Estoy loco por ti

322 33 33
                                    

N. de la A.: ¡Sean muy bienvenidos a un nuevo capítulo!

Y una nueva montaña rusa emocional, hay que decirlo. Altos, bajos, giros, he llorado y reído con Sakuragi (y con Haruko también, lo crean o no).
Más comentarios al final. ¡Que comience la acción!

Disclaimer: Los personajes utilizados aquí son propiedad de Takehiko Inoue. ¡Gracias por dibujar y escribir una historia tan hermosa!

.

.

Estoy loco por ti.

—Rayos... Eso me sorprendió —susurró Takamiya muy bajito.

—«Haruko-san me gusta mucho...» —repitió Noma.

—¡Pensé que ese estúpido se había confesado! —exclamó Ookusu en voz queda.

—Yo también —concordó Fujii.

—«...el basquetbol» —citó Yohei, un poco enfadado—; se arrepintió a medio camino.

La receptora de aquel osado movimiento, Haruko Akagi, todavía se encontraba estática en el mismo lugar en donde Hanamichi había tomado sus hombros con fuerza. Ella también creyó que era una confesión y se asustó mucho, después Hanamichi aclaró que se refería al baloncesto y respiró un poco más aliviada, pero con un partido como el que disputaban contra Sannoh los nervios los tenía a flor de piel. No sabía qué pensar.

¿Realmente Sakuragi solo hizo referencia a su amor por el baloncesto? Porque si la quería como ella a Rukawa... eso explicaría ciertos comentarios que Matsui y Fujii le hicieron la noche anterior.

«—Ha pasado más de un año desde que te enamoraste de Rukawa-kun y todavía no has hecho ningún avance —señaló la de coletas en el cabello—. ¿Piensas seguir igual?

Haruko agachó la mirada. Aun no se decidía a admitir que el mes pasado, mientras lo observaba entrenar con los demás muchachos, comprendió que Rukawa solo pensaba en el basquetbol y nada más. Que hubiera un montón de chicas tras él no le importaba en lo más mínimo. Darse cuenta le había llenado los ojos de lágrimas, una reacción que se esforzó al máximo por esconder y lo logró... o eso creía, porque Fujii mencionó algo muy a la rápida sobre sus ojos. Como Haruko no le dio explicaciones, supuso que no quería hablar del tema y lo dejó estar, pero Matsui parecía resuelta a zanjar el asunto de una vez por todas. Allí, tendidas en los futones que la tía de Fujii había preparado para ellas, el silencio se volvió más y más tenso hasta que Haruko disipó un poco la tirantez con una exhalación lenta.

—Supongo que no puedo pasarme toda la preparatoria admirándolo a la distancia. —Elaboró una pausa—. Pero... lo cierto es que tampoco tengo el valor suficiente como para confesarle mis sentimientos. Me rechazará si lo hago.

—¿Por qué estás tan segura? —le preguntó Fujii, que coincidía con su apreciación, pero no se lo iba a decir porque la quería muchísimo y no deseaba causarle más dolor.

—Es evidente que no le interesa ninguna chica. Supe que Ishimori-san (ya saben, la más bonita de segundo año) lo esperó fuera del gimnasio para declararse y Rukawa-kun pasó por su lado como si nada. Ni siquiera se detuvo a escucharla.

—Rukawa-kun es un témpano de hielo —arguyó Matsui con cierto desagrado—, en verdad no entiendo cómo un tipo así puede gustarte tanto, Haruko.

La aludida sonrió tristemente y se acomodó el cabello detrás de la oreja. Matsui entrecerró los ojos evaluando el gesto nervioso.

—No me digas que, cuando te cortaste el cabello, lo hiciste por él [1]—elucubró de mala gana. Fujii abrió la boca sorprendida.

Melodía de inviernoWhere stories live. Discover now