Quiero llorar por ti

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N. de la A.: ¡Sean todos bienvenidos a un nuevo capítulo!

No quisiera redundar en excusas por mi ausencia, la verdad es que han pasado un montón de cosas en estas semanas. Pero ya estoy aquí, jamás me olvidaré de este fic, no lo duden ;)

Quiero dedicar este capítulo a mi amiga Saturnine Evenflow. Hay unas cuantas referencias a su precioso fic "A Moment Frozen In Time", no pude evitarlo. ¡Lo merece!

Disclaimer: Los personajes utilizados aquí son propiedad de Takehiko Inoue. ¡Gracias por dibujar y escribir una historia tan hermosa!

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Quiero llorar por ti.

—¿Te vas a comer eso, gordo? —preguntó Hanamichi, señalando con un dedo lo que quedaba de pollo agridulce al medio de la mesa.

—¡Claro que sí, es mío! —Y se lanzó a protegerlo abarcando el plato con ambos brazos.

Noma dejó caer la cabeza sobre la superficie de madera para reírse con toda la saña del universo. Ookusu ni siquiera pudo tragar lo que tenía en la boca y terminó escupiéndolo de forma nada elegante sobre su plato en el momento exacto que Hanamichi se vengó de Takamiya quitándole el platillo de salmón para engullir su contenido de un solo bocado.

—¡No! —chilló el injuriado.

—Eso te pasa por egoísta. —En cada vocablo salpicó un poco de alimento a la cara de su amigo.

—Pero Hanamichi, mastica la comida —le aconsejó Yohei, con dolor de estómago por tanto reír—, imagina que mañana en los periódicos la portada sea «joven pelirrojo, promesa del basquetbol, murió ahogado con salmón justo antes de iniciarse el Campeonato Nacional» —finalizó con ambas manos extendidas en dirección horizontal, como si realmente estuviera leyendo un cartel, y luego continuó carcajeándose con redoblado entusiasmo.

La cena se había desarrollado en la más absoluta calma hasta que llegó el consabido momento de pelear por los últimos bocados, batalla que Sakuragi y Takamiya desarrollaban casi como en una clásica película del oeste. Si se prestaba suficiente atención, era posible distinguir el sonido del viento atravesando el espacio entre medio de ambos jóvenes, que se miraban fijo a la espera de comprobar cuál de ellos se movería primero. Por lo general ganaba Takamiya... al menos en un principio, hasta que Hanamichi perdía la paciencia y la emprendía a cabezazos con él y quien se le pusiera al frente. Esa arma —la innegable dureza de su frente— jamás fallaba.

Hiroshima contaba con una gastronomía muy reconocida en Japón por su variedad de sabores, así que el Ejército de Sakuragi pidió comida casi sin límites considerando que entre ellos podían acabar con una ración destinada a alimentar un contingente de personas por semanas. La mesa rebosaba alimentos por doquier, especialmente aquellos salidos del mar, y Yohei tuvo que hacer de tripas corazón para ignorar la presencia de Okonomiyaki en la mesa, un platillo en el que casi veía la cara de Fujii dibujada entre el repollo y los demás ingredientes.

Al día siguiente, Hanamichi volvería a jugar nada más y nada menos que debutando en el Campeonato Nacional contra el equipo de Daiei, uno que se encontraba más abajo que ellos en la clasificación general. Por eso, el objetivo de todos durante la cena era animar a su líder pelirrojo y quitarle algo de tensión, pues no dudaban de que debía encontrarse muy nervioso luego de estar un año completo sin competir. Su último partido contra Sannoh fue legendario, y Hanamichi esperaba volver a encantar al público para mantenerlos cantando a su favor tanto como ser el hombre decisivo que le diera la victoria a su equipo.

Melodía de inviernoWhere stories live. Discover now