lugares favoritos para cuando quería escapar de todos aquellos ruidos de la ciudad. 

Mientras manejaba se podía disfrutar cada vez más la luz de las estrellas que nos envolvían a lo largo de la autopista, dejando atrás los brillantes faros de la ciudad. 

—¿Dónde estamos ahora?—Me cuestiona Alex mientras se baja del auto cuando este se ha detenido en la espesa oscuridad.

—Quiero mostrarte algo, ven aquí—Le explico mientras enciendo las luces delanteras del auto y me acerco a ella extendiéndole mi mano.

—Esta es una de mis partes favoritas de la ciudad, estando aquí arriba uno suele olvidarse de los problemas, te concentras en las estrellas que tienes casi en la punta de los dedos, en la luna reflejándose en el agua y en la suave brisa que te hace olvidar que estás en la ciudad—Le explico mientras la rodeo con mis brazos.

—¿Venías mucho aquí?—Me cuestiona acercándose más a mi pecho.

—Solía venir aquí cuando me sentía solo en la ciudad, antes de conocer a Shawn...antes de volver a verte a ti—Le respondo y ella se gira hacia mí.

—Pero ya nunca estarás solo—Me sujeta las mejillas con ambas manos y después roza suavemente su nariz contra la mía.

—Y tú ya nunca tendrás que temerle a la oscuridad—Le susurro al oído mientras saco la caja pequeña de mi bolsillo.

Aquella caja contenía el obsequio de Alex. Sabía que éste obsequio jamás se lo quitaría sin importar dónde estuviese, estaría siempre con ella y si, en algún momento nos distanciábamos, éste la haría recordarme.

Era un liviano collar de plata, con una perla en forma de corazón, pero su significado era más especial que cualquiera de sus componentes de los que estuviese hecho. 

Pues la peculiaridad de este collar era que al estar expuesto a una densa oscuridad, éste encendería una luz brillante para iluminar perfectamente su entorno, eliminando cualquier sombra que estuviese a su alrededor.

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BYLUR (Editando)Where stories live. Discover now